JUEVES 11 DE MAYO DE 2000
* Orlando Delgado *
Serfin y Bancomer
El IPAB informó, hace poco más de un mes, que sus pasivos al cierre del año pasado ascendieron a 722 mil 465 millones de pesos, de los cuales solamente a Serfin le correspondían 100 mil 954 millones por el programa de saneamiento. El propio Corta informó que el costo total de los recursos fiscales destinados a Serfin fue de 123 mil millones de pesos, recursos que se utilizaron para diversos fines, entre los que destacan el pago de la garantía de la inversión del Hong Kong Shanghai Bank, así como lo necesario para que el banco pudiera estar en condiciones para ser vendido.
Esta venta finalmente se concretó y el ganador de la subasta fue Santander. La presentación de este hecho, desde el IPAB, plantea que la operación fue exitosa, ya que se pagó 1.59 veces su valor en libro, lo que rebasa el promedio de las ventas recientes en el mundo. Lo central, sin embargo, no es esto, sino que el precio logrado (14 mil 650 millones de pesos) es apenas el 12 por ciento de los recursos que el gobierno destinó a su saneamiento y capitalización; resulta que para ''salvarlo'' y venderlo, gastamos 123 mil millones y luego lo vendemos perdiendo 108 mil 250 millones.
La noción de que fue una operación exitosa no parece razonable; por el contrario, ilustra una de las características fundamentales de la ortodoxia neoliberal que ha venido decidiendo el uso de los recursos públicos y la estructura de la propiedad del sistema bancario.
Esta operación ha sido posible debido a las modificaciones a la legislación bancaria aprobadas por la Cámara de Diputados en diciembre de 1998, justamente las que contenían la conversión de los pagarés Fobaproa en deuda pública y que fueron aprobadas por las bancadas del PRI y del PAN. La idea central que ha ordenado la apertura de los bancos al capital extranjero es que la crisis bancaria mostró la incapacidad de los propietarios nacionales para administrar adecuadamente sus bancos, por lo que resultaba indispensable que banqueros extranjeros se incorporaran con un peso relevante a la gestión bancaria, para lograr elevar el nivel de conocimiento de este negocio.
Esto se hizo paulatinamente, hasta llegar a la situación actual: cualquier banco, independientemente de su tamaño y participación en el mercado, puede ser adquirido mayoritariamente por capitales extranjeros.
Así, como lo hemos señalado antes (ver La Jornada, 24/3/00), buena parte de los beneficios del ''rescate'', lo están recogiendo los bancos extranjeros, particularmente los españoles. La compra de Bancomer por BBV, aumentaría sensiblemente el peso de la banca extranjera que, con la compra de Serfin, llega a alrededor de 35 por ciento de los activos totales, y con Bancomer que cuenta con el 19 por ciento de los activos, alcanzaría el control de cerca de 55 por ciento del total.
El peso de los bancos extranjeros sería, en consecuencia, decisivo en la orientación del funcionamiento institucional y del sistema mismo; se haría, para decirlo brevemente, profesional.
En este contexto es donde debe ubicarse la propuesta de Banamex para comprar Bancomer; como se reconoce entre los analistas, la oferta de Banamex resultó inesperada, ya que el desencanto del grupo de control en el negocio bancario había sido reconocido. Tal parece que hubo algún elemento que les hizo cambiar de opinión y proponerse incrementar sus inversiones en el sector; es claro que no fue el de la rentabilidad, sino precisamente la convicción de que la penetración extranjera en la banca reducirá inexorablemente la discrecionalidad en el manejo del propio negocio. No debe olvidarse el origen de la fortuna de los dueños de Banamex, ni mucho menos las palabras de Roberto Hernández hace exactamente seis años, cuando era el presidente de la Asociación de Banqueros de México, advirtiendo que si el PRI perdía las elecciones tendríamos un verdadero caos. El PRI ganó y todos recordamos lo que nos ha pasado. Ahora, los dueños de Banamex, no se han atrevido a respaldar públicamente a su candidato, pero se preparan a hacerlo intentando comprar Bancomer.