VIERNES 28 DE ABRIL DE 2000

* ECONOMIA MORAL

Debate, desigualdad y pobreza

Julio Boltvinik

 

La economía moral es convocada a existir

como resistencia a la economía del libre

mercado: el alza del precio del pan puede

equilibrar la oferta y la demanda de pan,

pero no resuelve el hambre de la gente

Las cifras de los candidatos

En el debate de este martes se abordaron muchos temas de manera atropellada en las cápsulas de tres minutos de que dispusieron los candidatos. Aunque la mayoría de los candidatos se ciñó a las sugerencias de dedicar sus tres intervenciones centrales a política, a política económica y a política social, Labastida no lo hizo y se dedicó casi todo el tiempo a atacar a Fox.

Hoy quiero dedicar mi espacio a lo que dijeron y a lo que no dijeron los candidatos en materia de política social, particularmente sobre la pobreza y la desigualdad. Empecemos por la magnitud de la pobreza: 40 millones según Labastida y Muñoz Ledo, lo que hoy, que el país tiene 100 millones de habitantes, es 40 por ciento de la población; dos terceras partes, según Cárdenas, lo que equivaldría a 67 millones, y más de la mitad, según Rincón Gallardo (o sea más de 50 millones de habitantes). Ni Fox ni Camacho dieron cifras aunque ambos se refirieron al problema. Todos reconocieron que el problema es de mayor magnitud que lo que muestran las cifras oficiales más recientes, que se limitan a la pobreza extrema y la sitúan en 26 millones de personas. El único que hizo referencia directa a la magnitud de la desigualdad aunque sin dar cifras, fue Muñoz Ledo, quien dijo que México es el país más desigual de la tierra.

 

Zedillo: permanencia de altos niveles de desigualdad y aumento de la pobreza

 

Sin embargo, ninguno trajo a colación una noticia reciente. La semana pasada el INEGI envió un boletín de prensa a los medios en el que se adelantan algunos resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) de 1998, que todavía no está disponible para los usuarios comunes y corrientes. Esta encuesta es prácticamente la única fuente disponible para conocer la evolución de la distribución del ingreso y de la pobreza en el país. El boletín señaló tres cosas al comparar 1998 con 1996: 1) que el ingreso monetario de los hogares había aumentado en 7 por ciento en términos reales; 2) que el ingreso no monetario había disminuido debido a la menor estimación que de la renta estimada de sus viviendas (propias) hizo la población; y 3) que la distribución del ingreso se había hecho más desigual. Sobre este tercer aspecto aporta los datos que se presentan en el cuadro 1, que se ha completado para presentar el panorama desde 1984. En él he añadido los valores del coeficiente de Gini proporcionados por alguien que ya vio los datos de la encuesta.

La distribución del ingreso se puede medir, entre otras maneras, por la participación de ciertos grupos de hogares en el ingreso del conjunto de los hogares, o a través del coeficiente de Gini, que en una sola cifra sintetiza la totalidad de los datos. Mientras más alto es este coeficiente, más desigual o más concentrada es la distribución del ingreso. Los deciles son grupos de 10 por ciento de los hogares cada uno y están ordenados de más bajos a más altos ingresos, de tal manera que el decil X es el más rico y el decil I es el más pobre. En México, como puede verse en el cuadro 1, la distribución empeoró sustancialmente tanto entre 1984 y 1989 como entre 1989 y 1994, con cualquiera de los indicadores, alcanzando niveles que aunque no la sitúan como la peor del mundo, como señaló Muñoz Ledo, sí está muy cerca de puesto tan poco honroso. El decil X que percibía 32.8 por ciento de los ingresos de los hogares en 1984, aumenta su participación llegando en 1994 a 38.4 por ciento. Es decir, ganó casi seis puntos porcentuales (5.6), que los demás hogares perdieron. Quienes más perdieron fueron los primeros seis deciles ( 60 por ciento más pobre de la población), cuya participación cayó de 28.6 a 25.4. Igualmente, el coeficiente de Gini aumentó notablemente al pasar de 0.429 a 0.477 en esos 10 años. Un aumento de 11 por ciento. Entre 1994 y 1998, si comparamos los extremos, la situación permanece casi sin cambios. Sin embargo, ello resulta de una disminución Chila Enr’quez, Veracruz n Foto: Rosaura Pozos de la desigualdad en la crisis, de 1994 a 1996, y de un aumento, en los años de crecimiento económico (1996 a 1998), para recuperar sus niveles previos. El decil X habría perdido tres décimas de punto porcentual y el decil I ganado una décima. Es decir, el gobierno de Zedillo estaría, hasta 98, con un nivel de desigualdad igual al que heredó de Salinas y que éste y De la Madrid habían aumentado brutalmente respecto a 84.

