DOMINGO 21 DE MAYO DE 2000

 


* Antonio Gershenson *

Gas: compramos caro y vendemos menos

Se publicó, en estas páginas, una interesante información en el sentido de que, mientras bajan de manera importante las exportaciones de gas natural, las importaciones han subido casi al doble en valor, en un año. Es conveniente analizar de dónde proviene esta situación.

Por un lado, tenemos problemas debido a que la producción interna, como se había previsto en este espacio, no alcanza para satisfacer la creciente demanda de este energético en el país. Este gas tiene ventajas, pero se ha exagerado la promoción de su uso sin control ni medida: casi toda la nueva capacidad instalada de generación de electricidad, concesiones para gasoductos y otros estímulos hubieran requerido de una capacidad creciente de producción de gas que no tenemos.

Lo que aumenta la producción de gas en el norte, disminuye en el sur y en las regiones marinas, de donde proviene el grueso de la producción actual. En total, la producción está estancada mientras que la demanda se dispara. Las reservas probadas de gas natural en las regiones marinas han caído a niveles peligrosamente bajos.

Pero, además, está el problema de los precios. El costo interno del gas toma como base "los cambios en los precios del Houston Ship Channel, que reflejan la evolución internacional de los precios del gas en un mercado relevante para el gas mexicano" (Directiva de la Comisión Reguladora de Energía DIR-GAS-001-1996). Por ello, la misma comisión "utilizará, como mercado de referencia internacional, las cotizaciones del gas registradas en el Houston Ship Channel".

El precio del gas natural tiene su propia dinámica y sus propias leyes de comportamiento, pero al mismo tiempo recibe la influencia del precio del petróleo crudo. Esto se debe a que una parte no despreciable de las instalaciones que consumen gas natural puede usar también derivados del crudo como el combustóleo y el diesel, por ejemplo. Si el petróleo sube mucho de precio, quienes operan estas instalaciones dejarán de usarlo para quemar puro gas, cuya demanda aumentará por esa razón. Como la producción no podrá aumentar repentinamente, la relativa escasez hará subir, también, el costo de este gas. Ese precio ya tenía una tendencia ascendente, pero ésta se acentúa con el aumento de los precios petroleros.

Por ejemplo, el valor promedio del gas natural para grandes cargamentos en el mencionado Canal de Houston pasó de 1.68 dólares por millar de pies cúbicos en marzo de 1999, a 2.65 dólares en marzo pasado y a 3.15 dólares en mayo de 2000. Casi al doble. El precio promedio de las exportaciones de Pemex pasó de 1.65 dólares en marzo del año pasado a 2.66 y, dado que la diferencia con el precio externo de referencia es mínima, podemos estimar que para mayo será de unos 3.15 dólares por millar de pies cúbicos.

No sería muy raro que el precio de las exportaciones mexicanas sea similar al de referencia del mercado al que se dirigen. Pero las importaciones se pagan a un precio más alto. De 1.81 dólares en marzo de 1999, pasaron a 3.35 dólares en marzo de este año y, en mayo, andarán en los 3.94 dólares si la relación se mantiene. El sobreprecio pagado sobre el costo del Canal de Houston pasó de 10 por ciento en marzo de 1999 a 25 por ciento en marzo de 2000.

En cuanto al volumen, en millones de pies cúbicos, efectivamente el de las importaciones ha aumentado en promedio. El de las exportaciones, se ha desplomado a medida que la producción nacional se hace insuficiente para cubrir la demanda interna. De 346 millones en el primer trimestre de 1999, llegaron a sólo 121.5 millones, menos de la mitad en volumen. La baja en dinero no fue tan fuerte por el aumento general de los precios del gas. Cuando éste estaba barato vendíamos más, ahora que está caro vendemos menos, compramos más, pagamos más caro por el precio del mercado y pagamos más sobreprecio por encima del precio del mercado. Genial. Gracias a la falta de previsión y de planeación, y a la esperanza en que el mercado se va a encargar de resolver los problemas.