VIERNES 12 DE MAYO DE 2000
* Elige para primer ministro al candidato de La Familia
Con Kassianov, Putin busca la concentración del poder
* Disputas en el Kremlin para "ejercer influencia política"
* En la toma de decisiones importantes aún intervienen magnates
Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 11 de mayo * La propuesta del presidente Vladimir Putin a la Duma (Cámara baja), de ratificar como nuevo jefe de gobierno a Mijail Kassianov, primer ministro interino desde el pasado domingo, siembra más dudas de las que, en principio, debería despejar.
A primera vista, podría concluirse que Putin aspira a concentrar en su manos el poder, habilitando un gabinete de bajo perfil político con la idea de que se supedite, cual dócil instrumento, a las directrices provenientes del Kremlin.
El problema es que en el Kremlin cuatro grupos de presión se disputan todavía el que consideran su derecho de influir en la formulación de la política que aplicará Putin y éste, del 31 de diciembre para acá, salvo lanzar declaraciones tan atractivas como contradictorias, no ha tomado una sola decisión relevante que confirme que tiene la capacidad para afrontar los grandes retos de Rusia.
Los rusos, urgidos de un cambio tras haberse agotado el régimen de Boris Yeltsin, quieren creer que el nuevo presidente no es parte de un mismo proyecto de continuidad de la élite gobernante y que será capaz de desmontar la red de complicidades heredada de su antecesor.
La elección de su candidato a jefe de gobierno, sin embargo, parece ser testimonio de lo contrario y quizá Putin ni siquiera se plantee el propósito de romper con el entorno de Boris Yeltsin, que finalmente fue el que lo convirtió de ilustre desconocido en presidente de Rusia.
Logrado el objetivo de quienes, desde el Kremlin, apostaron por Putin teniendo en mente asegurar su impunidad, sería lamentable que el nuevo jefe de Estado no tenga otra meta que evitar el naufragio con paliativos que, tarde o temprano, se traducirían en un mayor castigo económico a los sectores sociales más afectados.
Detrás de la actual popularidad del primer mandatario, en mucho debida al impulso inicial de la guerra de Chechenia, aparece el riesgo de que las esperanzas de la gente acaben por frustrarse una vez más y Putin no tenga otro remedio que gobernar con mano dura, si es que no introduce un régimen policial, en aras de modernizar Rusia y consolidar la democracia.
La terna
De una terna que incluyó también a Aleksei Kudrin, impulsado por el grupo de San Petersburgo y el del consorcio Alfa, y a Serguei Ivanov, apoyado por los servicios secretos, Putin escogió como jefe de gobierno al candidato de La Familia. En otras palabras, se impuso el mismo grupo que ejerció un papel determinante en tiempos del anterior jefe de Estado y que hizo de la corrupción un modus vivendi que, ahora, dice querer erradicar el nuevo inquilino del Kremlin.
Lo cierto ųy preocupanteų es que, con mayor o menor protagonismo, incluso en la sombra, siguen influyendo en las decisiones más importantes magnates como Boris Berezovsky o Román Abramóvich.
La composición del gabinete permitirá esclarecer en qué medida La Familia continuará controlando las carteras clave o se establece un nuevo equilibrio entre los distintos grupos.
De igual modo habrá que ver si se lleva a cabo la reorganización de la Oficina de la Presidencia, su conversión en super centro de toma de decisiones, y quién queda al frente de la misma. Por lo pronto, Kassianov asciende a la segunda posición jerárquica rusa, rodeado de incertidumbre respecto de lo que puede representar como primer ministro.
Dos caras
Personaje controvertido, Kassianov, de 42 años, tiene fama de tecnócrata con pocas aspiraciones políticas y se considera que su mayor éxito fue haber restructurado el año pasado con los bancos privados acreedores de Rusia, agrupados en el Club de Londres, una deuda de 30 mil millones de dólares de la antigua URSS, mediante la condonación de un tercio del monto y un plan de 30 años para amortizar el resto.
Sus partidarios dicen que, fuera de Rusia, Kassianov es catalogado de economista liberal y su nombramiento podría ser interpretado como un signo de que el nuevo presidente quiere continuar la política de reformas.
También aseguran que la elección recayó en Kassianov por haber fracasado el equipo de economistas de San Petersburgo, encabezado por Guerman Gref, en la elaboración del esperado programa de gobierno que ha prometido Putin y que, de acuerdo con los últimos datos, no estará listo antes de mediados de junio próximo.
Los detractores de Kassianov, en cambio, recuerdan que era un funcionario menor del Ministerio de Finanzas cuando conoció, en 1995, a Aleksandr Mamut, el cerebro financiero de La Familia, que aplicó diversos proyectos de dudosa legalidad para beneficio suyo y de Berezovsky, Abramóvich, Tatiana, la hija de Yeltsin, y demás integrantes del selecto grupo.
Hasta el momento no ha sido desmentida la denuncia de un ex socio del inminente primer ministro ruso, residente en el exterior pero dispuesto a ratificar su testimonio en un juicio y a presentar documentación probatoria. Según éste, Kassianov suministraba a Mamut información privilegiada para adquirir a precio de ganga compromisos de deuda que se daban por perdidos y que, poco después, como por arte de magia, eran incluidos en la relación de pagos prioritarios.
Los vínculos con Mamut, y por extensión con los demás magnates del entorno de Yeltsin, explicarían la ascendente carrera de Kasianov, que seguramente obtendrá la ratificación como primer ministro.
De acuerdo con lo estipulado por la Constitución, los diputados disponen de una semana de plazo para someter a votación la propuesta del presidente. Todo parece indicar que la actual composición de la Duma aprobará, con un margen muy por encima de la requerida mayoría absoluta, la promoción de Kassianov, ya en el primero de los tres intentos permitidos por ley, el próximo 17 de mayo.