DOMINGO 23 DE ABRIL DE 2000
Ť Consideran a la dependencia externa como factor de la desigualdad social
Advierten obispos sobre el aumento de la pobreza
Alma E. Muñoz Ť Para la Iglesia católica, la dependencia de México hacia naciones desarrolladas provocó que en los últimos años 70 por ciento de sus habitantes sea gente "empobrecida". Y más aún, algunos de sus integrantes culparon al gobierno de aplicar medidas contrarias a favorecer la "opción de los más necesitados", pues en su lugar, a decir del obispo Jacinto Guerrero, agrandaron la brecha entre ricos y pobres al grado de ubicar sólo a "un porcentaje mínimo de mexicanos con más de 90 por ciento de la riqueza nacional en su haber".
Los estudios hechos por la Conferencia del Episcopado Mexicano presentan una visión de lo que ocurre en América Latina por los efectos de la globalización. Con base en datos del Banco Mundial, indican -como ya lo dio a conocer en un foro internacional el cardenal Norberto Rivera- que uno de cada tres latinoamericanos es pobre y 18 por ciento de la población total de la región, es decir, 86 millones de personas, sufren extrema pobreza. De continuar así la tendencia, prevén que para el año 2005 existan 176 millones de nuevos pobres.
En México, según el obispo emérito de Papantla, Genaro Alamilla, "la clase media pasó a ser pobre; los pobres a la pobreza extrema y ya no digamos los 10 millones de indígenas que viven en situación precaria". Esta visión, añadió, "se hizo más latente en el actual sexenio del presidente Ernesto Zedillo, donde los pobres pasaron a ubicarse en millones de personas en ultrapobreza. Y si me piden pruebas, basta con que abran los ojos y vean al país hundiéndose en un mar de crisis, latente sobre todo en el segmento político".
Alamilla citó además que este país, con cerca de cien millones de personas, cuenta con 26 millones de habitantes en extrema pobreza y "48 por ciento ha llegado a ser pobre".
Este punto, junto con el asunto de la nutrición y la seguridad alimentaria, se convirtieron en uno de los retos principales de la Iglesia católica, donde constantemente se critica la falta de atención para las mexicanos más marginados: campesinos, obreros e indígenas.
Jacinto Guerrero, obispo coadjutor de la diócesis de Tlaxcala y titular de la Comisión Episcopal de Pastoral Social -encargada de realizar los análisis al respecto-, expresó preocupación por "cómo en México creció el número de pobres, pues llegamos a contar con estadísticas muy alarmantes: aparece un gran porcentaje de gente empobrecida, casi 70 por ciento, y deja entrever retos muy fuertes para atender estas necesidades y continuar haciendo efectiva la opción por los más necesitados".
De acuerdo con el prelado, esta "es una situación vieja. Seguimos siendo el paraíso de los países del primer mundo, los cuales desde los años setenta comenzaron a buscar mercados de trabajo barato. Evidentemente nos fuimos convirtiendo en un país maquilador donde se pagan salarios mínimos que no alcanzan a cubrir una hora de lo que se paga en aquellas naciones".
Esta situación de dependencia, "enmarcada además en la globalización de la economía, origina que siga abriéndose la brecha entre ricos y pobres, pues vemos que solamente un porcentaje mínimo de mexicanos tiene 90 por ciento de la riqueza del país. Esto es un fenómeno crítico, lamentable".
Anteriormente, el cardenal Norberto Rivera consideró al país como "un espejo reflejante de la realidad latinoamericana, afectada por la globalización económica, que expresa un desempleo crónico y amplio subempleo que se han constituido en una de las principales causas de las migraciones del sur hacia el norte del continente americano. Todo ello nos habla de pobreza extrema, de debilitamiento del sector obrero y del trabajo no asalariado".