DOMINGO 16 DE ABRIL DE 2000

Ť Destacó la importancia de crear más "sociedad"


Advierte la Cepal que el libre mercado debilita la solidaridad

Ť Conocimiento y comunicación, bases de la política actual, dice

Francisco Gómez Maza Ť La cultura económica que propicia la globalización privilegia el beneficio personal y contribuye a debilitar la solidaridad social, denuncia en su informe anual la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Por ello -se agrega en el documento- es fundamental ampliar el espacio para la realización de actividades de carácter público" en oposición "a la fuerza centrífuga que hoy tiene el espacio privado; el objetivo es crear más sociedad".

Afortunadamente, de acuerdo con la Cepal, la euforia privatizadora se encuentra hoy en una fase de reflujo hacia la búsqueda de un equilibrio entre el rol del Estado, el del mercado y el de la sociedad.

De acuerdo con la Cepal, la preocupación de que la sociedad desempeñe un papel protagónico y el mercado disminuya su influencia ilustra este reflujo, en que empieza a valorarse la cohesión social y la extensión de la ciudadanía.

"No es casual que las voces que alertan sobre la desintegración social clamen también por el ejercicio de una 'ciudadanía extensiva', y que estas voces se levanten desde una gama de actores, entre los que se incluyen los gobiernos, la academia, las organizaciones sociales y no gubernamentales, la Iglesia, los movimientos culturales, los organismos internacionales, entre otros", reconoce la Cepal.

La comisión destaca la relación que se plantea entre la ciudadanía y los nuevos movimientos sociales que han surgido desde la década de 1980 y encarnan formas novedosas de reclamar derechos y ejercerlos.

Sintomáticamente, los movimientos sociales protagonizados por grupos que no acceden al poder del Estado ni se sienten representados por el sistema político, tienen mayor eco en el espacio público cuando se vinculan con el tema de la ciudadanía, manifiesta el informe.

Tal es el caso de los derechos postergados, como puede ser el derecho a la tierra, a la justicia, a la lengua, a la transparencia pública o a la protección social, reconoce la Cepal.

De este modo -añade- los movimientos sociales que logran interpelar a la política y al conjunto de la sociedad son organismos contra las violaciones de los derechos humanos, marchas contra el hambre y contra la corrupción, acciones contra la discriminación, y el abuso de mujeres y de niños y grupos con reivindicaciones étnico-culturales que logran, al menos esporádicamente, volver a sensibilizar a la opinión pública en torno a problemas que trascienden las preocupaciones privadas y particulares de cada individuo.

De esta manera, la base material y simbólica de las democracias ya no descansa exclusivamente en un tipo de economía o de institucionalidad política, sino también cada vez más en el uso ampliado del conocimiento, la información y la comunicación. La disposición de destrezas en el campo de la información y la comunicación expande la posibilidad de ser ciudadano y brinda mayores opciones a grupos que actualmente se ven privados de un cabal acceso a la justicia, a los beneficios de la política social, al diálogo político, a la comunicación social y al reclamo contra toda forma de discriminación, dice el informe de la Cepal.

Estas destrezas también constituyen un activo que incrementa significativamente las oportunidades futuras de empleo y de movilidad social y, por lo tanto, deben distribuirse de manera deliberada y como parte de una política de Estado, advierte.

Para concluir, la comisión afirma que no puede limitarse a la acción del mercado la distribución de activos en el campo de la informática y de los nuevos modos de adquirir y usar información y conocimientos. "Un mundo futuro dividido entre informatizados y no informatizados será tal vez más contrastante que la división que estamos superando entre alfabetizados y analfabetos. Reproduciría brechas tanto en las capacidades productivas como en la posibilidad del ejercicio de la ciudadanía", concluye.