MIERCOLES 10 DE MAYO DE 2000

Ť Continuará 4 años al frente de esta casa editorial


Carmen Lira, ratificada como directora general de La Jornada

Ť Por unanimidad de accionistas, la confirmación en el cargo

La directora general de La Jornada, Carmen Lira Saade, fue ratificada en el cargo al frente de este diario, por unanimidad y para los próximos cuatro años, durante la asamblea de accionistas de Desarrollo de Medios, SA de CV, celebrada ayer en esta ciudad.

En su informe anual ante los accionistas, la directora destacó que la consolidación de un proyecto periodístico como éste -el primer diario impreso en el Distrito Federal con mayor presencia en el ámbito nacional- se logró a contracorriente de una creciente competencia en un "entorno implacable" y frente a "una tendencia preocupante por parte del poder público", percibida y comprobada en los últimos meses, "que ha cedido a la tentación de activar mecanismos ilegítimos de control de la prensa, particularmente el de la asignación discrecional y facciosa de la publicidad".

lira-asamblea-jornada-jpg Lira Saade advirtió que este "acoso" a medios de comunicación, al negárseles recursos financieros por concepto de publicidad oficial, "que no son propiedad de los gobernantes sino de la sociedad en su conjunto", es inadmisible.

Por ello, insistió en la necesidad de establecer una reglamentación que regule las asignaciones de publicidad oficial a los medios, de acuerdo con el público y la penetración de cada uno.

Además del "golpeteo" que representa la negación de publicidad por parte de sectores de la administración pública, la directora de La Jornada apuntó hacia otros "abusos de poder más sutiles", expresados en la creación de medios impresos que aparentan ser independientes y que inciden en el escenario político "disfrazando su labor informativa" y "detrás de los cuales se parapetan grupos de inversión relacionados con ex presidentes y altos funcionarios en retiro, o incluso en activo". Estos, externó, son "recursos ilegítimos" de competencia.

A pesar de ello, La Jornada logró entrar a un marco de operación financiera de números negros y creció, gracias a que los jornaleros se mantienen "fieles a nuestra línea editorial y a nuestra visión del mundo".

Reconoció sin embargo que sobrevivir y preservar el diario no es suficiente. Y habló de los retos más importantes que enfrenta el diario: la cada vez más compleja tarea de comprensión de las realidades sobre de que se informa y el desempeño profesional ético y riguroso.

Lira Saade puso como ejemplo de este desafío "puesto a prueba día a día" la cobertura del conflicto que se vive desde hace más de un año en la Universidad Nacional Autónoma de México, que coloca a los informadores ante circunstancias tan complejas e irreductibles que rebasan cualquier enfoque tradicional, "que no admiten interpretaciones en blanco y negro".

Momentos antes se había dado a conocer el informe anual del Consejo de Administración de la empresa, que dio cuenta del balance general de las finanzas de la empresa: los activos consolidados de Demos para el periodo 1998-1999 crecieron 10 por ciento; en este periodo se publicaron en promedio cinco planas diarias más, respecto de las 76 de 1998.

La venta neta del periódico aumentó 6 por ciento y la circulación diaria representó un crecimiento de 16 por ciento respecto de 1998, tomando en cuenta los tres proyectos regionales de la casa editorial -La Jornada de Oriente, editada en Puebla, La Jornada de San Luis, de San Luis Potosí y La Jornada El Sur, de Acapulco-; la asamblea aprobó este informe por mayoría.

Reportera, corresponsal y jefa de información durante largos años de su trayectoria, la directora de La Jornada reivindicó el "periodismo vivo y de calle" y la constante capacitación profesional, así como el desarrollo de códigos de ética frente a lo que llamó el "periodismo de buró", aquél que se nutre solamente del teléfono, el fax, las páginas de la Internet y el monitoreo de los noticieros de radio y televisión.

Uno de los mayores riesgos de los informadores y de su medio, declaró, "es la tentación de no ver ni oír ni leer a fondo a las sociedades a las que se deben".

Para enfrentar estos riesgos del oficio, añadió, "tenemos, en última instancia, la humildad, la buena fe y la receptividad a las voces críticas de la ciudadanía, las luchas democratizadoras de la sociedad y nuestro propio esfuerzo sostenido".

Concluyó: "Debemos, en suma, mantenernos fieles a nuestra determinación fundacional de jugar limpio, es decir, de siempre respetar nuestros ideales, entre los cuales, de modo primordial, se encuentra el deber de informar más allá de intereses, pasiones y militancias".