SABADO 13 DE MAYO DE 2000
* La exclusión de España, por la indignación que causó el Oscar de Almodóvar
En Cannes, batalla contra Hollywood; Italia se siente el pato feo del festival
* El cine latinoamericano se abre paso; se presentó la opera prima del hijo de García Márquez
Mónica Mateos, enviada, Cannes, Francia, 12 de mayo * ''La cultura no es simplemente una mercancía", señaló el primer ministro francés, Lionel Jospin, en la clausura del coloquio El porvenir del cine, encuentro en el que intelectuales y cineastas de diversos países intercambiaron ideas acerca del séptimo arte, la víspera de la inauguración del Festival Internacional de Cine de Cannes 2000 (FICC).
No obstante, los hechos contradicen las palabras del funcionario: el bulevar de la Croisette, donde se encuentra el Palacio de Festivales, así como los lujosos hoteles que hospedan a los invitados al FICC y los cines que exhiben ininterrumpidamente películas para todos los gustos, está tapizado de publicidad de cintas hollywoodenses en busca de distribuidoras europeas. A la par del festival se efectúa el Marché du Film (Mercado del Cine), y las American majors no pierden oportunidad de promover sus producciones, con lo que opacan el esfuerzo de las pequeñas productoras independientes. Por ejemplo, la entrada al hotel Carlton está convertida en una puerta con cara de Tom Cruise que anuncia la segunda parte de la saga Misión imposible.
Las majors lo único que dejan pasar de largo son los comentarios de Jospin, quien pidió a los cineastas franceses "combatir sus debilidades", pues ųañadióų "debemos ser concientes de las razones de la fortaleza cinematográfica de Estados Unidos, país que se dedica a hacer grandes películas para grandes públicos. Si peleamos por una industria del cine fuerte en Francia, no es sólo por el cine francés. Lo hacemos por todos los otros países, por el cine en general".
El ministro francés afirmó que continuará "con particular interés" su esfuerzo por incrementar los fondos de ayuda a las cinematografías extranjeras, sin especificar cuáles. A muchos les hubiera gustado que Jospin detallara los mecanismos de ese apoyo, pues la ''batalla'' francesa contra Hollywood se ha extendido este año a los cines español e italiano, que no figuran en ninguna de las secciones competidoras del festival, lo cual ha provocado quejas.
Aitana Sánchez-Gijón, actriz y presidenta de la Academia de Cine Español y miembro del jurado de la versión 53 del FICC, lanzó su puya en la rueda de prensa efectuada el miércoles: "nos tratan mejor en Berlín", dijo. Por su parte, el director de la Agencia Italiana de Cine, Giorgio Gosetti, señaló: ''Nadie nos quiere en Cannes; Italia es la Cenicienta'', y manifestó su extrañeza porque ninguna cinta italiana fue seleccionada para competir en las secciones importantes, cuando el país es coproductor de películas como Tierra de fuego, del chileno Miguel Littin (la actriz Ornella Muti cofinanció este proyecto), o La mesa negra, de la veinteañera directora iraní Samira Majmalbaf, en cuya producción participó la escuela de artes visuales Fábrica, dirigida por Oliviero Toscani, ex fotógrafo de Benetton. Los organizadores del FICC aseguran que simplemente "son congruentes" con su política de apoyo al cine de calidad, pero muchos opinan que la exclusión de la competencia de España es continuación de la indignación que causó en 1999 la entrega de la Palma de Oro como mejor director a Pedro Almodóvar por su cinta Todo sobre mi madre.
''La musa del séptimo arte ha sido magnánime con él'', señalan los "defensores del cine francés'', quienes han publicado decenas de artículos para justificar la ausencia española: ''ya tienen un Oscar, deben ceder su espacio''. Olvidan que durante el pasado Festival Internacional de Cine de San Sebastián (celebrado en septiembre de 1999), al cine francés "no se le negó su lugar", comentaron periodistas madrileños. Incluso, se nombró presidente del jurado al director de cine Bertrand Tavernier, quien no tuvo empacho en repartir entre sus compatriotas los mejores galardones de aquel encuentro.
Respecto de Italia, el año pasado vivió "un enorme suceso con la película La vida es bella, que obtuvo el Oscar", señaló Jerome Paillard, director ejecutivo del Marché du Cinema. ''Hay mucho talento y creatividad en Italia, pero disperso. Lo mejor todavía no sale a la luz'', agregó el empresario, que no duda en afirmar que realizar el festival a la par del mercado "es una combinación ganadora" y se enorgullece al expresar que el cine de Estados Unidos está mejor que nunca.
Mientras los franceses repelen las críticas españolas e italianas y libran su ''batalla'' contra las majors estadunidenses (aceptando coproducciones), el cine latinoamericano gana terreno en Cannes.
Del hijo de Gabriel García Márquez, Rodrigo, se presentó Things you can tell. Just by looking at her, en la cual actúan Glenn Close, Cameron Díaz y Holly Hunter, entre otros. A sus 48 años, Rodrigo García presenta su opera prima en la sección Una cierta mirada, precedida por casi dos décadas de experiencia en los foros cinematográficos como guionista, aunque aclaró en conferencia con la prensa: "respondo más a la imagen que a las referencias literarias. Mis influencias vienen de los trabajos de gente como Truffaut, John Huston y Víctor Erice''.
Realizada con poco dinero y en sólo 27 días, García explicó que la historia de su película entusiasmó mucho a Glenn Close y la hizo olvidar el agobiante star system en el que se ha desarrollado su carrera.
De rigurosa etiqueta y elegantes vestidos de noche, hombres y mujeres hacen largas filas para ingresar al Palacio de Festivales, mientras los paparazzi ųque apartan su lugar desde las nueve de la mañanaų se dan codazos y se empujan para "cazar" con sus cámaras fotográficas a las "estrellas", que a partir de las 19 horas desfilan por la alfombra roja del acceso a ese lugar. Luego, los fotógrafos venderán su material a 25 francos cada gráfica (175 pesos).