MIERCOLES 26 DE ABRIL DE 2000

Ť En el Ejército existe una "carga histórica", señala el obispo Lázaro Pérez


Ofrece la Iglesia atención espiritual a militares

Ť Las relaciones han mejorado y un día se pasará de la tolerancia a la plena aceptación, agrega

José Antonio Román Ť En el Ejército hay una "carga histórica" que impide a las iglesias atender espiritualmente a los militares, afirmó el presidente de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, Lázaro Pérez Jiménez, quien, sin embargo, dijo que "ha habido una mejoría en las relaciones y yo creo que algún día vamos a pasar de la tolerancia a la plena aceptación".

Ciertamente, agregó, no es fácil dar ese paso, pues depende de dos partes. El obispo Pérez Jiménez consideró que la atención espiritual es un "derecho natural" que tiene cualquier persona, incluyendo desde luego a quienes integran las fuerzas armadas.

Entrevistado luego de encabezar la misa con la que concluyó la peregrinación anual de su diócesis jalisciense a la Basílica de Guadalupe, aseguró que la Iglesia católica tiene la decisión de poner a disposición de las fuerzas armadas, "si quieren mañana mismo", a uno o varios capellanes y sacerdotes para brindar esa atención espiritual a los militares, situación que en otros países, como Estados Unidos, se da como algo cotidiano y normal, donde existen dos o tres obispos castrenses y que llegan a formar una especie de diócesis con los católicos que militan en las tropas.

"Hasta ahora, en México esto no se ha podido dar", dijo el prelado, quien señaló que esto se debe fundamentalmente a la "carga histórica" que persiste todavía entre los militares del país. "Hay una carga del pasado y pienso que para ellos (los militares) tiene que ser objeto de discernimiento, de estudio, de análisis para tomar la decisión y que sea la más correcta".

Pérez Jiménez, quien es responsable de una de las principales comisiones del Episcopado Mexicano, estimó que el solo hecho de que se aborde dicho tema es positivo para el país, pues los obispos lo han planteado en forma reiterada. Incluso, dijo que desde hace tiempo la jerarquía eclesiástica ha designado a Hilario Chávez Joya, obispo de la prelatura de Nuevo Casas Grandes, para hacer "grandes esfuerzos" y acercarse, "en un plan de amistad" a las fuerzas armadas. Subrayó que por parte de la Iglesia católica no existe sólo la buena voluntad, sino que existiría la decisión de poner a disposición del Ejército uno o varios capellanes. "No hay que tenerle miedo a la creencia ni a la fe ni a la jerarquía ni a la religión católica. Si antiguamente uno de los tabúes dependía del temor de que la Iglesia pudiera ejercer un protagonismo partidista político, creo que está demostrado de sobra que los obispos, los sacerdotes, los laicos comprometidos nos hemos mantenido en el plano de la evangelización, de iluminar las realidades temporales, política, pero no con ideologías sino con valores del Evangelio".

En este mismo sentido, señaló que a la jerarquía católica no se la ha ocurrido pasar de esta misión evangelizadora de iluminar las realidades temporales a tomar el poder. Todos los que puedan tener este temor, dijo, deben estar tranquilos de que ninguno de los obispos va a asumir una posición abierta, explícita y definitiva a favor de un candidato determinado.

Durante la misa, el obispo de Autlán anunció la iniciativa de convocar a un sínodo diocesano, a 39 años de creada dicha diócesis, con el fin de revisar la tarea pastoral y la misión evangelizadora de esa iglesia del estado de Jalisco.

Asimismo, se refirió a la desintegración familiar que existe en dicha diócesis, producto de la emigración hacia Estados Unidos de miles de jóvenes, hombres y mujeres, que buscan en el extranjero oportunidades de empleo y de bienestar, pues son "severamente impactados" por la pobreza y la marginación en la que viven millones de mexicanos en el país.

También en forma especial mencionó a los jóvenes que enfrentan los graves problemas de la falta de oportunidades de empleo y estudio; a los indígenas -que conforman una tercera parte de la población de la diócesis de Autlán- que han vivido históricamente marginados y olvidados para el desarrollo y el progreso del país, y a los niños, que enfrentan graves problemas de desnutrición.