LUNES 8 DE MAYO DE 2000
Ť Autor del libro Alquimia y mito del mexicano
Debe superarse la cultura del resentimiento: Manuel Aceves
Ť En pugna, el inconsciente precolombino y la conciencia europea
Miryam Audiffred Ť El "ninguneo" de intelectuales y escritores apegados a Octavio Paz no ha sido suficiente para detener la labor del investigador y sicólogo Manuel Aceves, quien, desde hace más de dos décadas, ha escrito ensayos que refutan varios de los postulados vertidos por el premio Nobel de Literatura en El laberinto de la soledad. "Mantener una postura contraria a la de un hombre considerado gloria nacional no ha sido nada fácil -comenta-; no obstante, he aprendido que todas las reacciones negativas sólo confirman el refrán 'Palo dado ni Dios lo quita' ".
A unos días de la aparición de Alquimia y mito del mexicano en las librerías capitalinas, el también introductor del pensamiento jungiano al país considera que "ha llegado el tiempo de la reivindicación" y que, por eso, uno de los objetivos de su texto es liberar a las ideas de lo mexicano de los conceptos tradicionalistas de los siglos XIX y XX.
Aceves no sólo combate la opinión de Leopoldo Zea y de Emilio Uranga en torno a la supuesta insuficiencia del mexicano. Se atreve a señalar: "A lo largo de la historia reciente hemos vivido sumidos en el resentimiento y el imperio ideológico de los vencidos, erráticos y faltos de ser, por obra de los mismos filósofos".
Samuel Ramos, con su obra El perfil del hombre y la cultura en México (1934), y el ensayo cumbre de Paz no son la excepción de su crítica. De hecho, en Alquimia y mito del mexicano Aceves dedica varias páginas a su Antilaberinto, escrito que cuestiona el mito de La Malinche ideado por el poeta para explicar el por qué el mexicano es un hijo de la Chingada.
En palabras del sicólogo, de tomarse en serio esta concepción se producirían efectos despersonalizadores y desnacionalizadores. "Un pueblo así, al que se le ha escamoteado su verdadero origen, efectivamente no es nada, ni aun poéticamente".
"Al conquistador lo llevamos dentro"
Consciente de que su libro no es sino una continuación de la llamada filosofía de lo mexicano -o, como más tarde se le llamó, "búsqueda de la esencia del ser del mexicano"- Aceves considera que los jóvenes deben superar la cultura del resentimiento propuesta en libros anteriores. "Deben hacerlo porque -enfatiza- nosotros no podemos señalar a nuestros conquistadores. Los llevamos dentro".
De acuerdo con Aceves, dejar atrás dicho enojo requiere, entre muchos otros asuntos, impugnar la "imperdonable" afirmación de Paz en cuanto a que "la conquista de México sería inexplicable sin la traición de los dioses"; razonamiento que, añade el sicólogo, es el fundamento de la teoría de la orfandad creada por el premio Nobel.
"Octavio Paz no ofrece ninguna prueba para tan escandaloso aserto y, no obstante, la imagen de pueblo traicionado por sus dioses se ha convertido en motivo de orgullo entre nuestros novelistas."
En su opinión, la conquista de México no fue producto de la traición de los dioses nativos, sino de las tribus. Lo que falló, concluye, fue la magia de una serpiente de turquesa frenta a la espada y la pólvora de los cristianos; cabe recordar -continúa- que, según lo escrito por el historiador Ignacio Bernal, en los últimos días de la defensa de la capital azteca el pueblo imploró al dios Huitzilopochtli y envió a un guerrero con el "arma suprema": la serpiente de fuego, xiuhcóatl.
ƑQué ocurre cuando esta visión poética de la traición es creída al pie de la letra? En palabras de Aceves, "produce efectos neuróticos porque los dioses precolombinos, infamados por Paz, representan los contenidos arquetípicos del inconsciente colectivo de los mexicanos. Como estructuras de las psique, jamás nos abandonaron ni renegaron de nosotros".
La reivindicación buscada por Aceves va más allá de la relación histórica del pueblo con sus dioses. Alcanza a la madre y, por tanto, exige la revaloración de La Malinche, quien -en las páginas de este libro, editado por Grijalbo- deja de ser la violada y la prostituta para convertirse en la conquistadora de México. "Son tales los problemas resueltos por ella que la invasión española, sin su concurso, habría consistido en la fundación de un villorrio y en dos o tres batallas donde los aventureros hubieran sido vencidos al fin y cocinados al ají".
No obstante reconocer que la misión de Paz se cumplió "al demostrar que el carácter del mexicano es multiforme y, por lo tanto, irreductible a una sola de sus modalidades", Aceves propone una nueva visión del ser mexicano.
Basado en los lineamientos del sicoanalista Carl Gustav Jung, afirma que el mexicano tiene una psique inconsciente precolombina y una conciencia europea que está en constante contradicción. La paradoja, por ejemplo, se encuentra en el rechazo al elemento hispano y en el paralelo surgimiento de movimientos campesinos e indígenas que, como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, exigen ser tomados en cuenta.
Podría decirse que la serie de ensayos que dan vida a Mitología y mito del mexicano es un esfuerzo intelectual que México hace por autoconocerse. Aceves se propone sacar a Jung de los "cenáculos sicoanalíticos" y al mismo tiempo confirma el "bovarismo nacional" mencionado por Antonio Caso en el sentido de que, como Emma Bovary, "basta que una idea asome en nuestra conciencia para que la volvamos realidad".