JUEVES 4 DE MAYO DE 2000

* Este es mi último ciclo, pero sólo yo decidiré cuándo irme, dice


Mercenario buscará, ahora, ganar en Rusia

* El deporte me enseñó que debo mantenerme siempre en la lucha, afirma el marchista

Jorge Sepúlveda Marín * Carlos Mercenario admite que ya piensa en el retiro de la caminata, pero tajante advierte que sólo a él corresponde tomar esa determinación y definitivamente no ocurrirá en este momento, porque antes debe cumplir con una invitación que le hicieron para que caminara en Rusia a finales de julio, y porque además debe confirmar que está en forma, por si hace falta para Sydney.

Sonriente y tras comentar a los reporteros "que no esperaba verlos por acá", el medallista olímpico respondió con serenidad a los cuestionamientos. Informó que hasta la mitad de los 50 kilómetros disputados en Nuremberg, Alemania, el domingo anterior iba en el grupo puntero, pero luego se percató de que ya no haría un buen tiempo, por lo que decidió abandonar.

"La verdad es que nunca me salgo, pero como ahora debo hacer otra competencia, decidí parar", sostuvo.

Habló de que el deporte le ha enseñado a mantenerse siempre en la lucha, y aunque "sé que este será mi último ciclo olímpico y no me espanta decirlo, no me iré porque ya no pueda; pero cuando decida dejar la carrera deportiva será para tener éxito en otra actividad ".

Sin embargo, nada quiso adelantar, salvo que ha colaborado en el estado de México en la promoción deportiva con los niños y jóvenes.

Seguro de mantener el apoyo del programa Compromiso Integral de México con sus Atletas (CIMA), ya que de otra forma sería muy difícil mantenerse en los entrenamientos y en las competencias, comentó que sus planes inmediatos serán trabajar en la ciudad de México con la misma metodología para afrontar el nuevo reto.

Negó que los nuevos competidores y los tiempos que están logrando en los 50 kilómetros lo empujen hacia afuera, pues lo que sucede en México es que siempre se le exige más a todos, pero no se les reconoce lo que ya hicieron.

Agregó que aquí los medallistas tienen una pensión vitalicia (cinco salarios mínimos al mes), pero no es suficiente para vivir, y con la enseñanza del deporte seguirá luchando donde sea.

Luego de no calificar hace cuatro años para los Juegos Olímpicos de Atlanta y ahora estar como suplente para Sydney, esta situación lo tiene un "poco triste, pero no derrotado". Lo "fácil sería irme y dejar todo, pero en este momento debo seguir adelante, y cuando decida algo diferente, ustedes serán los primeros a quienes se les comunicaré", se comprometió.