JUEVES 11 DE MAYO DE 2000

Es la guerra, ni modo

 

* Jean Meyer *

LOS USAMERICANOS (palabra inventada cómodamente por Adolfo Castañón) y los europeos ven la paja, o más bien la viga, en el ojo de Rusia, pero se olvidan de las vigas históricamente suyas. Antes de denunciar los excesos de la campaña militar y policiaca rusa en Chechenia hay que reconocer y deplorar lo hecho ayer por los moralistas de hoy.

No justifico de ninguna manera la línea seguida por el gobierno ruso desde agosto de 1999, sino quiero recordar que, en situación comparable, los franceses en Argelia, los USAmericanos en Indochina, no se comportaron de otra manera.

No me tocó la guerra de Argelia, por poquito, pero Ƒcuántos compañeros la hicieron y me contaron lo terrible que fue? Al terrorismo atroz de los rebeldes, respondió el contraterrorismo de la pacificación. Francia nunca reconoció el estado de guerra y se habló siempre, pédicamente, de los acontecimientos de Argelia.

El periódico Le Monde fue incautado muchas veces y muchos libros fueron prohibidos, así como la canción de Boris Vian, El desertor. Reconcentración de la población civil, incendio de los pueblos, de las cosechas y de los bosques, ejecución sumaria de los sospechosos: la versión francesa de la ley fuga mexicana se llamaba la corvée de bois (la tarea de juntar leña).

La práctica sistemática de la tortura pudrió el alma de los combatientes y manchó el honor del ejército. Miedo, desesperación, coraje hacían presa en los muchachos conscriptos ųcomo en Chechenia, en Argelia mandaron a pelear a los conscriptos de 18 a 22 años. El deseo de vengar a los compañeros caídos, masacrados y mutilados por un adversario invisible que se disimulaba en medio de los civiles, todo conspiraba para hacer horrible la lucha. Olvidadas las leyes de la guerra, olvidados los derechos del hombre, tanto por los oficiales como por los soldados. Pasó lo mismo en Vietnam; pasa lo mismo en Chechenia.

Hace poco, un procurador militar ruso inculpó por violación y homicidio al coronel de un regimiento blindado. El acusado se disculpó diciendo que al interrogar a la muchacha había montado en cólera, perdido los estribos frente al silencio ofensivo de la chechén y que la había estrangulado en un arranque de furia. Sus colegas y sus soldados le manifestaron su solidaridad, argumentando que la víctima no era de ninguna manera inocente, puesto que se trataba de una francotiradora: es la guerra, ni modo. El coronel hizo todo bien y así se tendrá que seguir. Los chechén, al saber el arresto del coronel, exigieron se les fuera entregado para poder fusilarlo; ofrecían a cambio la liberación de los granaderos (9 o 11) que acababan de capturar. De no realizarse el canje, ejecutarían a sus presos. El coronel no fue entregado, los presos fueron torturados, mutilados y asesinados. Es la guerra, ni modo.

La primera guerra de Chechenia dejó un trauma enorme; además el caos y el terrorismo chechén entre 1996 y 1999 explican que 80 por ciento de los rusos estén de acuerdo con la conducta de su gobierno. Pero eso no lleva a ninguna parte. Un buen día los franceses se cansaron de la guerra de Argelia y los USAmericanos de la guerra de Vietnam; negociaron. Esa era la vía abierta por el general Alexander Lebed en 1996. Para ayudar a los rusos a retomar ese camino, es inútil asumir el papel de juez; hay que olvidar el blanco y negro maniqueo de los buenos chechén agredidos por los rusos imperialistas y estalinistas.

Me gustaría que el público mexicano pudiese ver películas rusas sobre el tema: El prisionero del Cáucaso, de Serguei Bodrov; la película de Makanin, con el mismo título; Check Point, de Alexander Rogozhin, la de Serguei Govorujin. Nos enseñan el rostro doloroso y desorientado de los muchachos-soldados. *