SABADO 22 DE ABRIL DE 2000
* Llama la Curia Metropolitana a superar apatías
Comparan el calvario de Cristo con el sufrimiento humano actual
* Los mexicanos se dejan llevar por la debilidad: la Arquidiócesis
Alma E. Muñoz * La Curia Metropolitana comparó el calvario que vivió Jesucristo con el sufrimiento contemporáneo de la humanidad. Para cada una de las etapas sufridas por el Mesías, los sacerdotes responsables de recrear los pasajes de la muerte de Cristo construyeron una metáfora sobre cuestiones que afectan al género humano: sistemas de gobierno omnipotentes, manipulación política, falta de libertad de expresión, matanzas como las de Acteal, miseria, desaparecidos por ideologías diferentes a las de un gobierno, guerras y otras "injusticias" más.
En la Catedral, cientos de fieles ųcasi un millón de católicos flotantes dentro del templo durante el festejo de la Semana Santa, según el Arzobispado de Méxicoų recibieron un llamado de los sacerdotes Rubén Avila y Francisco Bravo Mendoza para dejar a un lado la apatía y lograr, de acuerdo con lo que dicta el Evangelio, el respeto a los derechos humanos y luchar por que "desaparezca toda clase de esclavitud".
Los religiosos conminaron a los feligreses a superar un "medio social injusto, de sistemas opresores y ambientes familiares traumatizantes. Los cristianos estamos comprometidos con las posibilidades de la vida, la justicia, la verdad, la reconciliación y el porvenir. Las injusticias parecen decir que nuestra tarea es acabar con la vida pero, desde que hemos conocido el éxodo y la resurrección de Jesucristo, sabemos que la salvación se hace con la liberación, con la promoción, con la independencia, con la gloria del hombre".
Ayer fue un día más de rezos en cada uno de los templos católicos de la ciudad de México por la celebración de la Semana Santa, misma que este año se convirtió, según la grey católica, en la "semana del perdón y la reconciliación" por los festejos del Jubileo. Pero la jornada no estuvo exenta de juicios sobre cómo se vive la fe. La Arquidiócesis de México, a través de sus representantes pastorales, acusó a los mexicanos de dejarse llevar por la debilidad y el agotamiento en lugar de conquistar anhelos.
"Caemos como el anciano cargado de años y achaques que se apega a la vida con un esfuerzo indomable; como el obrero en el embrutecimiento de su agobio, de su sueldo insuficiente y de su responsabilidad de padre de familia que lucha por el bienestar de sus hijos en el absurdo de la marginación".
Los clérigos representaron con sólo dos imágenes ųla de María y Cristo cargando su cruzų las 14 estaciones del viacrucis y emitieron reflexiones sobre cada una de las situaciones que vivió el Nazareno al tiempo de compararlas con situaciones del mundo actual:
"Jesús fue clavado en la cruz como una manera de aprisionarlo, como un suplicio para fijarlo en su martirio... Hoy millones de hombres están también aprisionados por su miseria, están oprimidos, esclavizados por fuerzas sutiles y brutales de sistemas y estructuras poderosas. Los hombres continúan prisioneros de la opresión y sujetos a la explosión por la propaganda, los racismos, la mafia, las consignas, los monopolios, los exilios, los slogans, los campos de concentración, las castas, los consejos de guerra, las fronteras, las dictaduras, las alambradas y las fuerzas armadas.
"La libertad es obstaculizada por el engaño, la codicia, la diplomacia, las mentiras repetidas por millones de radios y televisores; por el soborno de los periódicos y las oficinas para hacer mentiras; por la propaganda y el control de la prensa; por la opresión de los pobres, los armamentos, las historias nacionales, los agentes secretos, los partidos políticos y las ideologías nacionalistas".
En cada pasaje del calvario de Jesús, los clérigos Rubén Avila y Francisco Bravo emitían críticas y denuncias hacia la realidad actual: "El murió como un criminal por disolución social; como hereje, antipatriota e inconforme con el mundo de su tiempo. Los hombres siguen muriendo hoy por las mismas razones. Hay muchos calvarios modernos difíciles de situar, pero entre ellos se encuentra el exilio, la miseria económica bestializante, las vecindades fétidas, las chozas lúgubres y las colonias marginadas de las grandes ciudades, donde los hombres se embrutecen paulatinamente, donde se vive poco y se muere tanto".
Al recordar la estación donde María recibe el cadáver de su hijo, Rubén Avila, habló de la desaparición de hombres, de "sistemas de gobierno omnipotentes que construyeron maquinaria y ejércitos para producir la muerte" y además denunció la existencia de "partidos políticos poderosos constructores de ciudades de muerte en donde se mataba en masa con técnica muy avanzada". Así, rememoró los campos de concentración en Auschwitz, Buchenwald, Belsen y Dachaul, donde "se construían pilas de cadáveres y grandes máquinas arrojaban los cuerpos a tumbas gigantescas".
