La Jornada miércoles 26 de abril de 2000

Bernardo Bátiz
Después del PRI, Ƒcualquier cosa?

Los hábiles publicistas y estrategas del PAF (Partido Amigos de Fox), que ya superaron y supeditaron el PAN a sus intereses, están llevando adelante una campaña con la que pretenden convencer a todos los mexicanos de que la única posibilidad de sacar al PRI de Los Pinos, meta pobre por sí sola, es que todos los votos se den en favor de Vicente Fox, para que éstos sean útiles.

La pretensión se sustenta en dos premisas: que Fox va adelante en las encuestas y que votar por otro candidato será inútil o, peor aún, útil al PRI y que cualquier cosa es mejor puesta en Los Pinos que el partido que ahora radica ahí.

La primera premisa no es sostenible. En otras elecciones, candidatos que en algún momento van bien en las encuestas, descienden y viceversa, quien viene de atrás, con más consistencia y seriedad, a la hora de la verdad, supera y gana. Ya ha sucedido esto y puede muy bien volver a suceder.

La posibilidad no es remota, si se toma en cuenta que el candidato del PRD en el DF ya ha dejado atrás su situación desventajosa inicial y que un triunfo en la capital sería expansivo a favor del partido que lo obtenga.

La otra premisa es falsa también. Si bien hay que sacar al PRI de Los Pinos, no debe ser para sustituirlo con lo que sea y como sea. El cambio debe ser de fondo y no de personas; de doctrinas políticas, no de publicidad, y Fox hace mucho que mandó a descansar la difícil para él doctrina humanista del PAN con sus capítulos de justicia social, solidarismo e hispanoamericanismo, tan distantes del liberalismo capitalista que sustenta el PAF y el entreguismo a Estados Unidos que pregona Fox un día sí y otro no.

Cuando en Nicaragua gobernaba la familia Somoza, los opositores repetían el pegajoso lema: "Después de Somoza, cualquier cosa"; sin embargo, no pocos de ellos tuvieron que tragarse sus palabras cuando el gobierno de los "comandantes" resultó en mucho tan arbitrario e impopular como el de Anastasio Somoza e incautó propiedades y persiguió por igual a enemigos y aliados.

Después del Revolucionario Institucional no queremos cualquier cosa; después del PRI aspiramos a un gobierno serio, honrado, que rinda cuentas claras, que termine con la corrupción, que combata la delincuencia, que ponga en orden a los medios electrónicos de comunicación, que fomente el trabajo y el ahorro nacional y que invierta más en salud, en educación y en vivienda que en helicópteros artillados y tanques.

Pero sobre todo queremos que revierta la política entreguista, neoliberal, o liberal a secas, que tanto ha flagelado al pueblo de México con sus desigualdades e injusticias.

Y es ahí donde Fox no garantiza el cambio que se requiere; es ahí en donde quiere sacar a los neoliberales del PRI para instalar a los neoliberales del PAN.

Si los estrategas, sus amigos, tan preocupados hoy por el que llaman voto útil, de verdad hubieran tenido la intención de negociar un frente amplio opositor, lo hubieran impulsado en su momento y no hubieran tolerado que las pláticas fueran con Diego Fernández de Cevallos a la cabeza y en su propia casa, donde era de esperarse que pasara lo que pasó.

El llamado de Fox, por eso suena hueco, vacío, pura estrategia, como su bigote, sus botas, sus malas palabras. El llamado a sacar al PRI de Los Pinos, equivale al "después de Somoza cualquier cosa" y eso no. Un cambio sí, pero con rumbo para beneficiar a los pobres, para rescatar la soberanía en peligro, para defender lo nuestro y no a los inversionistas extranjeros.