La Jornada miércoles 26 de abril de 2000

Luis Linares Zapata
Escenarios factibles

Dos son los acontecimientos que tienen la energía para afectar el rumbo en las preferencias electorales, que los sondeos muestran tan consistentes como, en ocasiones, tan incomprensibles: los debates y la decisión del tribunal del DF sobre la candidatura de López Obrador.

Del primer ensayo tumultuario de debate poco se espera a la hora y día en que estas líneas se escriben. De la final postura de los jueces dependerá, en cambio, casi todo el horizonte venidero de las campañas, tanto por la Presidencia como en aquélla por la jefatura del Gobierno capitalino.

Los escenarios que se avizoran respecto del posible rumbo que adopten los jueces del tribunal electoral se bifurcan. Uno, bien puede ser calificado de catástrofe por la destructora fuerza que desataría al negarse el registro al abanderado perredista. El otro podría ser llamado de continuidad en las tendencias observadas y que apuntan hacia la rápida consolidación del liderazgo de López Obrador, una vez saltado el litigio legal en su favor.

En el caso de que se determinara impedir el registro se pueden imaginar, a su vez, dos rutas alternas de acción. La primera supone que el PRD no propondría una sustitución de su candidato e iría al sacrificio total. Se le cataloga a tal visión como de pleito terminal. AMLO continuaría haciendo campaña hasta el día mismo de la elección, citando a plebiscitos, movilizando grupos crecientes, encabezando protestas iracundas y sometiendo a todo el sistema electoral a una dura prueba de reciedumbre y congruencia.

Sería tal el efecto que este escenario acarrearía sobre el PRD que pondría en entredicho la continuidad de Cárdenas o lo empujaría también hacia determinaciones extremas. Al ya de por sí bajo porcentaje de preferencias que vienen marcándole las encuestas a CCS y su partido se le añadirían golpes radicales a cada paso. La mínima coherencia del espíritu de cuerpo partidario tendría que reaccionar acercando la posibilidad de medidas drásticas y solidarias con la suerte de AMLO y su aniquilamiento formal. La batalla se daría en las calles, en los medios de comunicación, en los tribunales, a pesar de su incompetencia posterior, en las instancias de derechos humanos nacionales y del exterior; en fin, un panorama desalentador y terrible para la tambaleante democracia mexicana. Explorar los efectos en los distintos candidatos sobrevivientes a tan terrífico escenario sale sobrando, pero se adelanta que nada bueno obtendría el oficialismo y el PRI de ello.

Quedaría por analizar, como una segunda ruta, la sustitución de AMLO por alguno de los anteriores rivales que tuvo al interior del PRD. Dos de ellos, los que más votos recibieron, ya han sido registrados como plurinominales al Senado y quedarían, por tanto, descartados. La pugna entonces se daría entre llamar a Marco Rascón o irse por una opción adicional y caer así en los nombramientos cupulares. Nada bueno se augura para este partido sea quien fuera el emergente, sobre todo ante el supuesto de un descalabro legal de esa magnitud.

Las oportunidades de conservar, al menos, el porcentaje de votos logrado en 94 se visualizan remotas. Los perredistas perderían, con firme seguridad, la enorme cauda de prestigio, oportunidades y posiciones que conlleva gobernar la ciudad de México. La pregunta entonces saltaría: Ƒa quién beneficiaría tal debacle? El PAN y Creel se apuntan como factibles receptores del voto oposicionista, que en el DF es enorme, y Silva Flores estaría, entonces, en mayores problemas que con AMLO tal y como ahora avanza. El daño para el PRI sería por partida doble puesto que una avalancha de votos de talante opositor por el PAN en la capital le llevaría uno o dos millones adicionales a Fox, los suficientes como para desequilibrar el empate técnico que hoy mantiene con FLO.

Queda así una sola salida conveniente: apegarse a estricto derecho y conceder el registro a López Obrador, pero esta opción está, también, cargada de vientos peligrosos para los partidos que impugnaron la candidatura (PAN y PRI). El halo victorioso con que el tabasqueño saldrá beneficiado le asegura una plataforma de despegue definitivo respecto de sus rivales más cercanos. La duda que permanecerá durante la recta final de la contienda se irá dilucidando con rapidez. ƑA costa de quién subirá AMLO en las preferencias citadinas? Si Silva Flores sigue decreciendo, como lo ha hecho de manera por demás consistente, FLO entrará con él en una zona de peligros inminentes. Si Creel no rebasa el nivel alcanzado o aún cae un tanto más bajo, Fox se olvidará de sacar al PRI de Los Pinos.

El factor López Obrador se convierte así en una piedra de toque para orientar la actualidad nacional. De perderse el registro los perredistas pagarían un precio desproporcionado por la aventura del tabasqueño. De mantener a su candidato pueden llegar a la orilla y continuar con su estatus de militar en un partido influyente y necesario para la consolidación del tránsito democrático del país.

De ahí que el llamado de Fox al voto útil a costa de desmantelar el juego de partidos y los balances legislativos resulte una tontería por la simple razón de que la izquierda, con el PRD en un primer término, es imprescindible para ello.