SABADO 29 DE ABRIL DE 2000

Ť Festejos mexicanos por el Día Internacional de la Danza en el CNA


Coreógrafos y bailarines mostrarán que son una ''especie en extinción''

Ť Urge crear espacios para promover ese arte, canalizar más recursos y erradicar prejuicios

Ť El temor histórico de explorar el cuerpo es un obstáculo que inhibe su desarrollo: Tortajada

Miryam Audiffred Ť México es ''injusto" con sus coreógrafos y bailarines. No obstante que han pasado casi dos décadas desde que la UNESCO instituyó la celebración del Día Internacional de la Danza, hombres y mujeres pertenecientes a esta ''especie artística" están seguros de caminar con el riesgo de extinguirse en cualquier tramo del sendero por la falta de políticas culturales enfocadas a fomentar ese quehacer escénico en el ámbito nacional.

tango-x2-1-jpg Festejar hoy, en los distintos espacios del Centro Nacional de las Artes (CNA), el nacimiento de Jean Georges Noverre -como sugirió ese organismo internacional en 1982- no es suficiente para reconocer la labor de un gremio que, en palabras del coreógrafo Guillermo Arriaga, ''ha dado al país sangre, sudor y lágrimas", como tampoco lo fue agregar el año pasado el nombre de Arriaga al diminuto listado de bailarines distinguidos con el Premio Nacional de las Artes, conferido también a Guillermina Bravo y Amalia Hernández.

Tampoco basta con otorgar tres becas anuales a los jóvenes creadores o 13 apoyos financieros a los ejecutantes de danza clásica y contemporánea -como sucedió en 1999- ni con crear cada año un gigantesco foro en el que se puede disfrutar de la danza desde las diez de la mañana y hasta las 11 de la noche.

Terpsícore, una musa relegada al último lugar

Hacerle justicia a los intérpretes y creadores de la danza mexicana requiere de ir más allá de la efímera realización de un sueño. Hay que crear espacios dedicados a la promoción de esta expresión artística, aumentar el presupuesto destinado a la producción de obras dancísticas y, sobre todo, ''terminar con los múltiples prejuicios culturales que han sido heredados de generación en generación".

Y es que la danza no dejará de estar en el ''último lugar en la lista de las bellas artes" hasta que -asegura la investigadora Margarita Tortajada- no se deje atrás el temor histórico de explorar el cuerpo sin considerar este acto como una agresión.

En opinión de la autora de Danza y poder, la división social de las artes que prevalece en el país está directamente relacionada con el sistema cultural imperante en todas las familias mexicanas y, por ende, en las autoridades y en los dirigentes de instituciones oficiales y no gubernamentales.

''Siendo que la danza trabaja con una herramienta que siempre ha estado ligada al pecado -dice- lo más urgente es cambiar nuestra concepción de la vida para transformar así la idea que tenemos del arte.

''Si dejamos de pensar que hacer danza significa poner en evidencia al cuerpo, la gente se acercará con mayor frecuencia a las funciones, el gobierno dará más apoyos a las coreografías contemporáneas y los creadores ya no tendrán que autocensurarse para acceder al financiamiento oficial. Tendremos una danza más libre."

Ingeniería del desastre

Si bien el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, por medio del Instituto Nacional de Bellas Artes, es la instancia que organizó las 500 actividades que se realizarán en todo el país y que en la capital reúne a grupos tan distintos como la Compañía Nacional de Danza Folklórica, el Taller Coreográfico de la UNAM, La Cebra, Producciones La Manga y El Cuerpo Mutable -entre otras cien agrupaciones-, el crítico Alberto Dallal ha señalado en varias ocasiones que las autoridades mexicanas mantienen aislados y prejuiciados al público y a los integrantes del gremio dancístico.

TEATR~8Q En la primera parte de su libro La danza en México, el especialista comenta que el gobierno no ha logrado profesionalizar un número de cuadros que sea proporcional a la población, pues limita la enseñanza del arte dancístico en centros burocratizados y centra su política en la sistemática presentación de carísimas compañías extranjeras y en la ''organización al vapor" de compañías oficiales.

Añade que se ha colocado en los puestos clave a funcionarios cuyos conocimientos de danza colindan con los de la ''ingeniería del desastre y el autoritarismo", pues no hacen otra cosa que detener lo ya andado, ''estorbar" vocaciones y ''pararse el cuello" con el trabajo real de coreógrafos, bailarines y maestros.

Pero la problemática que enfrentan los protagonistas de la danza mexicana va más allá de la situación existente en las esferas gubernamentales. Guillermo Arriaga ha dicho, con claridad (La Jornada, 10/11/99), que se privilegia otras artes por descuido del gremio dancístico, ''por no estar tan unidos como lo están, por ejemplo, los fotógrafos o los músicos".

Y este alejamiento es lo que trata de ser revertido por Especie en extinción, colectivo conformado por 50 compañías -como Barro Rojo, Contempodanza, Homoescénico, Mandinga, Agave Azul y Contradanza- que hoy realizará el primer acto grupal de su lucha por mejorar las condiciones laborales de los distintos involucrados en el universo dancístico contemporáneo.

Todos los miembros aprovecharán los festejos del Día Internacional de la Danza para representar de manera corporal lo que significa pertenecer a una ''especie en extinción".

Así, mientras el gobierno presenta un mosaico de las distintas expresiones dancísticas que se desarrollan en el país, bailarines y coreógrafos como Marco Antonio Silva, Lydia Romero, Isabel Beteta, José Rivera y Rossana Filomarino comienzan una lucha política que tiende a mejorar las condiciones laborales y a ''iniciar un movimiento dancístico'' que, partiendo de una ''plataforma inteligente", les permita convertir al público en cómplice y los aleje de la histórica dependencia gubernamental. A final de cuentas -coinciden- tienen muchos años buscando lo mismo desde diferentes trincheras.

(Los festejos del Día Internacional de la Danza comienzan hoy, a las 10:00 horas, en las instalaciones del Centro Nacional de las Artes, en avenida Río Churubusco y calzada de Tlalpan, colonia Country Club.)