UNA LARGA Y LEGITIMA LUCHA
El día de hoy se cumplen 25 años del secuestro y desaparición de Jesús Piedra Ibarra, hijo de Rosario Ibarra, incansable defensora de los derechos humanos. Hoy también se contabiliza un año más de injusticia, ilegalidad y conculcación de las garantías fundamentales en México, pues a Piedra Ibarra hay que añadir, desafortunadamente, numerosos nombres de mexicanas y mexicanos en la lista de perseguidos y desaparecidos políticos. Y, debe señalarse, este día se cumplen cinco lustros de una lucha valiente y decidida de Rosario Ibarra y muchos otros familiares de personas secuestradas por el aparato represivo del régimen que ha gobernado el país durante más de siete décadas.
La existencia de desaparecidos políticos en México, ha de reiterarse, no sólo resulta indignante y perturbadora por sus significados humanos, legales y políticos sino que, también, representa un formidable y doloroso obstáculo en el camino hacia la consolidación jurídica y democrática de la nación. Un régimen que secuestra y desaparece a sus opositores ųacciones universalmente reconocidas como crímenes de lesa humanidadų, que rehúye dar la cara para esclarecer estos terribles acontecimientos y localizar a los desaparecidos, que apuesta por una estrategia de intimidación y represión criminal en contra de quienes no comparten sus planteamientos políticos o denuncian sus atropellos y sus corruptelas, que se cruza de brazos ante las continuas violaciones de los derechos humanos que se producen en el país, no es ni será civilizado ni democrático.
Durante estos 25 años, Rosario Ibarra y los integrantes del Comité Eureka ųjunto con incontables mexicanos que solidariamente han hecho causa común con ellosų han mantenido una lucha que los enaltece y que ha funcionado como catalizador en la formación de una conciencia nacional en favor del respeto irrestricto de los derechos humanos. En ese tiempo, han conseguido la liberación de numerosos detenidos políticos y han denunciado con coraje la reiterada e inaceptable propensión de algunos gobernantes a violentar la ley para acallar a sus opositores.
Indudablemente, el esfuerzo de los luchadores que, como Rosario Ibarra, comprometieron su vida en la defensa de los derechos humanos, ha contribuido significativamente en la construcción de los espacios de libertad que hoy gozamos los mexicanos. Pero, no debe olvidarse, mientras quede un solo desaparecido o preso político en México el trabajo colectivo en favor de la democracia y la vigencia del estado de derecho permanecerá incompleto. Jesús Piedra Ibarra y quienes como él se encuentran actualmente desaparecidos deben ser presentados vivos de manera inmediata y los que perpetraron ųmaterial e intelectualmenteų su secuestro y su encarcelamiento ilegal deben comparecer ante la justicia. De lo contrario, la democracia y la ley en México permanecerán en entredicho.
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