La Jornada miércoles 17 de mayo de 2000

Arnoldo Kraus
Mass media: el nuevo Dios

MI TITULO ES INCOMPLETO. Debería decir: La televisión española ha intentado demostrar que en México se realizan transplantes que atentan contra la ética y ha puesto a girar a la Secretaría de Salud. O bien: ƑExiste tráfico de órganos en México? La televisión española confronta la ética médica. A diferencia del título, mi conclusión sí es completa: qué tristeza, qué dolor, que una cadena de televisión produzca tanta incomodidad, tanto ruido, y quizá daño, en algunas estructuras de la medicina mexicana.

El supuesto tráfico de órganos, cierto o falso, invita a la reflexión y la preocupación. Es probable que sea imposible saber qué tan maquillado fue el documental y cuál la realidad pero, por ahora, lo que más preocupa es el papel que juega la mass media en la sociedad. Los puntos en las íes: los medios de comunicación se han transformado en un Dios no conocido; son conciencia moral y juez. Sus opiniones destruyen, mueven y desacralizan. Todo pueden. Y agregan: en sociedades endebles, los opinadores golpean con mayor facilidad. Sobre todo, si la debilidad atañe a la moral, a lo cultural y a lo económico.

Se sabe que en el mundo existe tráfico de órganos. Se ha documentado que en China se acelera la pena de muerte para extraerle al reo los órganos y luego transplantarlos a los extranjeros que aguardan, junto con su equipo de cirujanos, la muerte del ''donante''.

Es veraz que a algunos accidentados se les extraen los ojos para utilizar la córnea. Se ha comentado que en países de América Central existen ''casas de engorda'', en donde se ''prepara'' a niños de la calle para utilizar sus órganos. Y se sabe que en India se compran córneas, en Turquía riñones y en todo el mundo se paga por la sangre. De todo eso, y más, sobran testimonios.

Los asesinatos de los presos chinos son el acmé: difícil imaginar que la mano humana y las complicidades satánicas de médicos, ricos e industria farmacológica pudiesen crear escenarios más crueles. (Confieso tener aún un poco de inocencia -Ƒo esperanza?-, pues me niego a creer que sean ciertas las versiones que aseguran que se raptan personas a las cuales se les extraen los órganos). Pero, confieso también que concuerdo con Adolfo Castañón, cuando escribe: ''Montaigne enseña a vivir sin tener miedo y dándonos cuenta de que no hay, entre los hombres, nada que no sea humano, por más monstruoso que nos parezca''.

Los transplantes revelan muchas caras de la humanidad y son excelente termómetro bioético. De ahí que los escenarios previos, todos sembrados por nuestra especie, no sorprendan demasiado. Acepto, incluso, que en determinadas condiciones resulta éticamente difícil juzgar al ''donador'' económicamente desesperado -léase los semaforistas de nuestra ciudad-, que vende un órgano para permitirle a sus familiares un descanso monetario en la carrera de la supervivencia cotidiana. Más ético, en cambio, sería condenar a los gobiernos incapaces de proveer los elementos para que su gente viva dignamente.

La desazón anterior es condición humana conocida, previsible y que por siempre nos acompañará.

Esa amarga realidad hede con mayor penetración cuando la información de los medios, la manipulación, el amarillismo, la desinformación o los antojos y modas impuestos por la era de la sociedad teledirigida -Giovani Sartori- hacen trizas de ''lo humano'', del sentido y de la razón. Cada vez con mayor inclemencia y alarmante vigor, los medios han subordinado la opinión pública.

La televisión y sucedáneos no sólo han modificado el pensamiento, la ética y la reflexión, sino que tienden a imponer su razón, muchas veces desprovista o alejada de lo que es la moral colectiva. ƑEs fidedigno el documento de Antena 3? ƑSon todas o algunas de sus denuncias veraces? ƑEs confiable la versión de Interpol cuando asevera que fue un intento de fraude? ƑSon correctos los argumentos de la Secretaría de Salud cuando aseguran que en México no existe el tráfico de órganos?

La labor inteligente -y obligada- del escucha tendrá que analizar qué es cierto y qué es falso. Deberá confrontar las afirmaciones de que ''en México no existe el tráfico de órganos'' y que ''faltó rigor científico al reportaje'' -Secretaría de Salud- contra las opiniones de los corresponsales españoles: ''Con este reportaje se le ha hecho un enorme favor a la sociedad''.

La lección principal de tan molesto desaguisado, preñado de amarillismo barato, radica en comprender el poder, muchas veces nocivo, que ejercen los medios de comunicación. Radica en entender que la ética de no pocas cadenas de información no es ética, sino poder atado a intereses insanos. La batahola ha sido cruel y carente de moral, pues un documental aislado puede mal leerse y hacer de un caso, aun suponiendo que sea cierto, opinión universal.