MIERCOLES 26 DE ABRIL DE 2000
Ť El polifacético artista inaugura exposición en el Museo José Luis Cuevas
Juan José Gurrola: la figura femenina encarna la totalidad de las cosas
Ť La intuición del lobo comprende medio centenar de dibujos y tintas creados en los últimos dos años
Merry Mac Masters Ť Conocido más como teatrero, Juan José Gurrola de repente aparece como cineasta, escenógrafo, performancero, dibujante y músico, por no mencionar otras actividades. ''Siempre he estado como a un lado en todas las artes, menos en el teatro. Me meto por la cocina, no hago la vida de pintor o de director de ópera, no me gustan las carreras. Prefiero mi libertad total".
Arquitecto de formación, Gurrola empezó a dibujar en los años setenta: ''Al regreso de un viaje por Europa, estaba como harto del teatro. Sobraba un poco de dinero y mi esposa, mi divina Rosa, fue con un amigo suyo adonde se vendían materiales artísticos y compró la mitad de la tienda, tubos, carbón, pasteles, papeles Fabriano en rollo. Como un niño, de pronto empecé a pintar". Aclara que siempre fue más amigo de los pintores -Cuevas, Góngora, Gironella, Corzas, Friedeberg, Rojo-, que de los teatreros.
Convencido de que el dibujo es una exaltación de la vida, dentro de los múltiples temas que pudiera abarcar, se impone el de la mujer. ''La figura femenina es la totalidad de las formas. Inclusive, me ha pasado en grandes, decisivos momentos de mi vida que el dibujo de las cortinas o las sábanas se vuelven mujeres en el acto de seducción absolutamente, de una lascivia extrema. Como que no veo un árbol, sino la nalga de una mujer, o la actitud de una jovencita mirando debajo de algo. Extrañísimo, pero es que está tan fuerte la forma al ojo". Agrega: ''Cuando tomo un lápiz o una pluma, siempre empiezo con el torso de una mujer, o con el pelo, o a veces con la tinta misma, y de pronto sale el Heliogábalo en mí".
A Gurrola le interesa captar ''una especie de ósmosis o transustanciación" de mujer cuando en ella aparece el segundo de la seducción: ''Al mover el pelo, cruzar la pierna o saber que la están mirando, porque la mujer está expuesta a ser continuamente seductora. No puede dejar de serlo, por el pelo, por las uñas, por el maquillaje, por cómo toma la cuchara, cómo sube la mirada, cómo dice 'buenos días, señor Rodríguez', pero ya sabe que la está viendo toda la oficina. Me gusta captar ese momento donde la mujer se vuelve una verdadera loba, y, sobre todo, una representación de la mujer contemporánea que es más agresiva, tiene más conciencia de sus posibilidades. Blanca, negra, guapa, chaparra, gorda o flaca, se da uno cuenta que como se dice en inglés they go for it: ahora, se lanzan. Se han quitado mucho de la moral tradicional".
El fogonazo sexual absoluto
Para lograr la ''simultaneidad del segundo", aunque ha trabajado con modelos, Gurrola prefiere partir de la memoria de ese ''fogonazo sexual absoluto, al cual uno es atraído. Claro que existe la cosa sexual, hasta algo de la alta pornografía, pero en realidad es como sentenciar la química, la genética, del hombre que está expuesto, o la mujer también, a esa extraña sustancia con la que atrae el hombre a la mujer, u hombre a hombre, lo que sea. Es decir, que ya rebasa cualquier cosa moral o religiosa, sino que es científico y tiene cierta atracción a la forma humana. Diría que el hombre cada vez hace mujeres más bellas, y las mujeres también".
Hace casi cuatro años que Gurrola no exhibía sus dibujos. Respecto de su próxima muestra en el Museo Cuevas, dice que está pensada como un homenaje a Grosz, Beckman, Goya, Tàpies, Gironella, Cuevas, Góngora, porque ''los que dibujamos tenemos como una especie de cultura aparte de los que pintan". Se trata de despedir al siglo e iniciar el nuevo con ''un poco de contrapeso por el pop o lo superficial o lo inmediato que se va vuelto la reproducción artística, hablando de Leo Castelli o los nuevos movimientos artísticos".
Dibuja por épocas. ''Entro como ráfaga a mi estudio para pintar. Recuerdo a Vicente Rojo que pintaba cuatro cuadros a la vez. Empiezo uno, luego sigo a otro. Dejo que duerma, después acabará sorprendiéndome. Son como sistemas para jugar contundente más o menos, hacer simulacros y dibujar".
Si Gurrola se considera más dibujante que pintor es porque ya pintó el cuadro que quería. Además, como es impaciente y le gusta hacer muchas cosas, la técnica pictórica le resulta ''demasiado meticulosa y pide mucho de uno".
(La intuición del lobo incluye medio centenar de dibujos y tintas, de los últimos dos años, de Gurrola, cuyo título salió del texto que le escribió Guillermo Fadanelli; se inaugura hoy, a las 20:00 horas, en el Museo José Luis Cuevas, Academia 13, Centro Histórico.)