MARTES 18 DE ABRIL DE 2000
Ť Celia Ramírez: revertir la tendencia de los niños que laboran, el reto
Proteger a menores que trabajan, compromiso del GDF
Bertha Teresa Ramírez Ť La subdirectora de Apoyo a la Niñez y Juventud del DIF-DF, Celia Ramírez, señaló que el compromiso que tiene el gobierno capitalino, independientemente del poder económico de las empresas que los emplean, es proteger a los menores que tienen la necesidad de trabajar para apoyar la economía de sus familias.
No obstante, la funcionaria alertó sobre la necesidad de revertir la tendencia de los menores que se emplean, pues al hacerlo reduce sus posibilidades en tiempo para proseguir con sus estudios.
Indicó que en el caso de los menores empacadores que trabajan en las tiendas de autoservicio se hace necesario establecer un reglamento que proteja sus actividades, pues las cadenas de supermercados incumplieron una serie de compromisos que convinieron con las autoridades locales.
El reto es que los niños no trabajen, indicó, y esta es una idea que debe permear en la mentalidad de toda la población y de los propios funcionarios públicos.
Sin embargo, comentó que es necesario tener presente que existen niños que se ven en la necesidad de laborar, y esa es una realidad que no se puede negar, por lo que es necesario protegerlos.
Indicó que el DIF local puso en operación, desde el año pasado, un programa de becas para apoyar a menores que por trabajar han abandonado la escuela.
Agregó que con el propósito de que regresen a las aulas se otorgaron este año becas a 552 niños de primaria y secundaria, que consisten en un apoyo de 600 pesos mensuales que sirven a los menores para apoyar sus gastos en alimentos, vestido, calzado, pasajes o útiles.
Dijo que la meta es ampliar el programa de becas, pues ha tenido un impacto positivo en la resolución de la problemática de los menores que trabajan.
La funcionaria señaló que se está discutiendo el tiempo que se les podría ofrecer este apoyo a los menores, pues se puso en operación en 1998, y se ha dado a poco más de 300 menores.
Agregó que no deben ser los niños los que tengan que pagar las consecuencias de un sistema económico que no privilegia lo social. "Jamás debemos acostumbrarnos a ver como normal que los niños tengan que trabajar, porque en el momento en que ocurra seremos una ciudad condenada al fracaso, que apuesta al fracaso, porque si esos niños no van a la escuela, la ciudad y el país viven un presente sin futuro".
Tenemos que revertir esa concepción y estar totalmente en contra del trabajo que imposibilita el desarrollo intelectual y físico de los niños y niñas, y para ello hace falta que la sociedad tome una postura más radical para no ver como algo normal o como un mal menor el trabajo infantil.