MIERCOLES 26 DE ABRIL DE 2000

Ť La colección del padre del sicoanálisis se exhibirá en San Ildefonso


Atesorar antigüedades, otra de las pasiones de Sigmund Freud

Ť Se incluyen 188 piezas, entre fotografías, libros, manuscritos y figurillas de culturas milenarias

Ť El autor de Tótem y tabú adquiría las obras por mera fascinación romántica, dice Sergio Rivera

Miryam Audiffred Ť Coleccionar sueños fue una de las grandes pasiones de Sigmund Freud, la otra, atesorar antigüedades pertenecientes a culturas milenarias. Cuentan que su estudio y su consultorio fueron la morada en la que cerca de 3 mil ''viejos dioses" se erigieron testigos mudos del quehacer sicoanalítico del médico austriaco. Legendario es que solía utilizar los tótems y deidades para ilustrar las sesiones a sus pacientes.

Freud nunca profundizó en su pasión por adquirir objetos arqueológicos, aunque se sabía capaz de hacer muchos sacrificios para tener en su poder los vestigios de las culturas griega, romana y egipcia que tanto le impresionaban. De hecho, lo único que comentó en cuanto al hábito de coleccionar fue que éste tenía su origen en deseos infantiles insatisfechos y que, por eso, tal costumbre era una forma de apropiarse del mundo orientando la libido excedente hacia los seres inanimados en una especie de amor por los objetos.

freud-siegismundo-consu-hija-jp Si el autor de El malestar en la cultura (1927) escribió poco en torno de este tema, sus seguidores profundizaron aún menos en esta faceta del padre del sicoanálisis que el Antiguo Colegio de San Ildefonso se propone abordar mediante la exposición Sigmund Freud, coleccionista, que será inaugurada el próximo 3 de mayo.

Curada por Sergio Rivera y Erica Davies -representante del Museo Freud de Londres- la muestra no busca ofrecer una nueva visión del saber difundido por el médico nacido en Freiberg (Moravia), en 1856 y fallecido en 1939. En palabras de Rivera, el único objetivo de la exhibición es presentar la relación de uno de los iconos de este siglo con las antigüedades por medio de la demostración de 188 piezas que incluyen manuscritos, libros, fotografías y figurillas procedentes de los museos Freud de Londres y Sigmund Freud de Viena.

De ver la totalidad del acervo reunido por el austriaco durante cuatro décadas -cabe mencionar que Freud juntó objetos antiguos hasta su muerte, pues consideraba que ''una colección a la que no se agregan nuevas piezas en realidad está muerta"-, es posible descubrir que Egipto ejerció una atracción muy especial sobre el científico, ya que más de la mitad de las obras proceden de esa nación del noreste de Africa.

Acervo vinculado con ''sus obsesiones''

De acuerdo con Sergio Rivera, co-curador de la muestra, Freud adquiría sus piezas por una fascinación romántica y estética más que por criterios prestablecidos. A decir de su biógrafo

Ernest Jones, las antigüedades le atraían por su connotación histórica o mitológica, no obstante lo cierto es que, entre las obras que viajaron a México, hay muchas vinculadas con las ''obsesiones" que aparecen en sus libros o en su cartas. Ejemplo de este nexo es un grupo de estatuillas de dioses egipcios que aluden a los sueños del médico austriaco y varias figurillas fálicas.

No todas las piezas son originales. Víctima del mercado ilegal de bienes culturales, Freud adquirió varias falsificaciones entre las que se encuentran un camello y una obra egipcia que serán expuestas en San Ildefonso.

freud-piezas-4-jpg A diferencia de Karl Gustav Jung -quien fue su discípulo hasta 1911-, Freud no mostró interés por las culturas antiguas de América. De hecho, en todo su acervo sólo existen dos piezas prehispánicas que sus actuales dueños no envían a México por temor de que tras su exhibición no puedan salir del país, debido a lo previsto en la Ley sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.

Si bien la exposición se centra en la faceta de coleccionista, el mundo íntimo de Freud también estará presente por la nutrida correspondencia que se mostrará con el fin de difundir la relación espistolar que el autor de Tótem y tabú (1913) mantuvo con su esposa Martha Bernays y con su amigo Wilhelm Fliess.

Aventurero intelectual

A cien años de la publicación de La interpretación de los sueños -libro que para muchos es la obra cumbre del médico austriaco- la muestra permitirá reflexionar sobre las aportaciones de la obra freudiana al ámbito cultural, aspecto que, como todo el conocimiento proporcionado por Freud, está sujeto a una crítica constante.

Aventurero intelectual, Freud convirtió su trayectoria teórica en un viaje que se extendió desde la sicología hasta la arqueología, la sexualidad y las artes. Prueba de esto son los ensayos realizados acerca de la producción de personajes tan legendarios como Leonardo da Vinci, Miguel Angel, Johann Wolfgang von Goethe y Fedor Mijailovich Dostoievski de quienes retomó, para su análisis, momentos de la infancia, fragmentos de sus obras o remembranzas de sus delirios y pesadillas.

Su interés por dejar huella en el mundo de la creación artística quedó plasmado en El Moisés de Miguel Angel (1914), escrito en el que comenta:

''Las obras de arte ejercen sobre mí una poderosa acción, sobre todo las literarias y las escultóricas y más rara vez las pictóricas. En consecuencia, me he sentido impulsado a considerar muy detenidamente algunas de aquellas obras que tan profunda impresión me causaban tratando de aprehenderlas a mi manera..."

Estudiosos, críticos de arte y coleccionistas no han podido ignorar estas líneas y, por eso, participarán como ponentes en una serie de conferencias organizadas por el Antiguo Colegio de San Ildefonso para analizar la relación de Freud con la cultura, la estética y el surrealismo. Tal es el caso de Teresa del Conde, Lydia Marinelli, Boris Berenzon Gorn, Lourdes Andrade, Héctor Rivero Borrell, Rodrigo Rivero Lake y Javier Aranda, entre otros.

En el contexto de esta muestra, también habrá un ciclo de cine en video integrado por películas como Freud, de John Houston; Marnie, la ladrona, de Alfred Hitchcock; Nido de víboras, de Anatole Litvak; y El, de Luis Buñuel, así como el concurso literario El sueño: espejo de ti mismo en el que podrán participar jóvenes de 18 a 35 años.

(Sigmund Freud, coleccionista podrá apreciarse del 3 de mayo al 27 de agosto en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, en Justo Sierra 16, Centro Histórico.)