JUEVES 4 DE MAYO DE 2000

Un diálogo de autócratas

 

* Sergio Zermeño *

LA MAYOR ESPERANZA de los universitarios es que ya termine esta pesadilla, que se pongan de acuerdo las dos pandillas, que se dividan los muebles y los espacios de la casa, que el portón sea derribado y no haya más policías, si es necesario, para que poco a poco podamos regresar y restablecer algún orden posible. Pero en esta manera de ver las cosas se encuentra justamente el problema: Ƒquiénes son ellos y quiénes somos nosotros, los que tenemos que regresar?

El CGH estableció desde un principio que no debía haber ningún mediador entre él y su adversario y puso, a la entrada de las facultades, listas de profesores non gratos por haber tratado de intermediar en la solución del conflicto.

El Consejo General de Huelga, sus asesores, los movimientos sociales simpatizantes, y destacadamente el zapatismo, acusaron al grupo de profesores eméritos de ser agentes de la rectoría y ésta, al final de cuentas, echó mano de otros profesores que controlaba mejor (los premiados de la UDUAL) para acabar de borrar el rastro de los Villoro, los Sánchez Vázquez, los López Austin, los Rossi... mientras Francisco Barnés de Castro se ufanaba de nunca haber recibido a las representaciones de académicos independientes.

Juan Ramón de la Fuente arrancó con una actitud distinta, escuchó a todas las comunidades de profesores e investigadores, pero una vez que tuvo en sus manos el resultado del plebiscito, se concentró en el blindaje de la muralla institucional apoyado en el Consejo Universitario y los consejos técnicos e internos, y a través de ellos se hicieron pasar todas las iniciativas políticas y académicas no dejando escapar de su control ninguna actividad relacionada con el inminente congreso de reforma universitaria.

Fueron rebautizados como "cuerpos colegiados" para dar la impresión de que los colegios y organizaciones de la sociedad civil universitaria eran tenidos en cuenta, y hace una semana, en las elecciones para consejeros en todos estos niveles, pudimos constatar la historia de siempre: frente a cada candidatura independiente "peligrosa", la institucionalidad trató de imponer, con todos sus recursos, una candidatura leal.

Qué miedo tan brutal de uno y otro lado a que la academia reine en una institución educativa como la Universidad Nacional Autónoma de México. Rectores e innumerables directores proceden de las secretarías y las subsecretarías de Estado y de las filas probadas de la propia burocracia de la institución (sin importar que ése sea justo el origen del malestar en que vivimos)

O bien, cuando eso no es posible, son elegidos de entre los cachorros de los grupos leales, jóvenes que aún no tienen ninguna fuerza académica y, por lo tanto, ninguna autonomía, peones dependientes de la institucionalidad y de la disciplina hacia sus jefes de manada; lo que sea antes que un ser crítico e independiente (Ƒpues que no ha sido entre esos entes donde se desarrolla la ciencia?).

La discusión que hemos escuchado en el radio durante los últimos tres días, entre la rectoría y el Consejo General de Huelga en torno al aparato policiaco y de espionaje en la Universidad Nacional Autónoma de México, puede contener muchas exageraciones, pero denota los rasgos inequívocos de una institución rigurosamente vigilada.

Esto no sólo es alarmante desde la institucionalidad, sino también porque desde el CGH y desde los movimientos y organizaciones sociales de nuestro país (para ya no hablar de los partidos de oposición), en los pocos momentos en que han podido ejercer sus acciones, han mostrado y están mostrando un verticalismo y un autoritarismo que hace palidecer todo tránsito a la democracia y presagia más bien el afianzamiento de los rasgos más nítidos de nuestra piramidal mexicanidad.

ƑPor qué no podemos con lo intermedio, con el tercero, con el progreso y el respeto de lo social y de los individuos? ƑPor qué tenemos que ser pandilla y luego federación de pandillas y luego Estado?

Parece haber terminado el estalinismo soviético y el de su periferia, cayó el muro de Berlín, muy probablemente vivamos el fin del Partido Revolucionario Institucional (PRI) dentro de dos meses, pero en la Universidad Nacional se afianza y se pertrecha un poder burocrático para mucho tiempo. *