Sin ahondar sobre los hechos que originaron la matanza de Acteal, también ubicó el suceso dentro del contexto de muertes en masa para después hablar de un "continuo viacrucis para el hombre".
En el mundo contemporáneo, según los pastores, "el rostro del hombre está afectado por la crueldad, el sudor inútil, la fatiga embrutecedora, la desfiguración de la miseria, la enfermedad" y otros sufrimientos más.
Por eso, los rezos se elevaron también para lograr que los jefes de Estado vean por el bien común, la paz y la libertad social y religiosa. Así se hizo después de una misa que más tarde ofreció el cardenal Norberto Rivera, quien criticó a los no creyentes por poner en duda la existencia de Dios.
"Desde los tiempos apostólicos hasta nuestros días muchos son los que se niegan a aceptar a un Dios hecho hombre que muere en un madero para salvarnos. Desde siempre ha existido también la tentación de desvirtuar el sentido de la Cruz pero olvidan que sólo en ella pueden ser vencidos la violencia, el odio y la venganza". (Con información de Laura Poy)
SABADO 22 DE ABRIL DE 2000
* Casi 800 fueron atendidos por cuerpos de emergencia en el viacrucis
Con celulares, la modernidad se hizo presente
Sandra Palacios y Teresa Gómez * Cada año, el comité organizador de la Semana Santa en Iztapalapa recolecta casi 120 mil pesos para que se realice esa representación, la cual, esta vez, atrajo a un millón y medio de creyentes.
Braulio Cuenca, uno de los organizadores, dijo que cada vez es más difícil solventar los gastos para llevar a cabo esa actividad, toda vez que los iztapalapenses que con anterioridad cooperaban han reducido sus cuotas hasta 50 por ciento.
"Siempre se dice que la delegación nos apoya económicamente, pero sólo nos presta las tarimas y nosotros tenemos que pagar el resto. Nunca lucramos con las aportaciones que, cada vez menos, realizan comerciantes establecidos y los participantes en el acto", agregó.
Cada uno de los 2 mil actores que protagonizaron algún papel realizó una aportación de 20 pesos, los cuales, a decir de los organizadores, fueron utilizados para cubrir los gastos para diseñar principalmente la escenografía.
Este año, el comité realizó un gasto de unos 100 mil pesos, distribuidos en el pago del sonido y la banda que llegó desde el municipio de Texcoco para ambientar la celebraciones.
Un joven representó por segunda ocasión a Cristo; fue el único de los 20 candidatos que reunió las cualidades para llevar la cruz hasta el Cerro de la Estrella.
Rasgos físicos y un comportamiento "digno", acorde con las creencias religiosas, fueron los factores que los integrantes del comité organizador tomaron en cuenta para darle este papel de nuevo, como en 1995.
Y, en esta ocasión, la modernidad se vivió entre los cuerpos de los nazarenos, quienes prefirieron evitar el cansancio y "vivir un poco más las bondades de este mundo"; así que, teléfono celular en mano y mujer al lado, esperaron que Cristo llegara a la explanada de la delegación Iztapalapa.
Pero su descanso era interrumpido por decenas de comerciantes ambulantes que se aglutinaron hasta el último rincón de los lugares en que se celebró el viacrucis.
Sin permisos de la delegación, y disuadiendo a los inspectores de vía pública, los vendedores ofrecieron sus productos, los cuales eran aceptados por los paseantes.
El hecho causó malestar entre los comerciantes establecidos, pues vieron reducidas sus ventas.
Y los ambulantes que se salvaron de las autoridades no pagaron ninguna cuota, pero, según comentarios de los mismos, algunos tuvieron que pagar entre cinco y diez pesos para no ser retirados.
Como saldo final de esta celebración, que representó un costo de 2 millones de pesos para la delegación Iztapalapa, las autoridades informaron que 20 personas fueron remitidas al juzgado cívico por ingerir bebidas alcohólicas y alterar el orden público; otras 781 fueron atendidas por los cuerpos de emergencia, debido a que sufrieron excoriaciones, insolación, hipertensión y desmayos.
Asimismo, al pie del Cerro de la Estrella, hubo empellones entre un grupo de nazarenos y granaderos.
Por expender bebidas embriagantes cuando estaba en vigencia la ley seca, 20 establecimientos fueron sancionados, y se retiraron unas 400 toneladas de basura.
La delegación aseguró que los comerciantes ambulantes serán retirados de la explanada de la misma.