CLASE POLITICA Ť Miguel Angel Rivera
Dos fueron las sorpresas en el encuentro de anoche entre los seis candidatos presidenciales: uno, que sí fue debate, y dos, que los más agresivos fueron los abanderados de los partidos "grandes", y más moderados los de organizaciones "chicas".
La nota discordante surgió del candidato del Partido de Centro Democrático, el ex priísta Manuel Camacho Solís, quien inició los ataques contra su ex compañero de partido Francisco Labastida Ochoa, pero pronto ratificó, cuando el priísta lo acusó de trabajar para Fox, quien supuestamente ya le ofreció un sitio en su eventual gabinete presidencial.
Porfirio Muñoz Ledo, del PARM, y Gilberto Rincón Gallardo, de DS, fueron mucho más propositivos. Cada quien en su respectivo terreno. Muñoz Ledo con más énfasis en los aspectos jurídicos, como su propuesta de nueva Constitución, y Rincón Gallardo en la necesidad de atender a todos los sectores de la población, en especial a los más desprotegidos y marginados. Millones de mexicanos nunca seremos ni foxistas ni labastidistas, recalcó el candidato de Democracia Social.
Tuvieron tiempo para lanzar dardos contra los otros presentes, pero lo hicieron de manera velada, sin llegar a lo que popularmente se conoce como descontón. Por ejemplo, allí está la referencia de Muñoz Ledo en contra de los "caudillismos", pero sin mencionar nombres.
Uno contra dos
Los golpes estuvieron a cargo de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, de la Alianza por México, Francisco Labastida Ochoa, del PRI, y Vicente Fox Quesada, de la Alianza por el Cambio, en particular de los dos últimos, quienes asumieron el papel de punteros y, por consiguiente, la necesidad de despegarse respecto de quien suponen que ocupa el segundo sitio. El chaparrito Labastida se lanzó contra el grandote Fox, quien lo había llenado de apodos.
Todavía en la mañana otra encuesta más colocaba a Labastida Ochoa como eventual ganador, con 46.5 por ciento de preferencias, distancia de más de 16 puntos de ventaja sobre Fox Quesada. De confirmarse tal pronóstico, el partido de Labastida tendría en la Cámara de Diputados una mayoría de la que ahora carece, hecho que lo coloca en una situación difícil ante la unión de las oposiciones.
Fox Quesada, por su parte, tuvo tiempo para lanzar dardos contra Cárdenas Solórzano y Labastida, y al mismo tiempo para tender puentes hacia otros presuntos contendientes, como Manuel Camacho y Porfirio Muñoz Ledo, a quienes no tuvo empacho en decir que los necesita, como también los necesita el país.
De conformidad con algunas versiones extraoficiales previas, el ex regente capitalino y ex secretario de Relaciones Exteriores, Manuel Camacho, iba a dar una sorpresa que presumiblemente consistiría en declinar su candidatura a favor de Fox Quesada, como ya lo hizo su allegado Marcelo Ebrard a favor del impugnado Andrés Manuel López Obrador. Pero no ocurrió así y no hubo sorpresa, aunque Camacho Solís insistió en hablar de ella.
El gran ausente fue el conflicto de la UNAM. No estuvo entre los temas centrales, y Chiapas apenas recibió alguna referencia por parte de Cuauhtémoc Cárdenas. Difícil dar un veredicto. Como se pudo apreciar en los programas de análisis posteriores al debate preparados por las cadenas de televisión, lo sucedido no cambió preferencias. Quienes ya decidieron el sentido de su voto difícilmente lo cambiarán por lo que vieron y escucharon anoche.