SABADO 13 DE MAYO DE 2000
* El concierto de los ibéricos en el Auditorio Nacional, con altibajos
Insatisfacción en el encuentro Bosé-Torroja
Arturo Cruz Bárcenas * El primero de los siete conciertos que ofrecen Ana Torroja y Miguel Bosé en el Auditorio Nacional corrió el riesgo de naufragar y dejar a la gente con el sentimiento de que algo faltó. El cantante se percató de lo que pasaba y al oído le dijo a la esbelta ex Mecano que no podían irse hasta lograr prender a los asistentes.
El formato del concierto tuvo altibajos. Entró Torroja y la condescendiente concurrencia aplaudió a rabiar. La segunda interpretación, La fuerza del destino, provocó una aprobación unánime. Eso es lo que buscaban oír quienes pagaron su boleto. Ya no se les puede asustar con el petate del muerto ni darles gato por liebre.
In crescendo, sí, cuando hizo su primera aparición el codiciado por ellas. Las notas de Salamandra fueron seguidas de una escandalera de acto de campaña cardenista o foxista. Silbidos, que qué nalgas, que qué boca, que qué todo lo demás. "šQué suertudota esa, la Rebeca de Alba!". "šPapá, aquí esta tu mamá!", gritaban las suspirantes.
Ya estaban en el reino de la salamandra, arrastrándose, inermes, a lo que el tipo dijera. šHey!, Ƒqué pasa? ƑPor qué camina así el codiciado? Baila como Bruce Springsteen en el video de Dancing in the dark. Hasta paraba la nalga codiciada.
Subía de vez en vez una escalera de la escenografía, pero a la manera de un pirata pata de palo sabinesco. "Me lesioné el pie en el aeropuerto de Aguascalientes", justificó. Aplausos, "šmi héroe!", "šyo te sobo!", "špobrecito!", y otras expresiones del ser reducido por las féminas.
El público paga, exige ver un espectáculo de calidad, que lo divierta. Ya no es como antes. "Bien que le pagan por dos horas; que baile y hasta un zapateado queremos ver", decían otros menos condescendientes.
Vinieron en alternancia canciones sobre esos temas de cama, de llaves que abren la puerta de un departamento, regalo de cumpleaños. Está abierto mi corazón y mi departamento. Nada de moteles. Vives en mi corazón y no pagas renta.
Bosé se santigua; pone cara de sufrido. Asegura que seguirá en el show, aunque le duela su pie, con un zapato tipo German Monster, "modelo que no deben buscar en ninguna zapatería, pues es exclusivo de personal del Auditorio". "šSeguiré como gallo de palenque!".
Entona Bella, ámbar y arena, luna serena, todo es posible, menos tú... que define como una canción de libertad. Con Ana interpreta Muro, con la que casi llora, pero como que la sentía hasta lo hondo de su pasado. "Algo le pasó", sospecha una muchachita que hizo propio el dolor ajeno.
Los mejores momentos de Ana serán siempre con el pasado de Mecano. Su carrera solista apenas comienza, pero aún le falta bregar contracorriente. Canta bien, pero la sombra del pasado pesa como oscuridad en boca de lobo. Deber huir de la bestia.
Mujer contra mujer, esa apelación al amor entre ellas que se da por debajo de la mesa (nada que ver con la fresés del tema de Luismi). Cada canción se da en medio de una atmósfera que el equipo de producción ha creado ex profeso. Para Bosé un cubo, para Ana un sofá, Ƒves?
Son románticos y por ello hablarán de la soledad, esa estación, dice el ahora filósofo Bosé.
El recital decae y los dos cantantes ya anuncian la última. El Auditorio, que no se llenó al máximo, comienza a ser abandonado por algunos aburridos. Bosé se da cuenta luego del primer encore. Si tú no vuelves levanta el ánimo. Ese el mejor Bosé, el que la gente quería oír. Ana interpreta Aniversario. Aplausos. Es el recuerdo de Mecano. Otra vez Mecano.
Bosé vuelve a las andadas y habla de la insolidaridad. Y otro rollo. ƑPor qué no canta Mi libertad, Linda, Te diré. Ana canta Hijo de la luna. Aplausos. Mecano. Cruz de navajas. Aplausos. Mecano.
Por fin tienen, luego de más de dos horas y media de concierto, al público en la bolsa. Pero ya muchos se han ido.
Ana y Miguel salvaron la noche. El público se impuso.