JUEVES 11 DE MAYO DE 2000

* Siempre se ha dado el incentivo, según el veterano técnico Ignacio Trelles


Desde boletos para el tranvía hasta 30 mil pesos por ganar un partido

* ƑCuánto vale un triunfo? * Ni en esto se ponen de acuerdo los directivos, pero todos lo pagan

Abril del Río y Miguel Angel Ramírez I/ * En la bolsa de valores del futbol las diferencias entre las acciones de los equipos se reflejan hasta en los incentivos económicos por ganar. Mientras a los jugadores del club León les ofrecieron 15 mil pesos a cada uno por evadir el descenso, los cementeros del Cruz Azul acordaron con sus directivos esa misma cantidad, pero por el triunfo en cada juego del torneo.

Pero independientemente del bolsillo de los dirigentes, el balompié nacional parece haber caído en una irresponsable jauja ante la necesidad de ganar. Porque a los sueldos (que en varios equipos ya rebasan los 100 mil dólares mensuales) y primas acordados con los jugadores se agrega el pago por victoria, algo inexistente en los derechos u obligaciones contractuales. Pero, Ƒcuánto vale un triunfo? ƑDesde cuándo se da el incentivo?

De acuerdo con el veterano entrenador Ignacio Trelles, existe "desde siempre. Estando yo en las reservas del Necaxa, por allá de 1938, ya se daban esos incentivos por ganar partidos. Porque nosotros los reservistas no teníamos sueldos, solamente los de Primera División. Algunas veces en dinero, cualquier cosa; otras veces le daban a uno pases para viajar en los tranvías o boletos para ir a algún espectáculo. A los toros, por ejemplo, como incentivo por ganar".

 

Cruz Azul premia el triunfo con $15 mil

 

En Cruz Azul ųdonde labora actualmente Ignacio Trellesų obviamente no ofrecen boletos del Metro, pero los jugadores podrían comprar cada semana diez mil pasajes del transporte colectivo, al negociar un premio de 15 mil pesos por encuentro ganado. En caso de empate serían cinco mil boletos, pues la recompensa es de 7 mil 500 pesos por el punto.

El que juega, aunque sea un minuto, se lleva ciento por ciento del premio, mientras quien calienta la banca obtiene únicamente 25 por ciento. Aunque hay privilegiados, como el director deportivo del club, Guillermo Mendizábal, que sigue las acciones desde un palco en el estadio y tiene derecho a los 15 mil pesos si los cementeros logran las tres unidades.

Las Chivas del Guadalajara también fijaron la tarifa en 15 mil pesos por triunfo, pero tienen variantes en relación con Cruz Azul, porque son cinco mil pesos en caso de un empate, pero 30 mil si logran vencer a los rivales de su grupo.

Similar a estos clubes, considerados grandes del futbol mexicano, es el Toluca, que supo pintar su raya ante los calific TRELLES,Ignacio  002 ados como chicos en la liguilla pasada. Los del Pachuca se sintieron muy estimulados cuando la directiva les ofreció 35 mil pesos a cada uno por eliminar a los Diablos Rojos en los cuartos de final, pero al enterarse de que a los de enfrente les pusieron 80 mil pesos en la mesa por hacer lo propio con ellos, volvieron a la realidad.

Sin embargo, esto no impidió que hicieran su primera diablura; Atlas y Cruz Azul se sumaron luego a sus víctimas. Con la obtención del título, los Tuzos llevaron 300 mil pesos a sus arcas. Nada malo, considerando que fue en tres semanas, y en un club donde el salario mensual más elevado era de 45 mil dólares.

 

Cuestión de ética

 

Ignacio Trelles considera indebido el incentivo por ganar, al "quedar establecida plenamente una cantidad para rendir al máximo, de acuerdo con una capacidad dada". Piensa que eso "va contra la ética que debe prevalecer".

Los futbolistas llegaron a pensar incluso que los premios ofrecidos por dirigentes ajenos al club no era algo deshonesto (hasta que la Federación Mexicana de Futbol los amenazó con expulsarlos si aceptaban un estímulo así), siempre y cuando les pidieran ganar el partido. Los dirigentes, por su parte, como José Antonio García, presidente del Atlante, hasta deseaban reglamentar esos incentivos; querían toda ayuda posible del exterior.

Tal vez los del Celaya hubieran sido los primeros en apoyarlo, porque si no logran el pase a la liguilla por el título su directiva se olvida del pago por los encuentros ganados.

Cada club ha tenido que buscar la fórmula mágica. El Monterrey llegó a pagar 10 mil pesos por punto en 1998, mientras que Pumas, donde se juega más por el amor a la camiseta, ofrece poco pero también lo hace. En los auriazules son tres mil pesos por victoria y mil por empate.

El llamado equipo del pueblo, Atlante, continuó siendo tratado como tal, pese a caer en manos de Televisa y Alejandro Burillo. Entre siete y diez mil pesos podrían valer sus triunfos. Estaban convertidos en los parientes pobres, ya que la promesa en América y Necaxa oscila entre los 20 mil y 25 mil pesos. Y para los de Coapa el incentivo es triple cuando enfrentan a las Chivas.

En el Neza, según el sapo era la pedrada. Se clasificaba la importancia del rival, y se podían llevar a casa de tres mil a cinco mil pesos Aunque nada evitó que se consumara su descenso en este torneo. Y al decretarse que ellos se iban a la Primera A, lo primero que pidió su técnico, Nelson Sanhueza, fue mantenerles el sueldo o incrementarlo para que se animaran a jugar en la división inferior.

Por eso, quien piense que el futbol tiene matrimonio con la congruencia, que tire la primera piedra.

Otros atletas, donde el negocio también está en las piernas, serían los primeros en abstenerse. Rodolfo Gómez, sexto lugar olímpico en Moscú 80 y actual entrenador de fondo, señaló que "en comparación con el futbol, siempre he dicho que hay deportistas que ganan dinero por lo famosos que son, pero no por la calidad. La televisión los hace, pero la fama no va de la mano con la calidad".

Para él nada es comparable con el esfuerzo de un maratonista. Andrés Espinosa puede ser un ejemplo. Después de años de combinar su preparación con el trabajo de soldador, ganó el maratón de Nueva York, en 1993. El premio fueron 60 mil dólares y un Mercedes Benz. El automóvil, al no poderlo importar, lo tuvo que negociar por uno nacional, y el dinero lo dividió así: 35 por ciento de impuestos, 10 por ciento para su representante y cinco por ciento para el entrenador.