Quizás por los malos resultados alcanzados en materia de desigualdad y, como veremos, de pobreza hasta 1998, el INEGI ha decidido levantar en el año en curso no una sino dos encuestas de ingresos y gastos. La que correspondería levantar en el periodo de agosto a noviembre no permitiría al gobierno en turno presentar el balance de su gobierno en materia de desigualdad y pobreza. Por eso se decidió levantar una adicional en el periodo marzo-junio. Si se procesa a velocidad de rayo, ésta permitiría a Zedillo decir algo al respecto en su último informe de gobierno.

Pero veamos qué podemos adelantar sobre la evolución de la pobreza entre 1996 y 1998 con base en el boletín del INEGI. Este señala que los ingresos monetarios de los hogares crecieron en 7 por ciento. Si descontamos el crecimiento poblacional, el aumento promedio en el ingreso monetario per cápita sería de 3.8 por ciento. Dado el cambio en las participaciones de los tres grupos de deciles (cuadro 1), podemos deducir los cambios en el ingreso monetario per cápita de cada uno de ellos. Esto se presenta en el cuadro 2. Recuerde el lector que el boletín del INEGI señaló que los ingresos no monetarios disminuyeron en el periodo. Por ello lo que sigue es la mejor cara de Jano. Cuando tengamos la otra, el panorama será peor. En primer lugar, recordemos la estrepitosa caída del nivel de ingresos per cápita entre 1994 y 1996. Esta fue de cerca de una cuarta parte (23.7 por ciento), como lo muestra el valor del índice para todos los hogares que quedó en 76.3. También se puede apreciar que la caída de los deciles más bajos fue menor que la de los deciles intermedios y ésta menor que la del decil X. Entre 1996 y 1998 los ingresos monetarios per cápita crecieron en sólo 3.8 por ciento, por lo cual se recuperó una fracción muy pequeña de la pérdida previa en el ingreso per cápita de los hogares, cerrando el periodo en 79.2, más de 20 por ciento por debajo de 1994. La situación final de los tres grupos es muy similar, aunque es un poco peor la del decil X. Todos perdieron, entre 1994 y 1998, alrededor de 20 por ciento de su ingreso per cápita. Como entre 1996 y 1998 el ingreso per cápita creció muy poco y se deterioró la distribución del ingreso, el ingreso monetario per cápita de los hogares de los primeros seis deciles se deterioró levemente en esos dos años, lo que se tradujo en un aumento en la pobreza cuyo monto debe ser, sin embargo, leve considerando sólo el ingreso monetario. Puede ser de mayor envergadura si se consideran también los ingresos no monetarios que disminuyeron en el periodo. En cambio, el ingreso de los deciles VII a IX y los del X mejoraron, en el segundo caso sustancialmente, en los dos últimos años analizados. Las conclusiones son pues evidentes y de la mayor importancia. En el actual modelo económico, tanto la pobreza como la concentración del ingreso aumentan cuando hay crecimiento, aunque mucho más el segundo que la primera. Es decir, que la esperanza de reducir la pobreza apoyándose sólo en el crecimiento económico (y políticas sociales como las actuales) es una falsa esperanza.

 

El combate a la pobreza en el debate

No es posible saber si los ponentes, o algunos de ellos, habrían matizado sus presentaciones de haber conocido los resultados aquí presentados. Cárdenas seguramente habría reforzado algunas de sus tesis, por ejemplo la que sostuvo sobre la necesidad de incrementos salariales por arriba de la inflación. Fox, quizás por falta de tiempo, no pudo exponer su tesis que ha expresado en otras ocasiones que la pobreza se elimina generando riqueza. Con estas cifras quizás se habría percatado que la generación de riqueza no basta. Entre todos los candidatos, el único que habló del Progresa1 fue Cárdenas. Para sorpresa de muchos señaló que el Progresa continuaría, pero haciendo "llegar los recursos del Progresa a todos y no que estos programas se utilicen clientelarmente como los utiliza el gobierno para apoyar a los candidatos oficiales". Las cifras habrían reforzado la siguiente idea, acertada, de Manuel Camacho: "Necesitamos una política económica justa, que en los auges reparta los beneficios, lo que no ha ocurrido en nuestro país en los últimos 20 años". Le habría incluso servido de fundamento a la propuesta de Muñoz Ledo de fijar el salario mínimo en 150 pesos diarios.

 

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1 En paz descanse su fundador y coordinador nacional, José Gómez de León, quien falleció prematuramente esta semana.

Cuadro 1. Distribución del ingreso de los hogares. México.1984-1998
Deciles de hogares19841989199419961998
I-VI (los "pobres")28.626.125.426.925.5
VII-IX38.636.036.236.536.4
X32.837.938.436.638.1
Coeficiente de Gini0.4290.4690.4770.4560.476

Estimado. Fuente: Encuestas Nacionales de Ingresos y Gastos de los Hogares,

INEGI

Cuadro 2. Ingreso monetario mensual per cápita 1994=100
Deciles199419961998
I a VI10081.880.5
VII a IX10077.580.2
X10072.177.9
Todos los hogares10076.379.2

Fuente: estimaciones propias a partir de Encuestas de Ingresos y gastos de 1994 y 1996, y Boletín de INEGI sobre ENIGH 98