José Luis Manzo
Gas natural: hacia una propuesta alternativa
El Consejo Consultivo Nacional de la Alianza por México, que impulsa la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas, realizó la semana pasada en Poza Rica, Veracruz, el foro Energía, Desarrollo y Medio Ambiente, en el que se recogieron las propuestas de académicos, especialistas, empresarios y ex funcionarios del sector energético para elaborar una política energética alternativa. Por considerar de interés para los lectores de La Jornada, en esta ocasión presentamos algunos de los principales planteamientos y propuestas en materia de gas natural.
En términos generales, la planeación del sector energético debe realizarse a partir de la estimación objetiva de la demanda de combustibles para los próximos 25 años y de nuestra capacidad para satisfacerla, fundamentalmente con base en los recursos energéticos con que cuenta el país, procurando el desarrollo de las fuentes alternas y la mayor conservación posible de los recursos no renovables, particularmente petróleo crudo y gas natural. Esto no ha sucedido así. En el caso del gas natural, desde hace varios años el gobierno federal promueve su mayor utilización entre los diferentes usuarios del país, lo que nos hace aún más dependientes de ese recurso. Esta estrategia resulta preocupante por varios motivos.
1) No sabemos con certeza si contamos con suficientes reservas para enfrentar esa creciente demanda, pues la información oficial sobre el nivel de las reservas disponibles es poco clara. Además, esas reservas han caído sistemáticamente durante los últimos 10 años, porque el creciente consumo no ha sido compensado con la incorporación de nuevas reservas, ya que Pemex ha abandonado prácticamente las actividades de exploración.
2) En la región noroeste del país no hay producción local de gas natural ni se cuenta con gasoductos que la conecten con el resto del territorio nacional. Por ello, Pemex abastece esta y otras zonas del norte mediante gas importado, lo que representa un creciente gasto de divisas y mayor riesgo comercial y estratégico para el país, mientras que en la Sonda de Campeche se desperdician grandes cantidades de gas natural, al quemarlo y lanzarlo a la atmósfera. Esta situación puede corregirse si se construye la infraestructura que evite la quema de gas y amplíe la red de gasoductos a todos los centros de consumo del país.
3) Otra forma en que el gobierno federal ha incrementado peligrosamente nuestra dependencia del gas natural ha sido impulsando su uso para la generación de electricidad en plantas de ciclo combinado. Si bien es cierto que el avance tecnológico ha incrementado la eficiencia de este tipo de plantas y abaratado su precio, y que entre los combustibles fósiles el gas natural es el que contamina menos, también es cierto que las fuentes alternas, como el viento y el agua de las presas, representan una mejor opción para generar electricidad, por varias razones: a) son renovables y permanentes, además de que no contaminan; b) el avance tecnológico ha permitido reducir drásticamente los tiempos y costos de construcción y operación de las plantas generadoras de electricidad, lo que se traduce en menor costo de la energía eléctrica producida.
Es inaceptable aumentar el riesgo que implica depender del abasto de gas natural, tanto importado como nacional, para generar electricidad cuando contamos con recursos renovables aún no explotados, o no aprovechados suficientemente. A la fecha, sólo hemos utilizado la tercera parte del potencial hidroeléctrico con que cuenta el país, mediante la construcción de grandes presas. Gran parte del potencial existente puede ser explotado si se instalan pequeñas plantas hidroeléctricas, con nuevos esquemas de participación de la comunidad y los distintos niveles de gobierno. La explotación de la energía eólica y solar apenas comienza. Muchas pequeñas localidades que no cuentan con el servicio de electricidad pueden generar energía para satisfacer sus propias necesidades mediante la instalación de pequeños equipos que resulten apropiados a la zona, ya sea los que transforman directamente la energía solar en electricidad o los que aprovechan la fuerza del viento para generar el fluido eléctrico.
En términos de costos y preservación del medio ambiente, el coque de petróleo puede sustituir exitosamente al gas natural en la generación de electricidad. Los nuevos esquemas de refinación impulsados por Pemex permiten transformar el combustóleo de alto contenido de azufre en gasolina y diesel de calidad aceptable, y generar un subproducto, el coque de petróleo, que puede ser utilizado como combustible para generar electricidad en plantas que utilizan la tecnología de lecho fluidizado, misma que ya se aplica en varios países. Dado que Pemex puede producir en abundancia el insumo principal, la tecnología de lecho fluidizado debe ser considerada crecientemente por la Comisión Federal de Electricidad en los planes de expansión de su capacidad de generación.