VIERNES 12 DE MAYO DE 2000

* TUMBANDO CAÑA

Sol negro

Ernesto Márquez * María Virginia Rodrígues da Silva era un secreto bien guardado. Durante 18 años trabajó como manicurista, cocinera y empleada doméstica. Nacida en 1964 en un suburbio de Salvador de Bahía, Brasil, había cantado en coros. De niña ensayaba en el baño el Ave María, de Gounod, o la Bachiana número 5, de Villa-Lobos. Fue el dueño de una taberna de su barrio quien le dio ''permiso'' para cantar sin percibir dinero. Eso le importaba poco a María Virginia, quien con un peso de aproximadamente 105 kilos y un aspecto de matrona del blues empezó a cautivar por esa forma de interpretar, honda y profunda.

A María Virginia Rodrígues da Silva, voz negra de inflexiones varias, cuyo sueño era escuchar una ópera con Jessie Norman, no le importaba trascender más allá de los límites de su barrio. Ella era feliz con los parroquianos de aquella taberna marina que noche a noche se daban cita para escucharle las cosas más dulces.

Cuenta la leyenda que cuando la escuchó David Byrne, el famoso rocanrolero, ex Talking Heads, amante de los géneros afros y las músicas del mundo, hizo todo lo posible por firmarla para su sello Lauka Bop, pero Caetano Veloso le ganó la partida.

Veloso ųcaballero de fina estampa y uno de los creadores del tropicalismo en Brasilų no sólo se movilizó para que tuviera su primer disco, sino que también se ocupó de la dirección artística de sus recitales.

En Sol negro (Natasha Records), María Virginia Rodrígues muestra un timbre casi lírico, pero de hondas raíces negras. Se atreve lo mismo a recrear un canto ritual del candomblé bahiano que un espiritual de la liturgia afroamericana. Interpreta temas inéditos de Dorival Caymmi, Paulinho de Roco, Synval Silva, Ary Barroso, Carlinhos Brown, y le acompañan en un par de canciones Milton Nascimento, Gilberto Gil y Djavan.

Según Veloso, se trata de ''una aparición sorprendentemente bella, surgida de la cultura del pueblo de Bahía". Para nosotros es simplemente el hallazgo más encantador ųjunto con Cesaria Evoraų de los últimos años. Su disco se adquiere ya en las tiendas de importación y sólo estamos a la espera de que algún valiente se anime a traerla.

 

A propósito de Cesaria Evora, quien felizmente estuviera entre nosotros, mucho nos han preguntando sobre el origen y el significado de la palabra morna, el género que interpreta la diva descalza. También de los nombres y ubicación de las islas que conforman el archipiélago de Cabo Verde. Bien, pues referente a lo primero, el musicólogo y compositor de finales del siglo XIX José Bernardo Alfama dejó asentado que el origen de la palabra morna viene del adjetivo portugués morno, que significa "tibio, agradable". Otros especialistas que reintegran la música caboverdiana en la historia cruzada de Estados Unidos y el archipiélago, o incluso de Inglaterra y Mindelo, la capital de San Vicente, opinan que morna deriva del término inglés mourning: ''lamentarse, dolerse". Asimismo, están los que le han encontrado analogías con el término francés morme, que, como adjetivo, significa "sombrío", "taciturno", "lúgubre", y como sustantivo, designa un "monte redondeado", un "cerro", sentido que suele emplearse en las antillas.

Ahora, respecto del archipiélago de C Desde el siglo XIX ya se hab’a definido lo que significa morna, el gŽnero que interpreta Cesaria Evora abo Verde, localizado a 450 kilómetros de la costa de Senegal y ubicado entre los paralelos 15 y 17 de latitud Norte, está compuesto por 10 islas y ocho isletas de origen volcánico. Las 10 islas principales se encuentran divididas en dos grupos llamados de acuerdo con los vientos que pasan por ahí provenientes del continente africano: barlovento y sotavento.

En el primer grupo se encuentran: Santo Antao, San Vicente, Santa Luzia, San Nicolau, Sal, Boavista. En el segundo, más al sur, están: Maio, Santiago, Fogo y Brava.