LUNES 15 DE MAYO DE 2000

Ť Cuestionan al mandatario por el allanamiento al consorcio Media-Most


Los rusos se preguntan si Putin respetará la dictadura de la ley

Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 14 de mayo Ť A menos de dos semanas de que asumió la presidencia Vladimir Putin, muchos se preguntan aquí si la "dictadura de la ley", prometida por el mandatario como garantía de que nadie en Rusia podrá actuar al margen de la ley, se aplicará sólo según convenga, fustigando a unos y cerrando los ojos respecto de otros.

Más grave aún resulta que, mientras el presidente proclama que la libertad de expresión es un valor inmutable, el aparato represivo del Estado arremete contra los medios de comunicación que han denunciado casos de corrupción de altos funcionarios del equipo de Putin y cuestionan la guerra de Chechenia.

Los servicios secretos rusos, el FSB, cumplieron recientemente una orden de cateo en la sede del consorcio Media-Most, dentro de una investigación penal que involucra al servicio de seguridad de ese grupo de comunicación, responsable del canal televisivo NTV, el diario Segodnya, el semanario Itogui y la estación radial Ejo Moskvy.

No había necesidad de que decenas de efectivos del FSB, con uniforme de camuflaje y metralletas, y elementos de la policía fiscal, la procuraduría y unidades de élite del Ministerio del Interior, irrumpieran en pleno centro de Moscú en las oficinas de Media-Most.

Ello provocó la unánime reacción de condena del gremio, resumida en una enérgica declaración de protesta de la Unión de Periodistas de Rusia, a la que se unieron amplios sectores políticos, de la Unión de Fuerzas de Derecha al Partido Comunista, y de personalidades como Mijail Gorbachov o Evgueni Primakov.

La redada ocurrió días después de que el diario Segodnya publicó un reportaje que deja muy mal parado al general Yuri Zaostrovtsev, subdirector del FSB quien está a cargo de la unidad de delitos económicos, y quien, según el periódico, tiene un pasado turbio y es accionista de numerosas empresas.

Aunque oficialmente no se vincula el operativo con este caso, la información comprometedora de Zaostrovtsev sólo pudo haber sido obtenida por el servicio de seguridad de Media-Most, al que se acusa de utilizar métodos ilegales como la intervención de teléfonos y revelación de datos que constituyen secreto bancario.

Es poco probable que el FSB haya encontrado en el cateo alguna evidencia de los actos ilícitos que se imputan al servicio de seguridad de Media-Most, pues su fundador y director es el general Filip Bobkov, quien durante años fue parte del KGB soviético, y fungió como jefe y maestro de casi todos los que integran la actual plana mayor del FSB.

No se descarta que el operativo haya sido inspirado por Aleksandr Voloshin, titular de la Oficina de la Presidencia, cuya animadversión hacia el principal accionista del consorcio, Vladimir Guzinski, es de sobra conocida desde que el oligarca, que amasó su fortuna al amparo de Boris Yeltsin, se distanció de la llamada Familia.

La hipótesis se funda en el hecho de que Media-Most se expandió gracias a créditos de bancos del Estado, en condiciones sumamente ventajosas, y se involucró en un costo proyecto de televisión satelital de señal restringida, NTV-Plus, que le provocó una deuda de cerca de mil millones de dólares. Hace un año, Media-Most se salvó de la quiebra al vender 30 por ciento de sus acciones a Gasprom, el monopolio ruso del gas, considerada la empresa más poderosa del país, que absorbió 210 millones de dólares de deuda y sirvió de aval para conseguir nuevos créditos de bancos extranjeros.

Según los enterados, Voloshin quiere hundir a Guzinski y forzarlo a vender su parte del imperio mediático, dado que sueña con la posibilidad de que Putin lo imponga como director general de Gasprom, posición desde la cual -siguiendo los pasos de su mentor, Boris Berezovsky- trataría de hacerse con la mayoría de las acciones de Media-Most.

El servicio de seguridad del general Bobkov dificulta la consecución de los planes de Voloshin. La redada del FSB pudo haber sido el primer intento para quitar del camino a dicho servicio.

En el ánimo público prevalece, no obstante, la percepción de que el uso de la fuerza contra Media-Most busca restringir la libertad de expresión. No sólo debido a que los medios que integran el consorcio han sabido defenderse con habilidad.

Hace unos días, el periodista Igor Domnikov, jefe de la sección de reportajes especiales de Novaya Gazeta, publicación crítica del Kremlin y la única que se atrevió a acusar a Putin de presunta corrupción, fue salvajemente golpeado a las puertas de su casa.

En otros asuntos, el presidente checheno, Aslan Masjadov, dijo una entrevista con Afp desde un lugar secreto, que más de 400 mil civiles y mil 500 rebeldes islámicos han muerto en Chechenia en los ocho meses de conflicto bélico. Añadió que, al igual que ocurrió en la primera guerra de Chechenia (1994 -996), a Moscú también le llevará dos años comprender que no tiene ninguna posibilidad de lograr la victoria militar, y sólo hasta entonces aceptará negociar la paz.