VIERNES 28 DE ABRIL DE 2000

El discurso indígena de Fox, otra carta del gatopardismo

 

* Magdalena Gómez *

El discurso indígena de Fox entraña el peligro de que se reedite la política oficial priísta en la materia, que después de 50 años probó su ineficiencia al colocar a los pueblos indígenas como objetos de asistencia y no como sujetos de derecho. Así tenemos otra faceta del gatopardismo que ofrece el candidato del PAN, quien expresó en el reciente debate: "A las comunidades indígenas les vamos a respetar sus raíces, cultura, sus costumbres, su historia, pero también su desarrollo; habrá una oficina con la representación de los indígenas al lado del Presidente de la República, en Los Pinos".

Seguramente el señor Fox ignora que los pueblos indígenas se han movilizado para que el respeto a su cultura, origen y pasado se exprese en el reconocimiento a su autonomía como garantía constitucional, con el fin de dotarlos de derechos específicos en torno a los aspectos sustantivos que constituyen su razón de ser como pueblos; por ejemplo, formas propias de organización social y política, promoción y fortalecimiento de sus culturas, sistemas normativos y definición de estrategias para su desarrollo.

Precisamente uno de los aspectos centrales de la demanda de estos pueblos se refiere a la posibilidad de acceso al uso y disfrute de los recursos naturales en las tierras y territorios que actualmente ocupan. Fox ignora, o pretende hacerlo, que la contrarreforma salinista al 27 constitucional impide el ejercicio de tal derecho, ya contenido en el vigente convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo. En cambio, basa su experiencia en el conocimiento del campo y en que él "sabe ordeñar vacas".

En el mismo plano grotesco está su oferta de ubicar a unos indígenas en una oficina al lado de la que supone él ocupará en Los Pinos. Con eso les mostrará la importancia que otorga al tema. Seguramente desde ahí realizará lo que declaró son las aspiraciones de este sector: "Un vocho, una tele y un changarro".

Puedo imaginar lo que va a opinar el movimiento indígena organizado sobre semejantes propuestas y el EZLN, que está pagando el costo por su congruencia en defender el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés, documento que bien haría en leer el panista, que se asumió en el reciente debate más con aires de presidente electo que de candidato, lo que nos da idea de sus "convicciones democráticas".

Debo aclarar que en la plataforma electoral que registró en el IFE, Fox no mencionó el asunto indígena, pero lo más importante a considerar es que al momento de elaborar este artículo aún no ha declarado que respetará los acuerdos de San Andrés o que hará justicia en Acteal, prevengo de ello a los lectores porque ya ha mostrado que no tiene empacho en modificar su discurso según el momento y el interlocutor.

Sin embargo, no creo que se pronuncie por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres indígenas, porque dice que "cree en la vida desde el momento de la concepción", y sobre todo, porque le quitaría votos en su lógica de costo beneficio. Tampoco lo hará respecto al compromiso de reformar el artículo 27 constitucional. Las veleidades planteadas en esta materia como en otras son muy graves, porque estamos hablando de un candidato presidencial que se asume como el portador de la alternancia y pretende suplantar a "la oposición" y erigirse en su líder, a partir de sus éxitos de marketing.

Mi esperanza es que ni el supuesto nuevo PRI ni Fox logren darnos gato por liebre a los mexicanos y mexicanas que votaremos el 2 de julio por un cambio de régimen. *