VIERNES 28 DE ABRIL DE 2000

Los padres

 

* Luis Javier Garrido *

ƑPor qué desprecian tanto la cultura Ernesto Zedillo y su maltratado delfín Francisco Labastida?

1. El fracaso inocultable de las políticas económicas de Zedillo y la debacle electoral de Labastida, que tras el ridículo que hizo en el debate del 25 de abril se fue a refugiar en los brazos del Grupo Atlacomulco (26 de abril), evidenciando su complicidad con el narcopoder, configuran un desastroso fin de sexenio que está llevando a la burocracia gobernante a acciones cada vez más irracionales, como se ve en el caso de la UNAM, donde mantienen una política de doble cara: pretenden que quieren el diálogo pero siguen optando por la vía de la represión.

2. La ineptitud de las autoridades de la UNAM para enfrentar el conflicto existente con los estudiantes por la vía del acuerdo político, las ha llevado a una escalada en la violencia que resulta cada vez más preocupante: amenazando con el ''cierre técnico'' de la UNAM, con cesar a miles de trabajadores o como acontece en el caso de su reacción frente a la protesta de los padres de familia de la UNAM.

3. La movilización de los padres de los estudiantes de la universidad a lo largo del último año, en marchas y plantones lo mismo que en tareas de difusión en defensa de la educación superior pública gratuita, así como su lucha en los meses recientes por la liberación de sus hijos y por la cancelación de los procesos monstruosos que se les han fabricado, constituye un signo de que amplios sectores de mexicanos entienden que el proceso de privatización de la UNAM representa una agresión a las familias y a la sociedad mexicanas antes que a los estudiantes; y esto para el gobierno ha resultado inaceptable. Desde Los Pinos se ha fabricado la tesis de que el hecho de que las madres y los padres de los estudiantes sostengan que la respuesta a la escalada privatizadora debe ser de la sociedad en su conjunto es una acción política ilegítima, y en consecuencia se han librado órdenes de aprehensión contra algunos de ellos, no han faltado los golpeados y vejados e incluso los detenidos y encarcelados durante varias semanas y, luego de que instalaron su plantón frente a la rectoría el 22 de febrero, las autoridades no ocultan ya su desquiciamiento por lo que representan, de manera que ante la imposibilidad de coptarlos siguen multiplicando las amenazas contra ellos.

4. La sociedad mexicana ha cambiado de manera muy radical en los últimos años y esta movilización de los padres al lado de sus hijos, en una lucha paralela, inimaginable en 1968, genera un malestar cada vez más grande en el régimen por lo que significa: el repudio de amplios sectores de una sociedad civil que lentamente emerge vigorosa y en clara unidad ante sus políticas depredadoras. Y por ello no es extraño que en un comunicado de la rectoría (26 de abril) se les descalifique en una abierta provocación de corte fascistoide diciendo que no son padres de familia sino representantes de grupos de interés, y ello por el hecho de tener ideas políticas y un compromiso social.

5. La pendiente autoritaria de finales de sexenio, que el gobierno trata en vano de ocultar, tiene algunos de sus signos más preocupantes en la universidad. El nerviosismo de los tecnoburócratas por acabar con toda evidencia de inconformidad, los ha llevado a multiplicar las acciones represivas y a despreciar el marco legal del país trasgrediéndolo de continuo. La exigencia que han presentado ahora al sindicato universitario para que desaloje a los padres de familia acampados frente a la torre de rectoría (25 de abril), se sustenta en una estratagema indigna: la de pretender que los trabajadores que tienen funciones de seguridad y de vigilancia, han de cumplir también tareas de represión política, que deberían ser inimaginables en una universidad. Y es por lo mismo no sólo un acto torpe sino también ilegal, pues se trata de reprimir a quienes ejercen un derecho legítimo.

6. Las autoridades de la UNAM no pueden coartar como pretenden las libertades individuales de los estudiantes y de sus familias. Como tampoco pueden exigir que otros les resuelvan por la vía de la fuerza lo que ellas no pueden enfrentar por medios universitarios. No se puede ordenar a los trabajadores violar la garantía individual de manifestación de padres de familia o de estudiantes, establecida en el artículo 9 constitucional, con el fin de acallar una legítima protesta.

7. El hostigamiento de las autoridades de la UNAM a los padres de familia es, por otra parte, violatorio de los derechos individuales de éstos y de toda una serie de ordenamientos internacionales en materia educativa, que reconocen su papel asumiendo que la educación superior tiene una función de servicio a la sociedad y que los padres de familia tienen no sólo la obligación sino también el derecho de contribuir a su definición. Es el caso por ejemplo de la Declaración Mundial sobre la Educación Superior de la UNESCO, firmada en París en 1998 y que los tecnócratas mexicanos parecen haber olvidado, pues consigna también entre otros derechos el de los estudiantes ''a ser protagonistas'' del proceso ''de renovación de la enseñanza superior''.

8. ƑQué puede esperarse sin embargo de un régimen que envía como embajador a la UNESCO, a debatir las políticas de educación superior, a un multiasesino como Eraclio Zepeda?

9. La inconformidad prosigue en la UNAM porque subsisten las causas que generaron la movilización estudiantil hace más de un año: el autoritarismo de las viejas estructuras, la corrupción de sus funcionarios, y la subordinación de las autoridades a los dictados del Banco Mundial impulsando una privatización irracional, contra la razón y por la fuerza, todo lo cual entraña el hecho de que no se hayan satisfecho las demandas del CGH que sintetizan el sentir de las mayorías.

10. El gobierno de Zedillo concluye en su desastre autoritario, y ni él ni Francisco Labastida, su sucesor designado ųy quien no llegará a ocupar la silla presidencial si no media un fraude descomunalų, parecen ser capaces de entender las dimensiones del creciente rechazo que existe en la sociedad a sus políticas, como lo expresan muy bien los padres de familia de la UNAM, cuyo movimiento es ya un símbolo de que los valores más profundos de la nación no podrán ser destruidos por un puñado de tecnócratas fanáticos. *