Arnoldo Kraus
Paulina: Ƒexiste la moral?
LA MORAL ES UN GRAN invento humano plagado de espinas. Es un código amplio, amorfo y con incontables aristas. Sus pautas y principios son extensos y sus límites varían entre naciones, entre sociedades, y también, por supuesto, entre individuos. Encontrar consenso entre lo ''que es moral'' y ''lo que no es moral'' es imposible. Quizá por eso la ética carece de historia (cada quien cuenta la suya). Quizá por lo mismo cada religión impone sus directrices (por eso tantas guerras). Y en la misma vena, la falta de entendimiento y la intolerancia entre las personas son norma. No cabe duda: la ética es gran invento y gran fracaso de los seres humanos.
Paulina, la niña antes anónima y ahora noticia, es un ejemplo de esos proteicos trayectos de la moral. Paulinaniña, ahora señora Paulina, tras ser violada y embarazada, fue a la vez condenada, manipulada y reducida por algunos brazos de la sociedad. Doble violación. La síntesis biográfica de Paulina es breve pero contundente. Mujer (primer punto). Menor de edad: 14 años (segundo punto). Oaxaca como tierra de origen y como sinónimo de Norte (tercero). Violación por un adicto a la heroína y embarazo en un país en donde la injusticia impera (cuarto). Escasez de todo tipo de recursos para decidir si se continuaba o no el embarazo (quinto). Falta de apoyo médico en Mexicali para atender el deseo de abortar (sexto). La intervención de la Procuraduría de Justicia de Baja California en contra del aborto (séptimo). Educación enjuta y falta de voz de sus progenitores -los sin voz- que les impidió manifestarse contra las presiones de organizaciones como Provida (octavo). Y, por último, pero en primer lugar, la pobreza como destino manifiesto (noveno).
Desde la violación hasta la cesárea, el periplo de Paulina es ejemplo de que la moral se aplica en forma distinta para ricos y pobres. Es imposible encontrar un caso en el cual la indicación para provocar un aborto humano sea más clara que en el de esta joven. Salvo que se hubiese demostrado la transmisión del sida al producto o la madre durante la transgresión, es difícil pensar en un escenario más dramático. Incluso, en circunstancias como la descrita, el Código Penal avala el legrado: en el artículo 126, fracción II, se establece que el aborto no es punible cuando el embarazo sea resultado de violación.
Paulina fue torturada psicológicamente, pues a la afectada y a los familiares se les mostraron videos en donde se observa lo que sucede con los fetos cuando se practica el aborto. El caso muestra, asimismo, abuso de autoridad, pues prevaleció la moral personal sobre la pública: el procurador de Justicia llevó a la madre ante un sacerdote para disuadirla del aborto. La religión se olvidó de Dios: la excomunión es una amenaza latente. Y, es también, un nítido argumento de injusticia social: quien puede pagar, con o sin religión, aborta.
Es evidente que ''la ética'' religiosa, la de los médicos y la del procurador de Baja California, entidad panista, se confabularon y pesaron mucho más que la moral de quienes bregan por los derechos humanos y consideran humano que una menor violada pueda abortar. En el contexto de la niña Paulina el aborto protegería a la madreniña y al vástago de un futuro poco afortunado. El aborto es un procedimiento doloroso y desagradable. No debe haber médico que lo favorezca como método para controlar la natalidad, ni mujeres que aborten por placer. Independientemente de la discusión de cuándo es el inicio de la vida, de si el ser humano es o no autónomo, de las dolorosas imágenes de fetos destruidos, hay otras películas no menos lacerantes cuya realidad y vigencia nos recuerda Paulina.
Los niños de la calle como testimonio de embarazos no deseados, la cerrazón de la justicia panista en Baja California como tribunal, parte y juez del destino de dos menores y la manipulación de personas indefensas, los sinvoz, por quienes ostentan el poder son presentes urgentes que aguardan respuesta. El affaire Paulina ha reinventado otra moral. Paulina y su vástago son sinónimos de tristeza. Las historias de estos dos menores son efímeras, comunes y plagadas de amnesia como tantos otros escenarios mexicanos. Con Paulina funcionó la ética diseñada para los pobres, creada desde las cúpulas del poder pero que nada tiene que ver con la moral que se ejerce o se autoimpone entre poderosos y ricos. No hay duda: la moral es un gran invento humano. Tan grande como inútil.