DOMINGO 23 DE ABRIL DE 2000

Ť Primera vez que el cuarteto de Satélite sirve de telonero a un artista de EU


Con Beck y los tacubos, hasta los más güeritos le dieron al taconazo

Ť Unas 3 mil personas asistieron al concierto, en la Universidad de San Diego, California

Patricia Peñaloza, especial para La Jornada, San Diego, Cal. Ť Con un megaperformance, en el que el destrozo, el caos y el extremo del absurdo fueron representados por el cantante estelar y sus músicos, disfrazados de accidentados con oxígeno, vendas y escayolas, el galactivaquero perdedor, el maestrazo futurista, Beck, y sus teloneros de honor, los xochimilcas tecnopopunkers, Café Tacuba, reventaron la noche del jueves en la yuppie Universidad de California de San Diego (UCSD), donde hasta el más güerito de los fans de Beck le tupió al taconazo de la chilanga vibra que se aventaron los tacubos.

BECK. ok jpg El cuarteto de Satélite, invitado por Beck para que le abriera 12 fechas en su gira por la costa oriente de Estados Unidos, arribó exudando una energía fresquísima, nerviosa, como la del que se enfrenta por primera vez a un público (y es que en realidad así era), lo que de igual modo los rejuveneció notablemente. Cerca de 3 mil chamacos del poblado nice de La Jolla escucharon respetuosos, aplaudieron entusiastas, sonrieron emprimaverados (hasta unos hippies muy bien maquillados, con pelos y ropas multicolores y mirada perdida, departieron gustosos). "Nunca había oído de ellos. No entiendo lo que dicen, pero tienen mucha energía. Me gustaron mucho", dijo Tracy, de 20 años. Tampoco faltaron los méxico-estadunidenses-estadunidenses furtivos, aunque no eran los más. Y por supuesto, como en todo buen concierto que se precie de serlo, roló mucha mary-jane.

Los tacubos llegaron al mediodía al foro Rimac Arena, tras viajar en avión desde Zacatecas hasta Tijuana y de ahí tomar un chido camión para tours, que incluye dos salitas, baño bonito, fregadero, refri, tele con video, dos estéreos... y lo más preciado: varias camas. Después se fueron a comer por grupitos, pura cosa sana. La preparación para el concierto es similar a la de cualquiera, con la diferencia de que aquí no se podía uno alejar mucho, pues ni hospedaje había y el campus estaba en un lugar aislado. Siguió el paso obligado de la prueba de sonido, donde Beck se acercó a saludar al contrabajista Quique Rangel y al programador/tecladista Emmanuel del Real, y les dijo: "šQué bueno que llegaron! šTienen muchos fans aquí!". Por su parte, El Chicarcas, El Pachaca, Luis, Ricardo y el Kito, le metían a la conectada de cable y demás sintonías.

Luego viene el momento de decidir el "set", o sea, el orden de las rolas, elaborado por Meme y Rubén/Nrü, el del canto, pues sólo tendrían 45 minutos para tocar; labor difícil pues se enfrentaban a un público impredecible, a la dimensión desconocida... Una hora antes de salir a escena, los muchachos se vistieron con guayaberas azules y blancas. Hasta entonces ninguno se sentía nervioso por tocar con Beck, a quien admiran. Nrü dijo que si en el Zócalo frente a 150 mil no se puso nervioso, aquí menos. Emmanuel estaba tranquilísimo, hasta que Quique le dijo sabe qué cosa, que salió ahuyentado de la salita del fondo: "šAy, ya me metiste el gusanito!". Los Rangel y el Meme se ponían nerviosos. Así que para disipar la neura, tras el escenario, a cinco minutos de entrar, se pusieron a dar de brincos, hacer sentadillas, ejercicios múltiples, y se saludaron de mano, se abrazaron y sonrieron entre sí.

Los gringuitos habían llenando el gimnasio-tipo-película-colegiala, para cuando salieron los tacubos con su No controles habría unos 3 mil especímenes, quienes šde veras! hablan como en un guión de Sony Entertainment: exagerado y ridículo. Aun así, mostraron su nivel cultural aceptando desde el principio al Tacuba, comprobando que el set electo fue el ideal: se siguieron con Locomotora, Dos niños, la 2 y la 11, del disco Revés/Yo soy para, tras tanta tecnoloquera, dar un giro con Ojalá que llueva café -altamente ovacionada-, Flores, Ingrata, Muerte Chiquita, Chilanga Banda y Chica Banda. El cantante sólo habló en español al público, por supuesto, pa' que vean lo que se siente...

Sorna a la conformidad

Para cuando el teacherazo de Beck salió a escena, ya había como 5 mil güeros, que se desgañitaron de lo lindo a su salida. El concierto estelar estuvo de ensueño. Para regocijo de los fans, el cantante y compositor angelino se aventó numerazos de sus cuatro discos comerciales, regocijando así a todos con su fabulosa mezcla folk/country con beats y sonidos electrónicos, emparentado en ello con los tacubos.

Hizo gala de su sorna contra los poliedros del conformismo, la mediocridad y la mediatización estadunidense; actuaciones teatrales y escenarios formados por tubos de hule con aros internos suspendidos, en los que Beck metía y sacaba la cabeza. Beck tomando el pedestal del micrófono y colocándoselo cual enorme miembro viril. Beck tirado en el piso. Su banda interpretando los deliciosos ritmos ciberfunkirónicos de su reciente disco Midnite Vultures (Universal, 1999). Vestido de negro todo, interpretó Devil's Haircut, en la que al final gritó: "šOrale!'', emulando el nombre del disco que lo llevó a la cima (Odelay!, 1997); luego Mixed Bizness, Novocaine, en la que mira con binoculares a la gente. La tercera es su megaéxito Loser.