La Jornada miércoles 26 de abril de 2000

Gustavo Leal F.*
Para y por el paciente

Mario Luis Fuentes, nuevo director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), admitió que a pesar de los programas de mejoría de la calidad "todavía falta que sus beneficios lleguen realmente a todas las clínicas y hospitales. Los derechohabientes están cansados de los largos tiempos de espera, pero sobre todo de la falta de comprensión hacia su enfermedad. Hay la estructura y los recursos para brindar un servicio médico de calidad, pero todavía falta entender a la gente y tratarla con la calidez que requiere en un momento de dolor y enfermedad".

Si existen tanto la estructura como los recursos, Ƒqué es lo que falla? E. Ruelas de Qualimed --empresa que vende servicios en calidad, eficiencia y desarrollo de servicios de salud-- estima que "75 por ciento de los errores que generan una mala calidad en la atención médica obedecen a problemas de administración. Muchas veces el principal problema de los países en desarrollo no es la carencia de recursos, sino el no saber administrar bien los recursos que se tienen". Su solución: asegurar que los directivos de los hospitales estén suficientemente preparados.

Sin embargo, en el Hospital Regional de Puerto Vallarta, donde cinco pacientes murieron al inhalar bióxido de carbono en vez de oxígeno, Ƒfue responsabilidad de los directivos?, Ƒfaltó preparación?, Ƒpor qué entonces se suspendió al personal de base?, Ƒpor qué renunció el director?, Ƒacaso emitir una opinión técnica (Comisión Nacional de Arbitraje Médico, 04/2000) a la Secretaría de Salud para la elaboración de la Norma Oficial Mexicana Emergente y obligatoria para el "manejo responsable de gases medicinales en unidades hospitalarias" atajará el problema?, Ƒuna norma oficial?

Tal vez resultaría más provechoso empezar a establecer el saldo neto sexenal de la descentralización de los servicios de salud para la población abierta.

El proceso de atención a la salud es un todo que el paciente atrae clínicamente hacia él. Debe estar permanentemente dispuesto para que recupere su salud. Las instituciones, recursos y su administración están para asistirlo en ese trance y no a la inversa. ƑSobre qué paciente de carne y hueso se pueden "administrar bien los recursos que se tienen"? La popularmente descalificada experiencia de las Health Maintenance Organizations estadunidenses --administradoras de prepago o Instituciones de Seguros Especializados en Servicios de Salud (ISES), ahora en México-- demuestra ya en qué se traduce "controlar costos" (ahorrar para ganar) a expensas del paciente.

Después de tantísima "austeridad", reorientar clínicamente los procesos de atención a la salud no resulta por cierto tarea en manera alguna sencilla. En días pasados, el IMSS y su sindicato nacional realizaron bilateral y conjuntamente un balance del Plan Integral de Calidad 1999-2000 que mostró: 1) el promedio nacional de tiempo de espera para recibir consulta de medicina familiar pasó entre 1998 y 1999 de 32 a 28 minutos; 2) las consultas de especialidades de segundo nivel deben otorgarse en un lapso no mayor a diez días después de lo que indicó el médico familiar, en el 100 por ciento de los casos. Entre 1998 y 1999 pasó de 62 por ciento de los casos a 69 por ciento; 3) el estándar de atención quirúrgica en segundo nivel es de diez días a partir de su prescripción. Entre 1998 y 1999 pasó de 58 por ciento a 68 por ciento; 4) en urgencias se alcanzó en 1998 el promedio de espera no mayor de 15 minutos para recibir atención médica (se mantuvo estable durante 1999), mientras el promedio nacional en área de observación descendió de 13 horas en 1998 a doce en 1999.

Apoyar al médico con políticas clínicas es la mejor manera de proteger a los pacientes: "mejorar la calidad debe contemplar, además de mejorar la oportunidad de la atención, mejorar su efectividad (restablecimiento del estado de salud) y mejorar el trato, las instalaciones, equipamiento, abastecimiento y condiciones de trabajo", advierten el IMSS y su sindicato. La preparación de los directivos de hospitales no puede sino estar al servicio del proceso de atención, del que está antes que nadie: el paciente.

Al calor de las campañas electorales, proponer ampliar coberturas, derechohabiencia y recursos de la seguridad social sin adecuadas políticas clínicas para los médicos y sus pacientes, difícilmente conllevará trato digno para éstos. Es como reformar la industria eléctrica careciendo de focos.

* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco