DOMINGO 14 DE MAYO DE 2000

* Elena Poniatowska presenta el texto de Luis Enrique Ramírez


Un libro rescata y vuelve apasionante la figura de Garro

Yanireth Israde * Elena Garro era un nombre maldito que, sin embargo, o tal vez por eso, sedujo al periodista Luis Enrique Ramírez, quien casi niño, dice Elena Poniatowska, la leyó en su natal Culiacán, y años después, ya como reportero en la ciudad de México, sucumbió al sortilegio cuando la conoció en 1991.

Fue tras ella, charló horas y horas en su casa de Cuernavaca y se apasionó a tal grado con el personaje que su libro La ingobernable. Encuentros y desencuentros con Elena Garro, presentado la noche del viernes, parece la consecuencia natural de ese arrobamiento que aún no concluye.

El volumen publicado por Raya en el Agua, que contiene a la vez ensayo, semblanza y registro de las largas entrevistas que tuvo Ramírez con la autora de Los recuerdos del porvenir, "rescata todo lo que rodeó la figura de Elena Garro y la vuelve apasionante: la polémica, las contradicciones, la perfidia, la mentira, la genialidad, el masoquismo, la fe, el misticismo, la imaginación, la magia", anota Poniatowska.

Otro de los periodistas invitados para comentar el texto, Humberto Musacchio, admite que hasta él, quien como miembro de la generación del 68 tuvo muchas razones para no querer a la Elena Garro ciudadana, acabó en ciertos aspectos enamorado de ella gracias a este libro.

Destacó las notables dotes de entrevistador que distinguen a Luis Enrique Ramírez. Es, aseguró, "uno de los tres o cuatro grandes entrevistadores mexicanos, en un país donde este género se práctica mañana tarde y noche y por todos lados. Se revela también como un buen ensayista y autor de semblanza".

Con este libro, añadió Marcela Fuentes Berain ųpresentadora tambiénų podemos ver a Elena Garro a través de la cerradura y conocer detalles entrañables y otros no tanto de su vida, como el anhelo que tenía de celebrar las fiestas de milenio o su necesidad de pedir limosna en Madrid para alimentar a su hija; su vida al lado de Octavio Paz, su posición católica, monárquica y guadalupana, su versión del movimiento de 1968, sus queridísimos gatos, el delirio de persecución que la acompañó siempre, los escándalos que protagonizó, su recogimiento en Cuernavaca los últimos años de su vida, y hasta su postura sobre la libertad:

"Duele saber que para ella no existía la libertad; tal vez por eso mismo le fue posible convertirse en rehén de sí misma, como se lee entre líneas en el libro de Luis Enrique Ramírez", señaló Fuentes Berain.