SABADO 22 DE ABRIL DE 2000

* Cien pesos alcanzaron para entradas, transporte, comida y hasta chelas


A reventar, los balnearios de la capital

* Se espera que la afluencia de visitantes supere los ocho mil en este Sábado de Gloria

Josefina Quintero M. * Con el único afán de refrescarse de los rayos del sol, cientos de personas comparten albercas de 35 por 35 metros en algunos balnearios de la ciudad de México, donde la distancia entre cada bañista no rebasa los 30 centímetros. "šTe estás meando, cabrón!, šSentí calientito!", reclama Héctor, mientras Adán sólo ríe y responde: "Es que el agua está bien fría".

Después de la gracia de Adán, los jóvenes que jugaban al buzo prefirieron salirse para secarse y olvidar el incidente, a pesar de que, saben, ello es común.

Desde las siete de la mañana, familias completas se daban cita en las filas para entrar a los balnearios: Centro Deportivo 11 de abril y 14 de diciembre, ubicados sobre la avenida Rojo Gómez en la colonia Agrícola Oriental, delegación Iztacalco.

En compañía de su esposa, hijos, tres de sus hermanas, cuñado y suegros, José Luis Vázquez Morales, como muchos otros, llegó al balneario proveniente de la colonia Nueva Tenochtitlan, delegación Gustavo A. Madero, abordó de un LTD, modelo 77. Listos para agilizar la entrada al chapoteadero sin perdida de tiempo, en traje de baño, aletas, visores, gogles, salvavidas formaron parte de la fila.

A las 10 de la mañana, las áreas verdes ya estaban cubiertas al igual que las albercas del centro deportivo, sin embargo, seguía entrando gente, pues los encargados de las instalaciones esperaban a más 4 mil visitantes. Porque al lugar, "entran cuantos quepan".

Ante la imposibilidad de movimientos corporales en el agua, el salvavidas Arturo Piña explicó, "aquí no se viene a nadar, sino a refrescarse, a chapotear, porque con tantas personas que entran es imposible, no hay espacio".

Mientras llamaba la atención, a dos niños que con el hula, hula apartaban un espacio dentro de la alberca para su familia, "aquí no se guardan lugares, quiten los juguetes para que entren todas las personas", sentenció el cuidador.

Los habitantes, de las colonias Agrícola Oriental, Pantitlán, Pensil, Arenal, estado de México y otras, visitaron esta temporada de vacaciones los balnearios de la ciudad, porque la falta de varo los obligó a pasar los días de descanso en el DF.

Sin embargo, no se vieron impedidos para divertirse, porque con tan sólo 100 pesos costearon la entrada a las bañeras, el transporte, la comida y las chelas, porque salir a los famosos balnearios de Morelos implicaría un gasto mínimo de 350 pesos en pasaje y entrada.

María del Carmen Rangel, espera en el pasto recostada, leyendo una historieta del Libro Semanal, a que su familia salga del chapuzón, porque les tiene listo para el almuerzo, arroz, huevos duros, frijoles y para saciar la sed provocada por el calor, la hielera repleta de caguamas, a diferencia de otros que tenían sus emparedados y tortas de atún para guardar la vigilia.

Juana, la mayor de las hijas de la señora Rangel, rentó un traje de baño blanco, el más sexi de la tienda, jugaba dando saltos dentro del salvavidas de plástico, luciéndose ante todas las miradas de los chavos de su alrededor, que ni siquiera parpadeaban, pues la ropa húmeda hacía transparentar sus gracias; por lo que no faltaron los atrevidos que justificándose por el exceso de gente la rozaban con la panza, manos, glúteos, conductas que ella en ningún momento reprochó, incluso se le veía complacida, quizás eso le confirmaba que era una mujer atractiva.

Ya a mediodía no había espacio vital; los resbalones a consecuencia de lo pegajoso del piso, ocasionaron cabezazos entre los bañistas y sustos para los fornidos guardavidas. Pero la verdadera responsabilidad de los percances recaía totalmente en los visitantes, porque cada año cambian el agua de las piscinas; se aspiran y se les pone cloro todos los días "para evitar las infecciones y hongos", explicó Arturo Piña.

Este Sábado de Gloria, la afluencia de visitantes en estos centros se espera supere los 8 mil, por lo que las ganancias de los responsables del lugar se incrementará hasta en 300 por ciento, hecho que ha permitido mantenerlo durante más de 50 años.