MARTES 2 DE MAYO DE 2000

Ť Prosélitos e impugnadores exponen sus razones acerca del arquitecto


Cliente de su cliente, Dios, ahora Gaudí espera la beatificación

Ť Un tribunal eclesiástico investigará su fama de santidad y el informe podría durar dos años

Ť De probarse que el creador de La Sagrada Familia hizo un milagro, alcanzaría la canonización

Patricia Landino, especial para La Jornada /I, Madrid Ť ''Mi cliente puede esperar", era la respuesta de Antoni Gaudí (Reus, 1852) a sus ayudantes, preocupados por los constantes cambios que, sobre la marcha, el genial arquitecto hacía al proyecto original de su máxima obra, La Sagrada Familia, durante los 43 años que dedicó a erigirla. Pero si como decía, al final de su vida su único cliente era Dios, quizá por su designio este imponente templo expiatorio quedó inconcluso al morir en 1926, atropellado por un tranvía en las calles de Barcelona.

gaudi-antoni-jpg Y aunque sólo logró edificar una parte del ambicioso proyecto, algunos arquitectos han calificado La Sagrada Familia como un ''milagro arquitectónico", por la complejidad técnica de sus sistemas constructivos y la rigurosa base geométrica que Gaudí empleaba en su arquitectura, hasta ese momento inédita.

Pero no es ese milagro lo que llevó al arzobispo de Barcelona, el cardenal Ricard María Carlés, a pedir al Vaticano abrir el proceso para beatificar, primero, y canonizar, después, a Antoni Gaudí i Cornet.

En realidad, los argumentos del prelado y de la Asociación pro Beatificación de Gaudí para impulsar este proceso del arquitecto catalán son difusos.

La asociación -formada por un grupo de amigos, arquitectos y feligreses en 1992, mientras Barcelona se preparaba para los Juegos Olímpicos- argumenta que La Sagrada Familia no es otra cosa que ''un catecismo de piedra". Su presidente, el arquitecto José Manuel Almuzara, dice estar ''convencido" de que Gaudí tiene ''madera de santo", y asegura que muchas personas se convierten al catolicismo al visitar la imponente construcción. Entre ellos se encuentra el escultor japonés Etsuro Sotoo, miembro de la Asociación pro Beatificación de Gaudí, quien luego de cinco años de trabajar en la continuación de las obras se convirtió del sintoísmo a la religión católica. La asociación, vinculada con el Opus Dei, ya logró hace tres años elevar al arquitecto catalán a la calidad de siervo de Dios.

Un peldaño más en pos del altar

Con celeridad inédita, si se toma en cuenta la burocracia del Vaticano para estas causas, y la controversia sobre la vida de Gaudí, la Congregación de la Causa de los Santos del Vaticano otorgó el pasado marzo el nihil obstat. Es decir, autorizó la petición que Ricard María Carlés hizo el 22 de diciembre de 1999 para iniciar el proceso de beatificación, lo que implica la ascensión de un peldaño más en el impulso de Gaudí a los altares.

Ahora corresponde a un tribunal eclesiástico, designado por el arzobispo Carlés, investigar acerca de la fama de santidad de Gaudí y presentar un informe que puede tardar hasta dos años en ser elaborado. Esto abrió un intenso debate en torno de la vida del arquitecto, entre quienes apoyan su beatificación y quienes la cuestionan.

Algunos de sus biógrafos lo sitúan lejos de la beatitud, argumentando que fue masón y que algunas de sus obras como La Sagrada Familia y el Parque Güell tienen múltiples símbolos de la masonería.

El escritor Joseph María Carandell analiza en su libro El parque Güell, utopía de Gaudí una gran cantidad de detalles de clara raíz masónica y rechaza el argumento de la falta de pruebas, ya que se trataba de una organización secreta ''probablemente relacionada con la masonería inglesa". Dice, incluso, que Gaudí era ateo y que quizá presionado por los que le rodeaban, ''se hiciera pasar por católico".

Pero este escritor no es el único que retrata a Gaudí con una luz no precisamente católica. El primero en apuntar hacia la masonería de Gaudí fue el escritor anarquista Joan Llarch, en el libro Gaudí, una biografía mágica.

barcelona-espa–a-5-jpg Otro de sus biógrafos, Eduardo Rojo, asegura que fue rosacruz, y unos más insinúan que tuvo tendencias panteístas, ateas, prácticas nigromantes y que en su juventud sostenía relaciones con muchas mujeres; hay quien, incluso, le reprocha que incurrió en ''desviaciones sexuales".

El crítico literario catalán Jordi Castellanos le atribuye una ''querida" monja y, apoyado en el proyecto de novela del escritor Ramón Casellas, invita a confirmar aquello de que en su juventud, Gaudí ''iba a las iglesias con otros compañeros para escandalizar las almas de quienes salían de misa".

Vida célibe para el decantamiento

Por el contrario, en el estudio Gaudí, biografía del artista, presentado el verano pasado por José María Tarragona, miembro de la Asociación pro Beatificación, se le pinta como un hombre profundamente católico y nacionalista, y lejos del ''joven vestido de dandy y amante de la buena mesa", como lo retrata el escritor Josep Pla; lo presenta ''devoto y austero, que participa en las procesiones del Viernes Santo y que va a misa y comulga cada día".

El obispo de Barcelona sostiene que la rapidez con la que el Vaticano ha autorizado iniciar el proceso de beatificación se debe a que Karol Wojtyla ''quiere santos seglares", además de que Gaudí es un personaje conocido en el ámbito universal. Asimismo, el vicepostulador de la causa, rector de la parroquia de La Sagrada Familia y hermano de Jordi Bonet, quien dirige la continuación de las obras del templo, Lluís Bonet, reconoce que a Gaudí ''le salieron algunas chicas al paso, pero se decantó por la vida célibe".

Sin embargo, el requisito más importante para la beatificación y canonización es que el candidato haya realizado por lo menos un milagro, aseguró a El País el fiscal de la diócesis de Barcelona, Jaime Riera, a quien en este proceso le ha tocado asumir el papel de ''abogado del diablo", pues se desempeña como promotor de justicia del tribunal eclesiástico y tiene que buscar evidencias que pongan en duda la santidad: ''En este tema, Juan Pablo II es inflexible. Se ha negado a beatificar o canonizar en todos aquellos casos en los que no se ha comprobado por lo menos un milagro", agregó Riera.

Por ello el genial arquitecto Antoni Gaudí, quien ahora es ''cliente" de su cliente, también puede esperar.