La Jornada miércoles 17 de mayo de 2000

Marco Rascón
El beso

Explicado científicamente y con delicadeza, el nuevo PRI es como el sabor de pasta dental después de haber vomitado. El nuevo PRI es un aire viejo y corrompido, sabor a dulce con náusea que se cree aliento fresco y ofrece un beso.

Pero, como hay rechazo, ese nuevo PRI ya se decidió por la fuerza del fraude y ha construido alianzas que privilegian la "gobernabilidad" a la democracia, y llaman a pactar antes que llegue el voto popular y las elecciones. Lamentable fue corresponder al beso priísta con la carta de los intelectuales ante la incertidumbre electoral, cuando ya asoman la maquinación priísta y una nueva operación de Estado para defraudar y tener otro usurpador en la Presidencia. Lamentable es llamar ahora contra la resistencia futura y aceptar acríticamente los resultados, esperando una legitimación "con hechos", como decía Luis H. Alvarez, o, en espera de la modernidad, como demandaba Octavio Paz a favor del usurpador Salinas.

Cuando al nuevo PRI ya ni las encuestas le favorecen, responde con lo que vimos en 1988 y en 1994: calumnias, amenazas, negociaciones secretas, alianzas espurias con partidos, complicidades y razones de Estado. A los que llaman a la gobernabilidad no les preocupa el fraude, sino que el fraude no logre, con su beso podrido, legitimar a Labastida. A estas horas el nuevo PRI ya no busca votos, sino pactos y acuerdos, con partidos y candidatos, para asegurarse en el poder seis años más, y más que prepararse para las urnas, se apresta para contener las expectativas, generar abstencionismo y sofocar una decisión contra el régimen.

Ese mismo PRI besaba hace muy poco a Fox contra Cárdenas. Mientras en el DF cada incidente de tránsito era, según los noticieros de Tv Azteca y Televisa, demostración de incapacidad para gobernar, mientras que Guanajuato era un estado apacible y tenía un gobernador ejemplar. Los primeros que cayeron en el ardid publicitario fueron los grupos que dirigen el PRD. Desesperados se fueron a buscar una alianza con el PAN ƑAlguien guarda una foto de la escalerita de la transición en la casa de Diego Fernández de Cevallos, en la que los ingenuos perredistas se peleaban por salir, ofertando desde entonces la candidatura de Cárdenas?

Como el nuevo PRI es una minoría política irreversible, los ataques priístas contra Cárdenas hicieron crecer a Fox y la derecha. Cuando el peligro de la derrota se hace realidad, desde Gobernación se reinventa "el fraude patriótico" para detener a la derecha panista, su vieja aliada, que reclama la herencia como viuda.

En el caso de Porfirio Muñoz Ledo, el beso se convirtió en mordida y no precisamente de cariño. Lo "atacó la mafia" por haber decepcionado al régimen al no cuestionar a Cárdenas en el debate y acercarse a declinar por Fox en una acción ideológicamente cuestionable, pero políticamente efectista, pues Porfirio entra a construir "el centro" que Fox no tenía con el Verde. Así se explicaría el escándalo de la semana pasada contra Muñoz Ledo. Quedó demostrado que los partidos tienen un propietario único, que es el régimen, para doblar a los candidatos, y que el PARM no es de los parmistas ni de Porfirio, sino propiedad del régimen. Gracias a ello, el juego electoral en México es una trampa permanente, pues mientras los candidatos de oposición desean la polarización y un juego entre dos, el PRI juega con maestría al tres con los partidos, para dividir el voto antipriísta y repartir prerrogativas y beneficios.

Por todo eso, los partidos ahora no hacen campaña, pues mientras los candidatos recorren el país, los partidos pactan, ante el horror de su incertidumbre. En estos momentos, el nuevo PRI se apoya en el sistema de partidos creado por él y no sólo en la caída del sistema de votos.

ƑEs la disyuntiva de la izquierda "fraude patriótico o alianza con la derecha"? Ninguna de las dos. El mejor voto útil es el que se decide por convicción y principios. Cárdenas no debe declinar porque representa un programa, un proyecto nacional alternativo a defender y no sólo una candidatura; votar por él no es por si va a ganar o no, sino por un compromiso histórico con el pueblo de México que deberá cumplirse cuando haya un partido dispuesto a realizar una revolución democrática, y no pactos. Sin embargo la izquierda democrática, la impulsora de la democratización del país, no puede ser aliada del régimen en esta coyuntura, así sea la ultraderecha la que gane con el voto popular, pues sumados a la cola del "fraude patriótico" no sólo ganaríamos una derrota electoral, sino el derrumbe de los principios y la perspectiva para luchar contra el PRI y esa misma derecha.

Hoy, el obstáculo central del país es el PRI y el régimen que lo sustenta; para lo que viene, se necesita una fuerza propia y al mismo tiempo comprometerse con la decisión popular del voto.