MIERCOLES 17 DE MAYO DE 2000

Ť En México no se filman películas, se hacen milagros, aseguró el director


Alfonso Arau vuelve al cine con una pequeña comedia de humor negro

Ť El trabajo, protagonizado por Woody Allen y Sharon Stone, es irreverente y espiritual

Juan José Olivares Ť La nueva producción cinematográfica del talentoso director-actor mexicano Alfonso Arau, llamada Picking up the pieces (Recogiendo las piezas, "aunque en México quizá le pongan La mano milagrosa", dice) será estrenada mundialmente en México "por razones románticas", en el mes de junio.

Por ese milagroso conducto de la fibra óptica, Alfonso Arau, complaciente y atento, concedió parte de su tiempo a La Jornada -luego de que lo encontramos en el aeropuerto de La Habana, lugar que no pisaba desde hace 20 años y donde se reunió con sus ex alumnos del Teatro Musical de esa ciudad caribeña- para conversar, desde Nueva York sobre algunos aspectos de este largometraje, que también produce y que lleva como estelares, a un director-actor medio conocido llamado Woody Allen y a la internacionalmente cachonda y buena actriz, Sharon Stone.

arau3 Para el creador de Como agua para chocolate y Un paseo por las nubes, esta película -que terminó de rodar en diciembre pasado- está más cerca a sus anteriores trabajos como El aguila descalza, Calzonzin inspector o Mojado power, pero con un tono más sarcástico e irreverente. En está ocasión trabajó con un gran equipo de estrellas que incluyen a los mencionados Allen y Stone, además del director de fotografía itliano, Vittorio Storaro, quien ha ganado tres premios Oscar (Apocalipsis, El último emperador, El último tango en París).

"Es una película relativamente pequeña, hecha fuera del sistema de los estudios (o sea, Paramount, 20th Century Fox, Universal, MGM), lo que llaman aquí independiente, que es nada más para señalar que no está en el studio system. El guión me cayó por casualidad y me gustó, porque trata temas que ya antes he trabajado".

La historia de un carnicero celoso y su mujer de cascos ligeros

Picking up the pieces es una comedia de humor negro que trata de un carnicero celoso. El personaje tiene una mujer muy "coscolina" que al final la mata, descuartizándola en pedazos. Luego va a enterrar estas piezas al desierto de Nuevo México, pero se le olvida enterra una mano, con la cual posteriormente se tropieza una mujer ciega; ésta coge la mano y recupera la vista: la mano hace el milagro. La mujer la lleva a la iglesia del pueblo y la pone en un nicho, porque para ella hace milagros. El carnicero recupera la mano y todos los portentos se revierten. "Es un filme irreverente, pero en el fondo es espiritual, tiene un tono subversivo de humor negro, de farsa; te matas de risa todo el tiempo".

-ƑCómo te sentiste luego de dirigir a un icono del cine mundial como Woody Allen?

-Me sentí alagado y honrado, porque es uno de mis grandes ídolos... y de todo el mundo. Yo he estado cerca de la comedia, he sido cómico y actor, entonces para mí es un gigante especial. También está el hecho de que Woody no había sido dirigido por nadie -que no fuera él mismo- en los últimos 17 años. Me enteré de que quería salirse de su propio esquema, que quería trabajar con otra gente, entonces le dije a mis agentes que le mandaran el script (guión). El tenía más de diez proyectos en su escritorio, y escogió el mío. Imagínate.

-ƑConocía tu trabajo?

-Por supuesto. Mi trabajo en Hollywood ya es conocido, sobre todo por los dos últimos filmes. Como le gustó el guión, a la semana siguiente ya estaba hablando con él en el hotel donde toca (el clarinete) los lunes, en Nueva York. Comenzamos a charlar y así empezó todo; el elenco se fue conjuntando. Es un tipo muy profesional, puntual, gentil, totalmente obediente. Fue un placer trabajar con él.

Tiene 40 años y está en su punto máximo

"De Sharon Stone te diré que es una mujer muy especial, una gran estrella, bellísima, con un gran sentido del humor. Tiene 40 años ahora y está en su punto máximo de belleza. Fue una gran experiencia también".

-Es más fácil trabajar con un actor que a la vez es director?

-Si. No entiendo cómo un director puede serlo sin saber dirigir a actores. Hay, por ejemplo, directores que sin querer ser actores estudian actuación para saber qué siente el actor, o cómo se le debe tratar. Es muy cómodo para un actor trabajar con un director que sabe de eso.

-ƑPor qué te fuiste a radicar a estados Unidos? Ƒ Estás más cerca de lo que requieres en cuanto a producción?

-Lo que pasa es que no hay trabajo en México. No hay oportunidades. Si eres torero te tienes que ir a España, si eres médico a Alemania, o arquitecto a Italia. Hay lugares donde el nivel de competencia es el más alto en tu profesión. Por otro lado, en México no hay industria. No hay una infraestructura industrial, no podemos financiar nuestras películas, no hacemos películas en México: hacemos milagros.

"Es un sacrificio para mis compañeros en México conseguir dinero para hacer un largometraje. En el caso de Como agua para chocolate no tuve ninguna ayuda industrial, por eso tuve que recurrir a la ayuda de los organismos oficiales. Por una serie de razones pude obtener préstamos, que me permitieron realizarla, pero con los riesgos enormes de que no funcionara. Que hagan ocho o diez películas al año no es una industria; ésta se murió cuando en 1952 el gobierno monopolizó el cine y se acabó la competencia. Vinieron 40 o 50 años de decadencia y ahora no hay nada. Son las industrializadores del cine las que tiene que financiar".

Para quien ha trabajado con gente como Kirk y Michael Douglas, Danny Devito, Robert Zemeckis, John Landis, Glenn Close, Anthony Quinn, Keanu Reeves, entre otros, no existen muchas oportunidades para los directores en México: "Las cosas que se dan son excepcionales, o tienes que ser amigo de los de Imcine o algo así".

Arau comentó que tiene un proyecto con Universal, que comenzará a filmar en septiembre. Es una versión moderna de El fantasma de la ópera, basada en la novela original, pero sucederá en el año 2000 en Nueva York.