Emilio Pradilla Cobos
El Zócalo, corazón de la esperanza
El 5 de mayo, 150 mil capitalinos llenaron el Zócalo, corazón de la ciudad de México, capital de todos los mexicanos. Se reunieron para defender la candidatura de Andrés Manuel López Obrador a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, postulada por el PRD y otros cinco partidos políticos nacionales que forman la Alianza por la Ciudad de México.
Sobre esa candidatura pesa la amenaza de anulación por una dudosa impugnación legal presentada por PRI, PAN y PARM. Estos tres partidos quieren arrebatarle al perredista, por el voto de un puñado de jueces, en una oficina de juzgado electoral, lo que perderán seguramente en las urnas, por el voto de millones de ciudadanos, pues López Obrador está colocado en las encuestas en la delantera de la contienda con más de 10 puntos de ventaja sobre su más cercano competidor, Jesús Silva Herzog, del PRI. Las mismas encuestas señalan que más de la mitad de los encuestados aceptan la validez de la candidatura.
La candidatura de López Obrador avanza incontenible, por cuatro razones: por su limpia trayectoria de luchador social y político honesto y comprometido con los explotados por el neoliberalismo, nueva cara del viejo capitalismo, y los oprimidos por el decrépito régimen priísta; por su propuesta de gobierno, que pone en primer lugar las tareas de la democratización plena de la capital y la atención de las necesidades de los damnificados del proyecto económico de PRI-PAN; porque será el continuador y profundizador del proyecto de transformación de la capital iniciado por Cárdenas y Robles; y porque el PRD, con el liderazgo de Cárdenas y López Obrador, es desde hace 11 años, la fuerza política más comprometida con el cambio del régimen político autoritario, con la defensa de las mayorías contra la expropiación del patrimonio colectivo y la liquidación de sus conquistas históricas, y con la ampliación de las libertades ciudadanas.
El PRI, que pretende disfrazarse de "nuevo" con palabras e imágenes publicitarias, usa contra López Obrador los mismos métodos que utilizó en décadas de autoritarismo de Estado. El PAN, aliado incondicional del PRI desde 1989, que quiere hoy cobrar su apoyo al régimen priísta sucediéndolo en el Poder Ejecutivo, usa su doble moral, evidente en el discurso de Vicente Fox, su candidato a la Presidencia, tratando de golpear a López Obrador, al tiempo que lanza incoherentes llamados a Cárdenas para que decline a su favor; sus diferencias con el PRI son: ser una variante más reaccionaria del proyecto neoliberal, y su desesperación por cobrar los dividendos de 11 años de subordinación al PRI-gobierno.
La participación de Cuauhtémoc Cárdenas, el incansable luchador por la democracia durante 13 años, dio un contenido más al acto del 5 de mayo. La gran manifestación del Zócalo, convertido en el corazón de la esperanza de muchos millones de mexicanos, fue un mensaje para quienes, quizás de buena fe, obcecados con la insoportable presencia del PRI en el poder, están dispuestos a sacrificar sus principios e ideales depositando un irreflexivo y engañoso voto útil por el conservadurismo, el clericalismo, el neoliberalismo, la incoherencia, la inconsistencia, el barbarismo, el mal gusto de Fox. Ese mensaje es simple pero potente: la esperanza de un cambio verdadero, de un nuevo rumbo para México, está viva en las masas, se materializa en las candidaturas de López Obrador y Cárdenas; no puede ser domesticada ni vencida por el marketing de los publicistas de empresas trasnacionales, ni por la palabrería de los emisarios de un cambio que significa volver a ese pasado desmembrado hace casi un siglo por la Revolución Mexicana, reconstruido en parte por el PRI desde los años 50, mantenido a raya por las luchas sociales durante medio siglo, y que hoy quieren eternizar, cada uno a su manera, Fox y Labastida, el PRI y el PAN. De los oportunistas políticos que cambian de partido e ideología según los vaivenes de las encuestas y sus intereses personales, hay poco que decir.
El mensaje de los manifestantes del Zócalo fue muy claro: los que quieren la democracia, la justicia, la equidad, la inclusión social, el imperio de la ley, desterrar la delincuencia, y un gobierno honesto y sin corrupción, tienen que votar útil, por Cárdenas y López Obrador, que son los que quieren y pueden, con la fuerza, el apoyo y la vigilancia de la mayoría de los mexicanos, avanzar por ese camino. Si a alguien le quedan dudas, los capitalinos reafirmaremos el próximo domingo 14, en el plebiscito, que queremos a López Obrador como candidato a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal.