Orlando Delgado
La Cepal y las herencias
En respuesta a un comentario, ciertamente crítico pero bastante mesurado, el doctor Zedillo montó en cólera y defendió su proyecto económico, como si lo planteado por la Cepal se hubiese dirigido directa y expresamente al desempeño de la economía mexicana.
El planteo de la Cepal, en la inauguración de su sesión anual, señaló que en la década que termina los logros en materia de crecimiento económico y de productividad han resultado frustrantes y que hace falta reorientar el desarrollo de la región en torno a un eje: la equidad, la reducción de la desigualdad. Cualquiera que revise los principales indicadores socioeconómicos de la región tendrá que estar de acuerdo en que esto es cierto, y que la búsqueda de la equidad es un objetivo ampliamente compatible.
Por esto, la respuesta presidencial resultó desmedida y, sobre todo, fuera de lugar. Parecía que se respondía a críticas y comentarios expresados en otra parte y, seguramente, por otros interlocutores; probablemente por algunos que se ubican en sus mismas filas y defienden sus mismos colores. El planteo presidencial fue categórico: "...atribuirle estas condiciones de pobreza a las políticas que llevan pocos años aplicándose, en vez de atribuírselas a décadas de irresponsabilidad fiscal y autoritarismo en América Latina resulta... absurdo... en realidad, son todavía herencia del autoritarismo que privó en América Latina".
La Cepal tiene una larga historia en América Latina: nació desde 1949, con la publicación de dos textos verdaderamente fundacionales de una nueva concepción económica: el Estudio económico de América Latina 1949, que desde entonces se publica anualmente, y El desarrollo económico de América Latina y algunos de sus principales problemas. En estos materiales, trabajados bajo la dirección de Prebisch, se presentó la concepción del sistema centro-periferia que planteaba una explicación novedosa del subdesarrollo, acompañada por una propuesta sobre la necesidad de llevar a cabo un proceso deliberado de industrialización.
Han pasado ciertamente muchos años desde entonces, en los que la Cepal ha transitado por etapas en las que estuvo no sólo en el centro del debate económico latinoamericano, sino que varios de sus principales economistas estuvieron al frente de la conducción económica de algunos de nuestros países, hasta etapas en las que prácticamente desapareció del mapa, como la que se vive actualmente. Pese a ello, se ha mantenido como un organismo internacional, dependiente de la ONU, que sigue produciendo materiales de interés para todo aquel que quiera documentar aspectos centrales del desempeño de las economías latinoamericanas, tanto a nivel del conjunto como para cada uno de los países de la región.
Desde el arribo de los economistas ortodoxos a la conducción económica de los gobiernos de toda América Latina, se modificaron radicalmente todos los elementos que definieron a la economía, sustituyéndolos por nuevos paradigmas que consagraban a las leyes derivadas del funcionamiento del mercado, como las únicas capaces de generar un crecimiento alto y sostenido, precondición para alcanzar una mejora en el bienestar. Por eso precisamente el famoso propósito del "bienestar para la familia".
En sus mejores tiempos, la Cepal era promotora de importantes discusiones y formadora de grandes economistas. Actualmente, nadie discute lo que la Cepal plantea, por ello la discusión presidencial no se dirigía a la Cepal ni tampoco al auditorio que lo escuchaba atónito. El nuevo regaño, que se agrega a aquel célebre de los globalifóbicos, en momentos de discusión electoral y de cuestionamientos fuertes al desempeño de la economía bajo la conducción de los neoliberales, hechas tanto por el candidato perredista como por Fox, pero también sugerida tímidamente por el candidato del PRI, parece un llamado a la ortodoxia y a cerrar filas en torno a un proyecto que lleva ya casi 18 años y al que le hacen falta --según Zedillo-- seguramente otros tantos para poder ser verdaderamente evaluado.
El llamado directo a Labastida tiene una clara connotación que va más allá de la expresión de una opinión. Constituye un señalamiento sobre las bases de apoyo materiales de un gobierno como el que tendría que construirse si ganara el PRI, pero vale también para Fox. Con él resulta más fácil, ya que en cualquier momento puede cambiar de opinión, además de que el programa neoliberal es también para él una herencia aceptada.