JUEVES 18 DE MAYO DE 2000

ƑIzquierda o ''izquierdas''?

 

* Adolfo Sánchez Rebolledo *

Es difícil llamarse de izquierda y, al mismo tiempo, convalidar con el silencio los métodos de una banda fascistoide. Pero eso, exactamente, es lo que está ocurriendo. Se dejan pasar como si fueran las cosas más naturales del mundo, las peores muestras de irracionalidad, las calumnias; las infamias más grotescas se difunden sin pedir pruebas; subsiste, en fin, una visión de la política que todo lo reduce al estercolario de la corrupción.

ƑCómo se puede considerar "de izquierda social" esa mezcla de victimismo e intolerancia que se expresa en el antiautoritarismo autoritario de los nuevos enfermos, que se extiende hacia todos los campos, desde la educación hasta la política? ƑCómo se dice de izquierda la crítica intelectual cuando ésta se reduce a una concepción de la cultura calcada de los antiguos manuales estalinistas llevados por la revolución cultural de Mao hasta el delirio más insoportable?

En realidad se trata de posturas totalitarias, incapaces de asumir que el pluralismo también corresponde a la izquierda.

Pensar en el futuro exige que la izquierda se vea reflejada en el espejo de sus aciertos y contradicciones. Y eso supone un cambio de actitud ante la diversidad. La izquierda vive conflictivamente sus diferencias; no las reconoce ni las canaliza mediante el debate político.

Ese es el problema. Aquí, el desacuerdo es traición... A diferencia de lo que pasa en otros países democráticos, en México el pluralismo en la izquierda está prohibido, es una dolencia mortal inoculada por el enemigo. Aquí no existen "las izquierdas", así en plural, sino una Izquierda mítica, eternamente dividida y confrontada, dispuesta a "todas las formas de lucha", sin una propuesta capaz de ofrecer una alternativa tangible a la ciudadanía. Bajo el discurso democrático sobreviven las mismas obsesiones monopartidistas que envilecieron al socialismo real.

La riqueza de su propia diversidad se vuelve en un arma contra sí misma. ƑNo es hora de rechazar la idea de que toda la izquierda tiene que caber en el saco del partido único, idea que aún late en el corazón democrático de una cierta izquierda radical?

La izquierda mexicana, que ha sido la primera en combatir con enormes sacrificios humanos el despotismo político, no ha tenido la misma eficacia para ofrecer una propuesta moral e intelectual propia, una opción libertaria "no contestataria", sustentada en el reconocimiento del derecho de los otros y la negación de la desigualdad.

Pero eso no es casualidad, pues no obstante los cambios registrados en la sociedad actual, una izquierda formada en la doble tradición autoritaria del marxismo-leninismo y el priísmo revolucionario no puede ofrecer más que refritos de sus viejas posiciones ideológicas.

Urge pues un cambio. Ya no basta, lo estamos viendo con la cargada hacia Fox, la línea tendida por la polarización para definir a la izquierda, pero si no se discute con seriedad y responsabilidad qué sigue al 2 de julio, entonces la desbandada que ya se registra en los flancos del Partido de la Revolución Democrática puede convertirse en una grave crisis.

Urge reconocer que existen nuevos problemas, admitir que el mundo ha cambiado, que los viejos temas de la igualdad se presentan bajo formas y en contextos muy diferentes. No se puede avanzar a la izquierda si se mantiene la desconfianza absoluta hacia la democracia "formal" que una buena parte no ha superado nunca.

No será posible iniciar el debate que hace falta mientras la izquierda no acepte su diversidad y no ponga en la picota aquellas acciones fascistoides que la desnaturalizan moral y políticamente. *