LUNES 22 DE MAYO DE 2000
Ť Los cambios hasta ahora ocurridos, gracias a factores sociales, sostiene
Fuentes: la democracia no se concede desde arriba; se gana desde abajo
Ť Presentó en Hamburgo la traducción al alemán de su novela Los años con Laura Díaz
Alia Lira Hartmann, corresponsal, Hamburgo, 21 de mayo Ť Ante la abarrotada sala de la Literaturhaus en Hamburgo se presentó ayer Carlos Fuentes para dar a conocer la traducción al alemán de Los años con Laura Díaz. Fue una velada agradable, una fiesta, como él la definió, en la que se leyeron pasajes de su novela en ese idioma, seguidos por una lectura del propio autor en español.
Firmó libros tanto en español como en alemán, la comunidad mexicana que reside en Hamburgo, y venida también de otros lugares de este país europeo, cargó con cuantas obras de Carlos Fuentes tenía en casa, otros se apresuraban a comprar los que en ese momento se ofrecían; el escritor no sólo dio autógrafos, sino que también charló con los más de 250 asistentes.
La promoción en Hamburgo es la penúltima de una serie de presentaciones que en días pasados se realizaron en Zurich, Munich, Colonia y que concluirá en Berlín.
El recorrido por la historia contemporánea de México que de la mano de la figura de Laura Díaz se presenta en la novela propició, la aparentemente inevitable incursión en el tema de la política mexicana.
A la pregunta de La Jornada sobre cuánto tiempo más tendríamos que seguir esperando los mexicanos para un verdadero cambio en la cultura política, para que esa cultura de la chapuza, como él la definió, fuera superada -tomando en cuenta sus recientes declaraciones de que una cultura política no se improvisa-, el escritor expresó que no sólo la cultura política, sino que tampoco la tradición en México es posible improvisarla.
"La tradición de México es una tradición autoritaria, no democrática, desde los emperadores aztecas, los virreyes españoles, los gobiernos republicanos del siglo XIX, quizá con excepción de Juárez, los gobiernos del siglo XX, quizá con la excepción de Madero, que así le fue, todos han sido gobiernos de tipo autoritario".
Enseguida, afirmó que los cambios hasta ahora ocurridos han sido movidos por factores sociales, siendo el primero de ellos la educación, seguido por la conciencia de la cultura.
"Pero también a partir de factores negativos como son la pobreza, el afán de encontrar trabajo, de tener salarios mejores, organizar la lucha social, la lucha partidista, pues debo tener un grado de optimismo respecto al futuro de la democracia en México".
Enfatizó los avances que en los últimos años se han venido logrando, cambios que, dijo, hubieran sido inconcebibles hace 20 años. "Pero la manera de mantenerlo es profundizar esa cultura democrática, es decir, hacer una lucha desde la base, la democracia no se concede desde arriba, se gana desde abajo y hay que ganarla en las luchas sociales, desde las aldeas de México, desde las escuelas de México es dónde se van dando estas luchas para llegar a una democracia que no será perfecta". Aseguró, sin embargo, no conocer democracia perfecta en el mundo. Para deleite de los asistentes, Carlos Fuentes se explayó en su respuesta, continuó exponiendo sobre lo que significa la izquierda en el siglo XXI, una cuestión crítica, consideró, no sólo para México sino para el mundo.
"En Los años con Laura Díaz se trata este problema, sobre todo después de la caída del muro de Berlín, el fin de la guerra fría, parece haber un desconcierto total en las filas de lo que era la izquierda anteriormente; muchas ilusiones se han roto, muchas esperanzas se han perdido y sin embargo yo creo que hoy más que nunca es importante tener una izquierda en el mundo", insistió el mexicano.
Un mercado sin control conducirá a una especie de darwinismo global
Continuó entonces: "estamos viviendo en un mundo en el que se está creando el mito de que el mercado se maneja por sí solo, que la política sobra, que el estado sobra, que el mercado sin trabas nos traerá los beneficios y felicidades de la tierra, yo no creo que esto sea así, yo creo que un mercado incontrolado conduce a una creciente disparidad social, conduce a una especie de darwinismo global, en el que sólo las naciones más adelantadas y dentro de ellas las compañías más poderosas son las que avanzas a una velocidad que nadie puede alcanzar, por ejemplo, atrás, a la inmensa mayoría de la humanidad, incluso dentro de los países más desarrollados".
El escritor mexicano citó una serie de cifras proporcionadas por el partido socialista sueco, como que las necesidades básicas de salud y de educación en lo que se llama el tercer mundo, serían resueltas con una inversión de 12 o 13 mil millones de dólares, siendo que sólo en helados, en ice cream los europeos se gastan al año 11 mil millones de dólares, y 13 mil millones de dólares invierten los americanos al año en la compra de cosméticos.
Otro dato que Fuentes recordaba era el precio de un avión de caza de una fuerza aérea latinoamericana, que probablemente jamás tendría utilidad, cuesta el equivalente a 80 millones de libros de texto.
"Es un mundo de enorme injusticia, de enorme disparidad, de un mundo que necesita una fuerza política, en la que los que miran de frente a la injusticia, en la que los que viven en el desamparo, los que viven en la marginación encuentren un espacio político que los represente, un espacio político desde el cual manifestarse, y esa es la función de la izquierda del siglo XXI", agregó el autor de La región más transparente.
Con una acalorada y larga ovación, Carlos Fuentes se despidió de Hamburgo, desde donde, según su novela, salió Felipe Kelsen, abuelo alemán de Laura Díaz, con rumbo a México.