DOMINGO 21 DE MAYO DE 2000
* Angeles González Gamio *
Historia, Ƒpara qué?
Corría el año de 1919, cuando se reunieron un grupo de ilustres amantes de la historia, para dar nacimiento a la Academia Mexicana de la Historia, correspondiente a la Real de Madrid. Este hecho cristalizó alrededor de 100 años de esfuerzos, en los que se había intentado fundar dicha institución, pero circunstancias diversas; los avatares políticos y el antihispanismo de algunos historiadores, entre otras, hicieron que en varias ocasiones el intento fracasara. Al conocer los nombres de los fundadores, se hace evidente que la academia "nació con el pie derecho" y en el momento oportuno: Luis González Obregón, Jesús Galindo y Villa, Mariano Cuevas, Luis García Pimentel, Manuel Romero de Terreros, marqués de San Francisco, Jesús García Gutiérrez, Francisco A. de Icaza y Juan Iguiniz.
Claro que su vida no fue fácil; sin una sede propia, sin presupuesto fijo, tuvo altas y bajas. Una buena época fue cuando estuvo al frente don Atanasio Sarabia, quien como funcionario del Banco Nacional de México logró que esta institución proporcionara el financiamiento para construir un edificio propio y darse el lujo de adquirir una hermosa fachada virreinal de tezontle avinado, decorado con fina chiluca; la construcción perteneció a un palacio virreinal, ubicado en la calle de Capuchinas (hoy Venustiano Carranza), que se dice fue construido por el extraordinario arquitecto Lorenzo Rodríguez, autor del Sagrario de la Catedral, de la iglesia de la Santísima y del palacio del conde de San Bartolomé de Xala, maravilla barroca que se encuentra en estado lamentable, por la incuria y desinterés de los propietarios.
Afortunadamente parte del otro inmueble tuvo suerte y fue a parar felizmente a la Academia Mexicana de la Historia, que la estrenó con solemne ceremonia en diciembre de 1953. Esta pieza arquitectónica se puede admirar en la linda plaza Carlos Pacheco número 21, en el antiguo barrio de San Juan, en las cercanías de la Alameda Central, por lo que seguramente será un sitio estratégico cuando ese rumbo reviva, dentro del dilatado y ambicioso Plan Alameda, que por fin ya se inició con la edificación de un gran hotel en donde estuvo el célebre Del Prado y con la remodelación del edificio art-deco de la antigua Estación de Bomberos, para alojar el Museo Nacional de Arte Popular.
En cuanto a los objetivos, que es "lo mero principal", la Academia lleva a cabo trabajos de investigación dentro de las diversas ramas de la historia de México, fomenta y propaga los estudios históricos realizados por los académicos, así como por otros historiadores y contribuye a la conservación del patrimonio cultural de México; en particular ayuda a salvaguardar los edificios, museos, bibliotecas, documentos y demás testimonios valiosos del pasado. Esto lo llevan a cabo 30 académicos especialistas en las distintas ramas del saber histórico. Es interesante saber que siete de ellos son de estados de la República. A lo largo de su vida, la Academia ha acogido en su seno a muchos de los historiadores más relevantes de México y a varios del extranjero como corresponsales; además de los fundadores, podemos citar a Ignacio Bernal, Alfonso Caso, Francisco de la Maza, Manuel Toussaint, Vito Alessio Robles, Pablo Martínez del Río, Rafael García Granados y Justino Fernández, por mencionar a unos cuantos.
La información sobre los miembros y la vida de la Academia, se encuentra en una excelente obra que coordinó la historiadora Josefina Zoraida Vázquez, con motivo del 75 aniversario del nacimiento de la noble institución.
Actualmente cuenta con una dirección de lujo, ya que la preside Miguel León-Portilla, y como secretaria funge Gisela von Wobeser, la tesorera es Josefina Vázquez y el censor Andrés Lira, todos ellos historiadores de excelencia.
El año pasado organizaron un ciclo de conferencias que tuvo tal éxito, que decenas de personas tuvieron que escucharlas desde la plaza.
Para nuestro beneplácito, esta semana comienza un nuevo ciclo con el sugerente título: Historia Ƒpara qué? Se va a llevar a cabo todos los miércoles a partir del 24 de mayo, hasta el 19 de julio; entre los conferencistas se encuentran el propio León- Portilla, Gisela y Andrés Lira, Eduardo Matos, Josefina Zoraida Vázquez, Elisa Vargas Lugo, Josefina Muriel, Alvaro Matute y Enrique Krauze; difícilmente podía haber algo mejor.
Después de la conferencia una buena opción para cenar es el bar La Opera, en el número 10 de la avenida 5 de Mayo. La comida es tipo español, pero el encanto principal del sitio, que originalmente fue café y pastelería, es su yesería rococó, enormes espejos dorados, cortinajes rojos y la soberbia barra de madera oscura, bellamente tallada.
Muy recomendables, los caracolitos en chipotle. Si el presupuesto está corto, a un lado se encuentra el café de chinos La Popular, amplio recinto que tiene un menú tan vasto como económico. Tiene la enorme gracia de tener šnatas!, lo que permite revivir ese gozo que muchos tuvimos en la infancia, al degustar una concha con nata y una ligera capita de azúcar, experiencia sublime, desconocida para las actuales generaciones de leche ultrapasteurizada en envase de cartón.