VIERNES 12 DE MAYO DE 2000
* El libro incluye 53 fotografías que serán exhibidas en el Museo de la Ciudad
Romper estereotipos del zapatismo, afán de Chiapas, rostros de la guerra
* Mariana Elkisch, Duilio Rodríguez y Martín Salas son los impulsores del volumen
* La primera edición, con prólogo del Nobel José Saramago, se compone de 2 mil ejemplares
Renato Ravelo * Una foto cuenta una historia. Con la imagen tú decides el principio y el final. Marcos con un niño y un fusil puede ser lo mismo una historia que para alguien sea violenta y para otros justa, lo que no sucede con el texto que lleva una tendencia. Con Chiapas, rostros de la guerra, se busca romper esa idea de que el zapatismo es el pasamontañas nada más; también es la cotidianidad violenta, la de la mujer que alimenta al niño, la de los zapatistas que por primera vez vieron el mar en Acapulco.
Con estas ideas Mariana Elkisch, Duilio Rodríguez y Martín Salas impulsaron la edición del volumen que se encuentra a mitad de camino entre el compromiso del libro institucional y la buena factura (que lo hace económicamente inaccesible) del libro de arte de la fotografía.
Dos mil ejemplares componen este primer tiraje que tiene un texto del Nobel portugués José Saramago, que es como un abrazo que cobija y apadrina la suerte del volumen.
Mariana comenzó el proyecto, un día cualquiera entre sus actividades de Publicaciones Espejo, editora del Frente Zapatista de Liberación Nacional, que surgiera a partir de la detención de Javier Elorriaga. A éste lo antecede el libro con dibujos de niños y textos de los escritores uruguayos Mario Benedetti y Eduardo Galeano, del propio Saramago, del Nobel Dario Fo. De esa editora es también el libro que recopila las historias de Durito.
Un día veía fotografías sobre la guerra en la antigua Yugoslavia, comenta Mariana, y me pregunté: ''ƑPor qué en México no tenemos un libro donde se muestre la crudeza de la guerra, como en realidad es en Chiapas?".
Estableció contacto con Duilio y Martín. De eso hace un año y al magro financiamiento inicial, que de antemano partía de la solidaridad de los fotógrafos para que donaran, se le cruzó la historia cuando la detención de los cerca de mil estudiantes universitarios y pagar fianzas era más urgente. El proyecto importante, el de dejar un testimonio, no se abandonó del todo.
Respuesta afirmativa de
28 fotógrafos convocados
Veintiocho fotógrafos que fueron convocados porque se sabía que participaron en la cobertura informativa en Chiapas, respondieron al llamado. Entre ellos Sebastião Salgado, quien contra lo que se pudiera pensar contestó de manera afirmativa a la solicitud antes de que se confirmara que el prólogo lo escribiría José Saramago.
Las imágenes de las lentes de Scott Sady, Francisco Mata, Antonio Turok, Pedro Valtierra, Fabrizio León, Marco Antonio Cruz, quedaron junto a las de las lentes jóvenes de Víctor Mendiola, J. Guadalupe Pérez, Ernesto Muñoz, Erik Meza.
El trabajo estaba a la mitad. Faltaban los financiamientos, que de 20 en 30 mil, provenientes de los pequeños capitales extra de sus conocidos, fueron reuniendo los 150 mil pesos que finalmente costó la edición del libro y la exposición.
Entre lo deseable y lo posible
No queríamos un libro mal impreso, explica Duilio Rodríguez, pues la idea consistía en elevar al máximo la calidad sin que esto lanzara por las nubes su precio, hasta hacerlo inaccesible a los bolsillos de las personas. Además, agrega, ''ya de por sí no hay una cultura de comprar libros de fotografía".
(Aun así, ahora que el producto como tal está terminado y conjuga esas dos vocaciones, vale decir en desmentido de Rodríguez, se tienen colocados 300 ejemplares y ya se han vendido alrededor de 100, con cero promoción. El diseño, por cierto, es de Jorge Lépez Vela y tiene el texto de Saramago en traducción al inglés y al francés, lo que confirma su vocación externa).
Es muy importante la visión de los fotorreporteros, dice Elkisch, porque entregan la imagen que normalmente no estamos acostumbrados a ver. Incluso hay una anécdota, según la cual, la mujer que se encarga de enmarcar las fotos para la exposición que se inaugurará el día 19 en el Museo de la Ciudad de México, con algunas de las imágenes no resistió y cuenta que el llanto se asomó.
No son imágenes gore, acota Elkisch con la propiedad de quien nació en los años setenta, ya que incluso no faltó algún fotógrafo que los calificó de light, con ese estómago para la crudeza que caracteriza a los que se especializan en el arte de la lente.
Se trata, completa la impulsora del proyecto, de fotografías que muestran esos fragmentos de realidad que captó cada fotógrafo porque, eso sí, se les respetó en absoluto el material entregado, los formatos sugeridos, si era en blanco y negro o a color.
Este hecho, cuentan Elkisch y Duilio, a su vez propició otras críticas porque si algo caracterizó el tramo de un año fue la cuesta arriba, la negociación entre lo que era deseable y lo que era posible, cierto desprecio de algunos fotógrafos, y al parecer el entusiasmo.
Este se vio premiado finalmente una tarde de octubre, cuando al correo electrónico de Elkisch llegó un mail que decía: ''Ya llegó, ya está aquí"; se trataba del texto que habían perseguido, con María Novoa, durante tres meses, y con el apoyo de Pilar del Río, esposa de Saramago, Nobel que ha dejado tantas veces caer la pequeña influencia de su mano para acariciar esa realidad rota, algunos de cuyos fragmentos circulan ahora en forma de libro, en 53 fotografías.