Ť Le Corbusier lo consideraba el constructor del siglo XX


El escepticismo y el testimonio de una monja obrarían en contra de Gaudí

Ť La mayoría de sus biógrafos coinciden en la austeridad del arquitecto catalán

Patricia Landino, especial para La Jornada /II, Madrid Ť Entre los primeros testimonios recogidos por el tribunal eclesiástico que investiga los dotes de santidad de Antoni Gaudí i Cornet, a quien un grupo de arquitectos y feligreses catalanes quiere llevar a los altares en calidad de santo, al autor de La Sagrada Familia, entre otras obras situadas en la vanguardia de la arquitectura moderna o modernista, ya se le han atribuido varios milagros.

Sin muchos detalles, los promotores de la santificación del arquitecto catalán, unidos en la Asociación pro Beatificación de Gaudí, formada en 1992, le adjudican por lo menos tres milagros: aseguran que alguien que se encomendó a él expulsó una piedra que tenía incrustada en el riñón; que otra persona pudo terminar una carrera universitaria y otro más ganó un premio (El País, 10/03/2000).

Discípulo del árbol

En el supuesto de que algunos milagros se prueben, de acuerdo con el manual de instrucción para la canonización es necesario un milagro concedido ya en calidad de beato, para ser elevado a santo, con lo cual el personaje adquiere un carácter universal, mientras que como beato el culto que se le profesa es local.

Entre los testimonios recogidos recientemente por el tribunal eclesiático instituido ex profeso para investigar la causa, se incluye el de Pere Fonoll, primo de Gaudí, quien recuerda que su madre, ya fallecida, pasó una temporada con el arquitecto. ''Decía que era muy exigente en el trabajo, pero muy humano con las personas". Un poco de escepticismo podría tirar por la borda la supuesta evidencia de su santidad, al igual que el testimonio de Montserrat Ruis Camps, una monja carmelita quien tenía 14 años cuando fue enviada por su comunidad a cuidar la casa de Gaudí.

barcelona-espa–a-1-jpg Ruis Camps, de 90 años, da fe de la devoción del artista: ''Casi no lo veía. Salía muy pronto para ir a misa y no volvía hasta la noche". Y también de austeridad: ''Limpiaba la casa y lavaba su ropa, pero nunca lavé un calcetín. Creo que no usaba", recuerda la monja, 76 años después.

La austeridad de Gaudí es el aspecto en el que coincide la mayoría de sus biógrafos. Señalan que al final de su vida era tan ''negligente en el vestir, que llegó a ser confundido con un mendigo". Se dice, también, que cuando murió atropellado por un tranvía en las calles de Barcelona, en 1926, fue tomado por un pordiosero.

Gaudí provenía de una humilde familia de caldereros catalanes, los que hicieron un gran esfuerzo para financiarle la carrera de arquitectura. Algunos periodistas y biógrafos apuntan hacia una antirreligiosidad y una simpatía ''obrerista" de Gaudí en su juventud. Uno de sus primeros proyectos fue el de los edificios La obrera matronense.

Algunas biografías cuentan que durante su infancia sufría de un mal reumático que lo privaba de jugar con niños de su edad y de caminar largas distancias, lo cual hacía montado en un burro. Esto le impedía asistir a la escuela con regularidad, por lo que pasaba largas horas observando animales, plantas y piedras. Quizá esto determinó la influencia de la naturaleza en la obra de Gaudí, quien a la hora de ser cuestionado por sus preceptores señalaba el árbol más próximo: ''Este es mi maestro".

La Pedrera, en Barcelona, fue concebida como una montaña emergiendo del mar, en cuyos interiores son visibles símbolos marinos como conchas, algas, caracoles e incluso un pulpo.

Para algunos especialistas, las torres de La Sagrada Familia forman un bosque, y aseguran que cuando el templo esté concluido, se verá que sus columnas fueron concebidas como árboles y que los rayos de luz entran por las claraboyas igual que penetran los árboles en el bosque, con el fin de dar la sensación de recogimiento. O bien La casa Batlló, construida entre 1904 y 1906, cuyo exterior evoca formas óseas y cartilaginosas.

George Orwell, un detractor

Escenas de la vida animal o humana, representadas en la ornamentación de su arquitectura, están directamente inspiradas en imágenes que Gaudí guardaba en su cabeza o en un diario, cuyos extractos escritos entre 1876 y 1879 han sido publicados en inglés en una página de Internet:

''Los pájaros son los que tienen más cualidades decorativas, igual que los dragones, víboras y reptiles", los que se pueden apreciar con claridad en el Parque Güell, entre otras de sus construcciones.

Por su parte, muchos artistas han dado fe de la grandeza de este arquitecto que con su obra dejó una fuerte influencia sobre los creadores de su entorno y aun fuera de éste. Para Le Corbusier, Gaudí fue ''el constructor del siglo XX", y "su gloria trasciende su propio país".

Como las de Gaudí, sostenía Le Corbusier, ''sólo perdurarán las obras que toquen la sensibilidad de los corazones".

Según el arquitecto estadunidense Llouis Sullivan, La Sagrada Familia es el espíritu de Gaudí ''simbolizado en piedra".

Sin embargo para todo hay gustos: el escritor inglés George Orwell considera que La Sagrada Familia ''es el más espantoso edificio del mundo. Si no fue destruido durante la Guerra Civil española, como la mayoría de las iglesias, fue porque los anarquistas mostraron mal gusto al no volarla cuando tenían la oportunidad".

Lo que no se puede negar es la capacidad técnica y constructiva de Gaudí. Cuando Cocteau visitó La Sagrada Familia expresó: ''más que un rascacielos, es un rascaideas".