La Jornada miércoles 17 de mayo de 2000

Emilio Pradilla Cobos
Los priístas, sin memoria

En un acto conjunto con Jesús Silva Herzog, candidato del PRI a la jefatura de Gobierno del DF, Francisco Labastida, candidato presidencial de ese partido, arremetió contra el actual gobierno capitalino por haber supuestamente fallado en la lucha contra la delincuencia. No hay duda de que los políticos priístas carecen de memoria, o peor aún, hacen gala de un gran cinismo. Recordémosles algunos hechos.

Es el país entero, gobernado por el PRI, el que se ahoga en la delincuencia y el crimen organizado. En la globalización, en la que se inserta México en forma subordinada e inequitativa gracias a la política del PRI y el PAN, el narcotráfico y el contrabando de armas y mercancías robadas no respetan fronteras nacionales ni locales. El desempleo masivo, los salarios declinantes y muy bajos, la pobreza extrema, la falta de oportunidades educativas, causas estructurales de la delincuencia, son en gran medida resultado de la política neoliberal salvaje aplicada por los últimos tres gobiernos federales priístas, con el apoyo incondicional panista; las series estadísticas para el DF muestran la curva ascendente de la inseguridad a partir de los años 80 y, sobre todo, después del error decembrino de Salinas-Zedillo en el 94. A pesar de ello, el gobierno capitalino ha logrado reducir significativamente los índices delictivos en sólo dos años y medio, lo que no logró Labastida como responsable de la seguridad, cuando era secretario de Gobernación federal.

Factor fundamental de la permanencia de la delincuencia y el crimen organizado es la corrupción de la administración, las policías y del sistema judicial, características arraigadas en el decadente régimen priísta. Varios gobernadores priístas han sido juzgados por corrupción (Jalisco y Morelos) o son prófugos de la justicia (Quintana Roo); Espinosa Villarreal, último regente del DF, en el gobierno de Zedillo, y varios de sus colaboradores enfrentan denuncias por ello. Varios secretarios de Seguridad Pública de la capital en los gobiernos priístas, han sido lamentables ejemplos de corrupción, teniendo como símbolo al oscuro Negro Durazo; ellos heredaron al gobierno perredista una estructura policial ineficiente y corrupta, contra la que han luchado, con muchas dificultades, Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Robles.

Hechos recientes ocurridos en el DF ponen en evidencia la penetración de la corrupción y la complicidad con el narcotráfico, en la Procuraduría General de la República, con jurisdicción en crímenes federales ocurridos en la capital, así como su impotencia para enfrentar al narcotráfico en los estados del norte y centro, que deja miles de víctimas al año. La complicidad del sistema judicial, manifiesta muchas veces por la concesión de amparos inexplicables por jueces federales y el número de jueces investigados por venalidad, no la puede resolver el Gobierno capitalino, pues éste es autónomo, aunque sometido a las presiones políticas del gobierno federal.

La cultura de la violencia, difundida sobre todo por los medios electrónicos, convertidos en defensores de oficio y jueces exculpadores en casos muy sonados, no ha sido combatida ni regulada por el gobierno federal, quien tiene la responsabilidad en este campo; estos medios han actuado como arietes contra el procurador capitalino, Samuel del Villar, quien ha demostrado su tenacidad en el combate contra la delincuencia. En sólo dos años, se ha duplicado el número de presuntos delincuentes y condenados en las cárceles del DF, sobresaturadas e inadecuadas por la desatención de los gobiernos priístas anteriores.

La policía que dejó en herencia el regente priísta era ineficiente, mal entrenada y sin equipamiento; el gobierno perredista ha actuado intensamente en este campo; sólo en este año, está renovando con más de dos mil vehículos nuevos el obsoleto equipo automotor dejado por la anterior regencia priísta. El gobierno de Cárdenas-Robles ha librado una intensa lucha contra la delincuencia heredada del pasado y reproducida día con día por la nefasta política económica-social del gobierno federal priísta; estos son los hechos. Labastida y Silva Herzog hacen gala de amnesia, o de cinismo político; pero los ciudadanos sí tienen memoria, porque de ella depende su presente y su futuro. Por ello, muestran crecientemente su apoyo a la candidatura de López Obrador, por lo que el PRI, el PAN y otros aliados tratan de derrotarlo fuera de las urnas, con una falaz impugnación a su candidatura.