MIERCOLES 10 DE MAYO DE 2000
Ť Persiste la costumbre presidencial del cierre espectacular de sexenio
La remodelación del Munal es un megaproyecto final de Zedillo
Ť El desmantelamiento de la Pinacoteca Virreinal no pudo ser impedido por la comunidad artística
Ť Los pinceles de la historia, exposición que marcará el comienzo de una nueva etapa del recinto
Miryam Audiffred /I Ť A partir de este año el mes de la patria tendrá un motivo más para no pasar inadvertido. Si en 1810 los criollos se encargaron de hacer inolvidables los días de septiembre y en 1985 las fuerzas naturales lograron convertir esas semanas en una llaga para la memoria colectiva, ahora el presidente Ernesto Zedillo usará esta página del calendario para inaugurar el proyecto faraónico de su sexenio, en materia de cultura.
Después de más de un año de planear, construir y remodelar lo que -aseguran las autoridades- será el ''principal recinto cultural de América Latina", el Museo Nacional de Arte (Munal) reabrirá sus puertas el próximo septiembre para ponerle punto final a un periodo de gobierno y cerrar, de una vez por todas, los múltiples capítulos que se fueron escribiendo durante este proceso de reconstrucción: el desmantelamiento de la Pinacoteca Virreinal y la oposición de distintos artistas, críticos e intelectuales.
Tras la huella histórica antes de dejar la silla presidencial
La exposición Los pinceles de la historia. De la patria criolla a la nación mexicana marcará el inicio de una nueva etapa que requirió de por lo menos 15 millones de dólares para concretarse. Así, esta muestra -que parte de una trilogía comenzada en junio del año pasado con Los pinceles de la historia. El origen del reino de la Nueva España- no sólo reunirá óleos, dibujos, acuarelas y esculturas del periodo 1750-1860. También será la coincidencia que unirá por siempre al presidente Zedillo y a José López Portillo, mandatarios que poco antes de dejar la silla presidencial quisieron dejar huella en las piedras del mismo recinto.
Inaugurado por López Portillo a unos meses de abandonar Los Pinos, el Munal que reabrirá sus puertas en algunas semanas más mostrará cambios radicales, como anunció en junio de 1998 su directora Graciela de la Torre.
Y es que además de la ausencia de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes -instancia con la que desde su apertura, en 1982, compartió 40 por ciento del espacio; éste llegó a estar ocupado por la oficina de Telégrafos Nacionales e incluso llegó a tener en la azotea una guardería del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), un local de Alcohólicos Anónimos, una peluquería y un restaurante-, el inmueble contará con cinco niveles, una superficie total de 15 mil 649 metros cuadrados, el doble de salas permanentes y temporales (pasa de 4 mil 500 metros cuadrados a 7 mil) y con el patio del Palacio de las Comunicaciones totalmente techado, como lo deseaba el arquitecto Silvio Contri cuando empezó la construcción del edificio en 1904 por encargo de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas porfiriana.
El Louvre de México
El Museo Nacional de Arte que inaugurará Zedillo tratará de consolidarse como el ''Louvre" del país. De hecho, está planeado para ser -en palabras de Graciela de la Torre- ''el espacio digno que merecen las artes y el México del siglo venidero".
Sin embargo, llevar a cabo tan ambicioso proyecto implicó riesgos y apuestas, como el no anunciado desmantelamiento de la Pinacoteca Virreinal (La Jornada, 14/XII/99), cuyo acervo de 350 pinturas -correspondientes a los siglos XVI, XVII, XVIII y al primer cuarto del XIX- se suma ya a las 3 mil 500 de la colección del Munal, incluyendo en esta cifra las piezas que están sujetas a comodato.
La molestia de la comunidad artística no fue suficiente para frenar lo que la crítica de arte Raquel Tibol calificó como una muestra de la ''ambición desmedida de las autoridades" mexicanas. Además, el hermetismo y las declaraciones opuestas de directivos del Instituto Nacional de Bellas Artes lograron que creadores plásticos como Felipe Ehrenberg dudaran de la transparencia del traslado.
Y es que si el coordinador nacional de Artes Plásticas, Walther Boelsterly, aseguró que la Pinacoteca no tenía daños irreparables que condujeran a su cierre, la directora del Munal habló de la existencia de un dictamen en el que, según ella, se señalaban problemas de humedad que conducían, por ende, a la búsqueda de una nueva sede para albergar las obras virreinales.
De la Torre señaló a La Jornada que la acción no debía de ser vista como una voluntad política, puesto que ni Rafael Tovar y de Teresa ni Gerardo Estrada tuvieron la idea de trasladar las piezas.
''La iniciativa -dijo- es de orden académico. No hay proyecto político, sino museístico, detrás de este cambio" (La Jornada, 21/XII/99). Si bien no fueron muchas las explicaciones que se dieron entonces, hoy la jefa de prensa del museo asegura que se está acabando el tiempo para la remodelación. ''Es ahora o nunca".
El megaproyecto Munal 2000 considera lo mejor de lo mejor. Por eso, desde el cierre del Centro Cultural/ Arte Contemporáneo, en octubre de 1998, la responsable del recinto de Tacuba está luchando por conseguir la colección de pintura mexicana de Jacques y Natasha Gelman.
Dicen que en la guerra y en el amor todo se vale así que, aún sin tener la aprobación de Robert Littman -quien es el albacea del acervo Gelman-, la institución publicó un folleto (difundido en varios medios impresos) en el que se mostraba la existencia de una sala especial para exhibir esas piezas. En teoría, la colección sería colocada en el primer piso del edificio.
ƑSitio idóneo para albergar la colección Gelman?
De hecho, en junio de 1998 Graciela de la Torre señaló a la revista Proceso que Littman ''quedó enamorado del museo" y ''altamente complacido con el proyecto por lo que, desde que conoció a fondo el esquema de ampliación y restauración, pensó que el Munal era el sitio idóneo para la colección".
Se trató de una declaración que dejaba sin oportunidad a otras personas que habían manifestado su interés por resguardar dichas obras: Dolores Olmedo y Miguel Alemán, gobernador de Veracruz.
No hay duda de que las creaciones de Diego Rivera, Frida Kahlo, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y de otros muchos artistas plásticos se quedarán en México -los Gelman indicaron en su testamento que la colección debe permanecer en el país y sin ser fragmentada-, sólo que Littman aún no define cuál será el inmueble que alojará esta importante colección.
En fin, los trabajos de remodelación del Museo Nacional de Arte se realizan a pasos acelerados.
El sexenio está a punto de concluir con un recinto menos, un elefante blanco -rehabilitado con base en declaraciones contradictorias, largos silencios y evidente malestar colectivo- y una clara tendencia a continuar una tradición que llega al cuarto de siglo: cerrar el periodo presidencial con la inauguración de un proyecto faraónico.