La Jornada martes 2 de mayo de 2000

Marco Rascón
La democracia arrinconada /I

A doce años de la fundación del PRD, que tuvo como objetivo unificar a los sectores progresistas del país y acabar con el viejo régimen priísta, esta aspiración se encuentra acorralada entre el llamado de la derecha por el voto útil y el éxito de Gilberto Rincón Gallardo para exigir respeto a las minorías políticas.

Es cierto que la dispersión del voto opositor contra el PRI es una de las mejores armas del priísmo para conservarse como mayoría política, por eso fueron abiertos los registros a cinco nuevos partidos sin mayor representación y objeto que ser el bote de basura en la calle de Bucareli; el PRD recogió varios para amortiguar la contradicción entre derecho a la pluralidad y posibilidades de unificar el voto contra el PRI.

De los seis candidatos presidenciales, tres provienen del PRD y representaban hasta hace unos meses un solo programa, lo cual significó que el costo para concentrar el voto en un lado se salió por el otro a favor del PRI, a través del PARM y el PDS que administra Rincón Gallardo, ex miembro de la dirección perredista y de la izquierda partidaria. A partir de esta debilidad y contradicción, Fox lanza cómodamente la ofensiva por el voto útil y las declinaciones como una forma de cercar y aniquilar a la izquierda.

El compromiso de Cárdenas y el programa original del PRD hallarán un escenario más complicado si no se logra consolidar lo más importante del debate: que Francisco Labastida no es ni será el próximo Presidente de México y que el 2 de julio se definirá el futuro del país entre una opción de derecha neoliberal y otra de izquierda democrática.

El discurso de Rincón Gallardo, todos lo escuchamos bien, fue efectivo y sensible en torno al programa, pero perverso en su objetivo político. Quizá no fue sorprendente, ya que si lo analizamos a la luz de la historia de las posiciones políticas de la izquierda en México, el ascenso de Rincón tiene un tufillo falso que se desprende de las habilidades del régimen para anular dispersando o justificando derrotas con argumentos justicieros. Esto se llama en el PAN, Diego Fernández de Cevallos, por ejemplo; popular, pero sumiso al régimen; digno en el discurso moral, indigno en la práctica.

Rincón Gallardo fue sacado en hombros por los medios y el conservadurismo porque sirvió para hacer de una maniobra electoral, una captación y dispersión del voto de izquierda; cumplió a cabalidad con la tarea de reivindicar una izquierda propositiva, pero intrínsecamente minoritaria. No es la primera vez que se usa hablar por la izquierda y jugar a su representación para obtener beneficios del viejo régimen. Antes de 1977, era simple corrupción, pero a partir de la reforma política promovida por Jesús Reyes Heroles, se convirtió en un "tolerante" sistema de partidos minoritarios en torno al PRI, donde al tiempo que la izquierda fue reconocida y aceptada en la mesa como fuerza electoral, ésta asumiría un compromiso con la gobernabilidad y la condición de minoría perpetua.

En lo político, el discurso de Rincón Gallardo es un gran acierto: responde con dignidad fingida y se niega a unirse al canto foxiano por el voto útil, pero llegaría primero, debido al "espacio" de su minoría, a un gabinete de derecha.

El papel que hoy cumple el candidato del PDS, unos lo realizaron burdamente desde el plano "social", como el PT con Salinas; y otros desde el ámbito regional, como Eraclio Zepeda poniéndose al servicio de los finqueros de Chiapas para realizar con la mano izquierda la brutal represión coleta contra la resistencia indígena.

El ascenso de Rincón Gallardo tiene su razón porque fue eficiente a favor del régimen, en una coyuntura precisa de graves errores de la izquierda y de la dirección del PRD. Demostró que fue más eficaz la explotación de su discapacidad, como emblema asociado a una izquierda minoritaria, que la coquetería de Cecilia Soto, "la sorpresa de 1994".

Rincón supo concentrar y exponer la visión de la población de alto riesgo y vulnerable, y convertirla en la base social emblemática de una izquierda necesaria al régimen, pues por definición se reclama minoría.

En el debate económico se cuidó de ocultar su pleno acuerdo y defensa del neoliberal y pro estadunidense blindaje económico, que ha expuesto en diversos foros y que consiste en que podría haber cambio de gobernantes, pero no de modelo económico, pues la visión reyesheroliana, y la que representa Rincón Gallardo, está, ante todo, por la estabilización política de las fuerzas del sistema y contra toda amenaza de ruptura antineoliberal y antipriísta, venga de derecha o de izquierda. En su esquema de Democracia Social lo más importante es la defensa de "la gobernabilidad" a través de un blindaje de la política económica. Nadie impugnó porque esta posición tiene grandes simpatías, aun dentro de la dirección del PRD.