SABADO 22 DE ABRIL DE 2000

* Enseñanza, bien público y responsabilidad del Estado: Jocelyn Berthelot


México, ejemplo del error en las políticas educativas neoliberales

* No habrá aprendizaje democrático si el éxito se reserve a unos cuantos, advierte el investigador canadiense * Con las privatizaciones en AL crecen desigualdad, violencia urbana y delincuencia, dice

Claudia Herrera Beltrán * Jocelyn Berthelot, reconocido investigador de la Central de Enseñanza de Quebec, en Canadá, es un estudioso de los "devastadores" efectos de las políticas educativas neoliberales en América Latina, pero va más allá de la crítica. No basta luchar por hacer fracasar estos planes de enseñanza, dice, "necesitamos hacer propuestas alternativas", y de ahí surge su proyecto "educación democrática", que ha suscitado mucho interés en su país.

Se sustenta en un principio simple: "No habrá educación democrática mientras el éxito y la calidad sean reservados a unos cuantos privilegiados". Es un desafío al que muchos aspiran, señala, pero que choca con políticas de enseñanza que van en sentido contrario y que son aplicadas en Latinoamérica, donde México ocupa una parte de su análisis.

Para el experto en políticas educativas y fracaso escolar, el problema es que muchos gobiernos conciben a la educación como un bien privado, siendo que "las escuelas no son empresas, los padres de familia no son clientes y los alumnos no son mercancías. La educación tiene objetivos sociales más grandes; es un bien público y responsabilidad del Estado".

En tres años, el también académico del Centro de Investigación y de Intervención sobre el Exito y el Fracaso Escolar, de la Universidad de Laval, en Canadá, ha viajado mucho a nuestro país atraído por una realidad que considera de marcados contrastes. Y fue en una de esas visitas, hace unos días, que platicó de estos temas y de sus propuestas de enseñanza.

Es valioso, destaca, que la primaria y la secundaria mexicanas mantengan su carácter laico y gratuito. Sin embargo, hay otros aspectos que considera muy preocupantes: la deserción escolar sigue siendo un problema importante en primaria y todavía hay mucho qué hacer para que todos los adolescentes estudien la secundaria; los índices educativos de los pueblos indígenas están muy por debajo del promedio nacional; las desigualdades entre hombres y mujeres en esta área todavía son importantes, y los maestros reciben salarios tan bajos que la mayoría debe tener dos o tres empleos.

Lo que México vive, señala, es un ejemplo de lo equivocadas que han sido las políticas neoliberales en educación, que si bien han conseguido extender el nivel básico, no se han preocupado por lo más importante, que es que la mayoría de los alumnos reciban enseñanza de calidad y tengan éxito escolar. Para los neoliberales ųaseguraų éxito y calidad sólo serán para unos y no para todos.

Explica: "Con la globalización económica y el libre comercio que lo acompañan, dominan en muchos países políticas sociales que ponen en peligro las conquistas sociales del pasado y los objetivos democráticos populares. Según los neoliberales, de hoy en adelante el mercado debería decidir el porvenir de los pueblos".

Por eso, las palabras que dominan los discursos en las naciones son privatización, reducción del rol del Estado y competencia en los sectores público y privado. Sin embargo, los efectos, advierte, son "terribles": las desigualdades entre los más ricos y los más pobres se incrementan, los problemas sociales se agudizan, la violencia urbana y la delincuencia, consecuencia de una pobreza escandalosa, son plagas que afectan a todas las grandes ciudades de América Latina.

 

Las escuelas McDonalds y Coca-Cola

En ese contexto, la educación pierde. Por un lado, argumenta, los niños mal nutridos o que viven en la pobreza no están en condiciones para atender bien sus clases, tan necesario para el éxito escolar, y se convierten en candidatos seguros a la reprobación y a la deserción escolar. Y por otro, la ideología neoliberal permea directamente a las políticas educativas, y en muchos lugares, el gobierno central se descarga de sus responsabilidades de dar educación.

Como consecuencia, dice, los sectores sociales que tienen más recursos tienen mejores servicios educativos. Además, se han multiplicado las diversas formas de privatización, como los bonos educativos (los llamados vouchers), las escuelas charters, el financiamiento público de la educación privada y, al revés, el financiamiento privado de las escuelas públicas.

Esta reducción de los presupuestos educativos, explica, abrió grandes las puertas de las escuelas a las empresas privadas. En muchas instituciones estadunidenses y canadienses, la famosa M de MacDonalds se encuentra en la cafetería o en el gimnasio mediante una contribución a actividades escolares; es también la política de empresas como Kellogƀs, Coca-Cola y Campbell. "Así, las grandes empresas trasnacionales tratan de someter a los niños a su propaganda dentro de la escuela pública misma", asegura.

Una educación democrática

 

Hasta aquí, el panorama es desolador, pero no del todo. El experto señala que hay alternativas, como lo que llama un proyecto de "educación democrática", y que ųaclaraų no se ha quedado en un cubículo de investigador, ya que tuvo mucha influencia en el reciente debate para impulsar una reforma educativa en Quebec.

Y enuncia las características de lo que debe ser un centro educativo democrático: trabaja para el éxito de todos, adopta medidas pedagógicas consecuentes y ofrece los recursos necesarios. Ofrece calidad y equidad, así como una educación liberadora y crítica. En cada plantel hay una vida democrática que reconoce los derechos de los alumnos, favorece la cooperación entre los maestros y desarrolla vínculos estrechos con los padres de familia y la comunidad. Es pública, laica y gratuita.

La tarea es a largo plazo; en principio da elementos para cuestionar las políticas erráticas neoliberales y después puede provocar algunos cambios y finalmente transformaciones en un mundo del siglo XXI que ųopinaų no puede soportar más las desigualdades sociales, en las que las educativas tienen un papel protagónico.