SABADO 29 DE ABRIL DE 2000
Ť Falta constancia y articulación para atrapar nuevos cómplices: Silva
Realizar el quehacer dancístico implica todo un juego de prestidigitación
Ť Los creadores jóvenes tendrán que buscar oportunidades incluso debajo de las piedras Ť El desinterés del público es un gran escollo Ť Con El lago de los cisnes, la CND rompió el hielo
Miryam Audiffred Ť Más allá de la idea romántica del bailarín como creador de lenguajes corporales ligados a la razón y al imaginario están el intérprete y el coreógrafo que día con día se sumergen en un juego de prestidigitación para realizar su quehacer.
Los creadores de las nuevas generaciones están conscientes de que para crecer en el ámbito profesional tendrán que transformarse en una ''especie de minero" y que las oportunidades las deberán buscar incluso debajo de las piedras.
El coreógrafo Josué Valderrama, por ejemplo, tiene 26 años y está seguro de que el sector dancístico es el menos apreciado por las autoridades y el público. ''Nos queda claro que somos el patito feo de las artes", dice el autor de obras como Juego de poder, Una vida intolerable y El asesino corazón de naranjas.
Cómo no hacer tal deducción si de cien apoyos financieros otorgados por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), 75 por ciento se destina a los artistas plásticos y a los escritores del país. La mayoría de los intérpretes de danza contemporánea ganan menos de 3 mil pesos al año por concepto de presentaciones públicas.
Valderrama sostiene que ''son contados los bailarines que pueden sobrevivir dando espectáculos", puesto que una compañía recibe en promedio 3 mil pesos por función, cantidad que se obtiene de las únicas tres temporadas, de tres funciones cada una, a las que tienen derecho las agrupaciones independientes.
Trabajar como maestros en las escuelas de artes o en secundarias y preparatorias es la mejor opción que los bailarines pueden encontrar para aumentar sus ingresos. Entonces, el problema radica en que son escasas las instituciones escolares interesadas en el desarrollo de las bellas artes y que, por eso, los bailarines están obligados a realizar actividades que tienen una mínima -y hasta nula- relación con los conocimientos aprendidos durante sus ocho años de preparación profesional.
De hecho, en la capital las oportunidades más serias se encuentran sólo en instituciones como la Academia de la Danza Mexicana, la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea, la Escuela de Ballet Independiente, la Escuela de Iniciación a la Música y la Danza, la Escuela Nacional de Danza Folklórica y la Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Campobello, entre otras.
Nacionalismo recalcitrante, una bandera
Igual que la vida, el ámbito dancístico tiene muchas realidades. Si por un lado los representantes del quehacer contemporáneo deben padecer bajos sueldos y una "gran escasez" de foros destinados a promover esta expresión artística, los representantes de la esfera folclórica viven en un pequeño país de Jauja en el que casi nunca falta público, espacios para sus actuaciones -se considera que estas compañías son las encargadas de difundir en México y el extranjero la ''supuesta" esencia del ser nacional- o lugares que brinden a los bailarines alternativas para obtener mayores ingresos, sean restaurantes de comida típica, festivales escolares y hasta convivios familiares.
Al respecto, la especialista Lin Durán escribió: ''En todas partes del mundo hay etapas en las que los estados nacionales, sobre todo los países poco desarrollados, buscan que sus manifestaciones artísticas constituyan una especie de vitrina en la que se exhiben y se vendan el prestigio y la riqueza". En México, la compañía de Amalia Hernández es una clara muestra de lo que es posible conseguir cuando se utiliza, como bandera, el nacionalismo más recalcitrante.
El contexto en el que se desenvuelven los bailarines de danza clásica -como los 65 integrantes de la Compañía Nacional de Danza- les permite laborar en condiciones ''privilegiadas". Estos bailarines no sólo tienen una sede fija -el teatro del Palacio de Bellas Artes-, también ganan entre 7 y 12 mil pesos mensuales conforme al rango que ostenten en la agrupación, es decir, del escalafón que ocupen en un sistema jerárquico que va del cuerpo de baile al primer bailarín.
Por su tendencia a la ''intelectualización" y al abstraccionismo -como comenta Josué Valderrama- o por la falta de proyectos culturales que ''brinden a la danza su justa dimensión", uno de los mayores obstáculos a vencer es el desinterés del público.
Alejarse del lenguaje oscuro, críptico
Frente a la problemática de la danza en México, el coreógrafo Marco Antonio Silva opina: ''No hemos atrapado nuevos cómplices, porque nos falta constancia y articulación.
''Me parece que debemos aprender a optimizar nuestros recursos y brindarle mayor versatilidad a nuestro quehacer, porque me da la impresión de que en la actualidad existe una inclinación hacia el lenguaje oscuro, críptico, que se nos está revirtiendo. Olvidamos que todo ejercicio creativo debe dar una visión del mundo y no proponer un punto de vista particular, como mucho de lo que ofrecemos ahora."
La Compañía Nacional de Danza (CND), por otra parte, es una de las agrupaciones que ha logrado romper el hielo con la gente y atraer a miles de personas de todas las clases sociales con el espectáculo El lago de los cisnes, cuya tradición anual cumplió un cuarto de siglo y se presenta en la isleta del viejo bosque de Chapultepec.
De acuerdo con la investigadora Margarita Tortajada, la audiencia aumenta o disminuye en función del género dancístico que se brinda en el escenario. Aclara que si las danzas clásica y folclórica pueden ser consumidas por un público no especializado es porque ''simbólicamente son accesibles", en tanto las vanguardias exigen un mayor entrenamiento, pues sus propuestas abstraccionistas o formalistas no recurren a lo anecdótico.
Por eso, un caso muy peculiar es el del Taller Coreográfico de la UNAM que está por cumplir tres décadas de existencia y que, dirigido por Gloria Contreras, se integra por cerca de 25 bailarines cuyo sueldo mensual equivale a mil dólares. Con dos sedes fijas -la Facultad de Arquitectura de la UNAM y el Teatro Miguel Covarrubias, en el Centro Cultural Universitario-, la compañía ha logrado que ''el universitario se vuelva un balletómano". ƑEl secreto? En palabras de Contreras, la clave está en crear el hábito de asistir a funciones de danza:
''Si no se organizan temporadas de danza, de manera constante, los miembros de este gremio jamás seremos necesarios en la vida cotidiana del país".